No es justo que sean las mujeres las responsables de evitar los femicidios. Es necesario devolver a los hombres la responsabilidad de su violencia.

Ayer lunes 26 de diciembre ocurrió en Costa Rica el femicidio número 26 del 2017. A menos de dos semanas de concluir este año, se alcanzó la lamentable suma de muertes a mujeres del año pasado, pese a las campañas anti violencia del Instituto Nacional de la Mujer y de otras organizaciones que impulsan y velan por la igualdad de género y el respeto a los derechos humanos de las niñas y las mujeres.

Si comparamos estas muertes con los 104 femicidios acontecidos en el 2016 en Ciudad México, que cuenta con 9 millones de habitantes, entonces es realmente alarmante las 26 mujeres asesinadas en Costa Rica, un país con apenas 4 millones de habitantes.

Pero no se trata de compararnos con los mejores o los perores, sino de llamar la atención de manera enfática sobre el femicidio, que es la más grave de las violencias de género, cuando la persona es asesinada por su condición de mujer, usualmente a manos de su pareja actual o pasada, o de otro hombre con quien no tiene o tuvo una relación de pareja. “No es un ‘homicidio’ común, sino producto normalmente de una violencia escalonada y una relación desigual entre la mujer y el hombre femicida”, según describe el Observatorio de la Mujer del Poder Judicial.

Lo peor de la situación es que son más los consejos dados a las mujeres para evitar la violencia contra ellas, que son las víctimas, que los dirigidos a los hombres, que son los imputados. Por ejemplo, madres y padres, representantes de instituciones públicas y organizaciones religiosas, exhortan a las mujeres a no salir tarde en la noche a menos de que sea con un hombre (obviamente esposo o compañero sentimental), vestirse recatadas para que no les falten el respeto, no discutir ni llevarle la contraria al marido cuando ha tenido un día pesado, esté tenso o incómodo por alguna situación, no salir con amigas que a él no le agradan, evitar comentarios que podrían interpretarse como una invitación a ser irrespetada, tener la casa limpia y ordenada para que él no se moleste, no discutirle cuando está borracho para que no le entre el “guaro-vaquero”. No seguir estos consejos significaría provocar una disputa que podría conllevar al crimen, o sea, ellas son las principales responsables de prevenir la agresión y de no hacerlo correctamente, entonces son culpables de que las maten.

Lo correcto

No es justo que sean las mujeres las responsables de evitar los femicidios. Es necesario devolver a los hombres la responsabilidad de su violencia. Si bien es cierto que hay que enseñarles a las mujeres a cuidarse y prevenir cualquier tipo de atropello contra ellas, es mucho más importante la prevención dirigida a los hombres.

Desde pequeños hay que educar a los hijos varones a respetar a todas las personas indistintamente del sexo. Hay que instruirlos en la igualdad y equidad de género, en la necesidad de contener los celos, la ira, los comentarios discriminatorios y las frases denigrantes en contra de las mujeres.

Hay que reprobar las conductas machistas y agresivas de los hijos en contra de las mujeres, en vez de reprimir a las hijas y hacerlas sentir culpables de cualquier acto de violencia hacia ellas.