La proporción de mujeres jóvenes que se casaron en la infancia ha descendido del 21% al 19%”, sin embargo es factible la erradicación de esa brutal costumbre

Aproximadamente doce millones de niñas son obligadas, anualmente, a casarse, de acuerdo con las cifras más recientes dadas a conocer por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Un nueve por ciento de los casos tiene lugar en América Latina y el Caribe, según lo indicado por la agencia especializada mundial, en el informe que dio a conocer el 2 de mayo.

La erradicación de esa brutal costumbre patriarcal, es factible, y requiere que las niñas afectadas, y sus familias, cuenten con apoyo institucional sostenido, aseguró, por su parte, la directora ejecutiva de Unicef, la estadounidense Catherine Russell.

Al dar a conocer la divulgación del documento, Noticias ONU -la agencia informativa de Naciones Unidas-, denunció que, “en todo el mundo, se calcula que 640 millones de niñas y mujeres que viven hoy en día se casaron en la infancia, es decir, 12 millones de niñas al año, según la última estimación mundial incluida en el análisis”.

El medio de comunicación indicó, asimismo, que “la proporción de mujeres jóvenes que se casaron en la infancia ha descendido del 21% al 19%”, tendencia a la baja que ocurrió durante los pasados cinco años.

“Sin embargo, a pesar de este progreso, las reducciones mundiales tendrían que ser 20 veces más rápidas para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible de poner fin al matrimonio infantil para 2030”, advirtió.

Noticias ONU hizo, así, referencia al proceso que, conducente a la determinación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), inició en la conferencia global que tuvo lugar del 4 al 15 de setiembre de 1995, en la capital de la República Popular China, cuando fueron aprobadas la Plataforma de Acción de Beijing, y la Declaración de Beijing -que tomaron su nombre de esa ciudad.

La plataforma, consistente en seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.

También señala que su propósito central consiste en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.

Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.

La plataforma es complementada, desde 2015, por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los ODS, que consisten en 17 metas establecidas para cumplirse, a más tardar, para 2030.

El quinto de los ODS se refiere, específicamente, a “Igualdad de Género”, y apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básico sino que es crucial para el desarrollo sostenible.

También determina la necesidad de “eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y las mutilaciones genitales femeninas”.

En la nota informativa sobre el más reciente estudio de Unicef, el medio de comunicación mundial explicó que “las niñas que se casan en la infancia, se enfrentan a consecuencias inmediatas y para toda la vida”.

Entre otras situaciones, “tienen menos probabilidades de permanecer en la escuela, y se enfrentan a un mayor riesgo de embarazo precoz, lo que a su vez aumenta el riesgo de complicaciones de salud y mortalidad infantil y materna”, precisó.

“Esta práctica también puede aislar, a las niñas, de su familia y amigos, y excluirlas de la participación en sus comunidades, lo que afecta gravemente a su salud mental y su bienestar”, indicó, a continuación.

Noticias ONU presentó un desglose de datos, por región, contexto en el cual América Latina y el Caribe es la zona que aparece en tercer lugar, en materia de matrimonios tempranos, después de Asia Meridional y África Subsahariana.

Según esta sectorización, “en América Latina y el Caribe hay 58 millones de niñas casadas, un 9% del total mundial”.

“Sin embargo, el informe advierte que la región se encamina a tener el segundo nivel regional más alto de matrimonio infantil para 2023, solo por detrás de África subsahariana”, pronosticó.

“Asia Meridional sigue impulsando las reducciones mundiales y está en vías de eliminar el matrimonio infantil en unos 55 años, señala el informe”, indicó.

“Sin embargo, la región sigue albergando a casi la mitad -45%- de las niñas casadas del mundo”, agregó.

Entretanto, “África subsahariana, que actualmente tiene la segunda mayor proporción mundial de niñas casadas -20%-, está a más de 200 años de acabar con esta práctica al ritmo actual”, informó, a continuación.

Además, la aceleración del crecimiento demográfico se presenta como un factor que “parece que aumentará el número de niñas casadas, en contraste con los descensos previstos en el resto del mundo”, advirtió.

Citada en la nota informativa de Noticias ONU, Russell presentó un panorama general desalentador en cuanto a lograr la erradicación del tóxico fenómeno social.

“El mundo está sumido en crisis sobre crisis, que están acabando con las esperanzas y los sueños de los niños vulnerables, especialmente de las niñas, que deberían ser estudiantes, no novias”, reflexionó, en calidad de advertencia.

En opinión de la experta, “las crisis sanitarias y económicas, la escalada de los conflictos armados, y los efectos devastadores del cambio climático, están obligando, a las familias, a buscar una falsa sensación de refugio en el matrimonio infantil”.

“Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para garantizar sus derechos a una educación, y a una vida empoderada”, agregó.

Al respecto, precisó que “hemos demostrado que el progreso para acabar con el matrimonio infantil es posible”, lo que “requiere un apoyo inquebrantable a las niñas y familias vulnerables”.

Russell aseguró que ello implica que “debemos centrarnos en mantener, a las niñas, en la escuela, y asegurarnos de que tengan oportunidades económicas”.