Los puestos de liderazgo pueden ser llevados a cabo por mujeres profesionales, porque somos capaces de balancear nuestra vida personal con nuestras demás actividades.
Los estereotipos sociales y los roles de género han encasillado a las mujeres con el cuidado del hogar y con aspectos emocionales. En la actualidad el llamado “techo de cristal” en la desigualdad de género se refiere a que existe un tope para las mujeres que buscan realizarse profesionalmente debido a un conjunto de “obstáculos invisibles”, que en realidad tienen que ver con estereotipos sociales.
Se ha ido demostrando a través del tiempo que como mujeres somos capaces de concluir carreras técnicas como las ingenierías en las cuales hace unos años atrás solo eran cursadas por hombres. Se ha demostrado también que los puestos de liderazgo pueden ser llevados a cabo por mujeres profesionales y que somos capaces de balancear nuestra vida personal con nuestras demás actividades.
Desde un punto de vista de barrera mental, como mujeres apelamos a una falta de equidad de género, sin embargo, somos nosotras mismas las que muchas veces no nos apoyamos ni reconocemos a nuestras compañeras para que puedan surgir en posiciones de liderazgo.
El modelo ético de “sororidad” es que el que nos va a llevar desde una conciencia feminista a realmente cambiar el patrón. Por eso es de gran importancia que desde la primera infancia se trabaje en la apertura de los niños y niñas, con temas de nueva masculinidad, equidad en derechos y deberes y empoderamiento de las niñas.
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Por Carolina Masís Solano, Project Quality Lead Bayer Costa Rica