Aparentemente eclipsada por su esposo, Frida se mantenía como esposa amorosa, rebelde y libertina, sin dejar de pintar
La pintora mexicana Frida Kahlo, durante su vida vivió a la sombra de Diego Rivera, no por sumisión –ella siempre fue una mujer autónoma y de espíritu libre-, sino por la grandeza de la obra pictórica de su compañero en ese momento histórico
En aquella época de efervescencia política cultural, en que el arte juntó “al sapo y la palomo “, Diego era el líder, el gran maestro y el artista más importante de México, y Frida, su pupila, admiradora y más tarde, su esposa.
Aparentemente eclipsada por su esposo, uno de los máximos exponentes de la pintura realista, cubista y muralista en Latinoamérica y referente global del arte, Frida se mantenía como esposa amorosa, rebelde y libertina, sin dejar de pintar, incluso, durante sus convalecencias tras decenas de operaciones quirúrgicas, que la mantuvo postrada en cama durante largos periodos.
Mientras Diego pintaba los murales industriales en el Instituto de Artes de Detroit, exhibía sus obras en el Museum of Modern Art, MOMA, en Nueva York, rompiendo récord en asistencia, Frida, marcada por el infortunio, pintaba su rostro y dificultades por sobrevivir. Años más tarde Diego creaba una de sus obras más conocidas, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, trabajó el Mural en el Palacio Nacional y el Mural en el Teatro de los Insurgentes. Era todo un artista consumado, vitoreado.
Sin creer mucho en su talento, en 1937, Frida -toda humildita- hizo una exposición en París y su obra “Autorretrato-El marco”, se convirtió en el primer cuadro de artista mexicano adquirido por el Museo del Louvre, su primer gran triunfo. Un año antes de su muerte (a los 47 años de edad), en la Ciudad de México se organizó la única exposición individual de ella en su país, durante su vida.
Muere la artista en 1954 y Diego en 1957. Comienza la leyenda, exposiciones y subastas de arte. Retrospectivas de ambos, individual y colectivas, acontecieron en diferentes partes del mundo, desde México, Nueva York y Francia, Países Bajos, hasta Moscú.
La obra de Diego, «Baile de Tehuantepec», de 2 metros de largo y 1.63 metros de ancho, fue subastada por 15.7 millones de dólares, estableciendo en el 2016 una nueva marca en la venta de arte latinoamericano.
Pero el año pasado (2021), la mujer que dijo “Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida: uno es del tranvía, el otro es Diego. Diego fue el peor de todos”, logró su segundo gran triunfo, estableciendo un nuevo récord en el mundo del arte latinoamericano, con la venta del autoretrato “Diego y yo”, de 30 x 22.4 centímetros, que alcanzó los 34.9 millones de dólares.
«Si actúas como si supieras lo que estás haciendo, puedes hacer lo que quieras», Frida Kahlo.