“Soy persona NO objeto”, “Mi escote y falda NO andan en búsqueda de usted”, “Enagua, pantalón, respétame cabrón”, son algunas de las consignas escritas en pancartas por participantes en contra del acoso callejero.
El acoso sexual callejero va camino a dejar de ser la contravención actual, sancionada mediante multa, para convertirse en delito, castigado penalmente.
La Alianza Colectivos, un conglomerado de organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres en Costa Rica, decidió hace algunos meses iniciar, en el marco de una mesa de trabajo, la elaboración del Proyecto de Ley Contra el Acoso Callejero.
La iniciativa se centra principalmente en el hostigamiento sexual en espacios públicos contra la población femenina, aunque apunta a penalizar –con la esperanza de erradicar- todo tipo de acoso en las calles de este país.
La acción fue dada a conocer en la Asamblea Legislativa, por las dirigentes de casi una decena de agrupaciones, así como activistas independientes, y recibió durante la actividad, el apoyo de diputadas integrantes del Grupo de Mujeres Parlamentarias lo mismo que de diputados de diferentes partidos.
El proyecto –cuya presentación al parlamento está prevista para diciembre-, prevé, entre sus puntos centrales, reformar el Código Penal, para establecer el delito del acoso callejero.
En ese sentido, plantea determinar las sanciones de acuerdo con el grado de la ofensa, estableciendo, entre otros conceptos, que “si una persona es reincidente, o el acoso callejero es dirigido a menores de edad, personas con discapacidad, o adultos mayores, la sanción debe ser mayor”, explicó la portavoz del Colectivo Acción Respeto, Alejandra Arburola.
Además, “si la persona se encuentra culpable de este delito, (ello) se debe incluir en la hoja de delincuencia”, agregó.
Igualmente, “se debe asegurar que los cuerpos policiales tengan capacitaciones sobre violencia de género y acoso callejero, para que estén más familiarizados con la problemática”, indicó.
La iniciativa plantea, asimismo, la elaboración de un protocolo de atención a casos de acoso sexual en espacios públicos, para fortalecer la atención a las víctimas, y para definir el papel de las diferentes instituciones involucradas en el tema.
En apoyo a las víctimas, el proyecto apunta, asimismo, a la simplificación del proceso de denuncia, al establecimiento de medidas cautelares, y a la creación de un registro policial de denuncias por acoso callejero.
Angela Delgado, dirigente de la Alianza Colectivos, explicó que “es, en el espacio público, donde se ejerce violencia de género contra las mujeres, contra población trans (transgénero), contra población Lgtbi (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, intersexuales)”.
En ese sentido, y al expresar que el proyecto no se visualiza como aplicable exclusivamente a la defensa de los derechos de las mujeres, Tatiana Saprissa, coordinadora de la organización Piropos o Acoso, aclaró que “la lucha de género no es sólo para la mujer”.
“Abogamos, también, por el acoso callejero (…) a la comunidad Lgbti, y también, incluso, queremos penalizar, como delito, el acoso racista y xenofóbico”, agregó, para precisar que “es cualquier tipo de acoso que suceda en la vía pública, (algo) que nos afecta a todos y a todas”.
“Si bien el caso del acoso hacia la mujer es reincidente, queremos ser totalmente inclusivas, desde una campaña sumamente enfática, y no dejar en el olvido la muerte de las 23 mujeres, ya, que va en el año”, planteó, en alusión a los femicidios ocurridos en lo que va de 2015 en el país.
“Son femicidios que han sucedido, que no deben ser olvidados”, reflexionó.
De acuerdo con datos del Inamu, los femicidios en el país se dispararon, de los 25 registrados en 2003, a 39 en 2009, y a 42 en 2011, para bajar a 26 en 2012, y a 18 dos años después.
El caso de Gerardo influyó en el reavivamiento del tema
El anuncio de la redacción del proyecto de ley se enmarcó en la conmoción generada por la denuncia, formulada el 4 de este mes en redes sociales, por el joven Gerardo Cruz, quien captó, durante varios minutos, en el sector peatonal de la céntrica Avenida Central capitalina, la acción de un acosador.
El hombre caminó, detrás de una quien lucía un vestido de falta corta, tomando, con un teléfono celular ubicado por debajo del nivel de la cintura, imágenes de los glúteos y las piernas de la mujer.
Cruz, de 22 años, captó, en video con su propio celular, la acción del acosador, tras lo cual advirtió, a la víctima, de lo ocurrido
–aconsejándole formular la denuncia policial del caso-, y, de inmediato, siguió al acosador, cuestionándole, severamente, la acción.
El hombre, quien caminaba rápidamente, abordó un taxi, para alejarse del lugar.
El video de Cruz se tornó viral en redes sociales, causando ira y fuertes cuestionamientos de parte de la mayoría de usuarios.
La noche del 7 de este mes, cuando se disponía a conceder una entrevista a un medio televisivo local, Cruz fue agredido a puñaladas, por atacantes cuya identidad se desconoce.
Herido en el corazón, el joven fue inmediatamente hospitalizado, y sometido tres intervenciones quirúrgicas, tras lo cual se recupera lentamente.
En las afueras del hospital, centenares de mensajes son escritos diariamente por quienes llegan al centro médico para conocer el estado en que se encuentra Cruz, para expresar gratitud por la acción del joven, y para solidarizarse con familiares del denunciante quienes se mantienen en el lugar.
Entretanto, centenares de personas –mayoritariamente mujeres- participaron, nueve días después de la agresión a Cruz, en una manifestación pacífica en repudio al acoso sexual callejero y al intento de asesinato contra el joven.
“Soy persona NO objeto”, “Mi escote y falda NO andan en búsqueda de usted”, “Enagua, pantalón, respétame cabrón”, “Mi nombre no es ‘mi amor’”, son algunas de las consignas escritas en pancartas portadas por participantes en la marcha pacífica.
Si bien las autoridades policiales han señalado que no cuentan con elementos probatorios de vínculo entre la denuncia de Cruz y su apuñalamiento, la percepción general, en la población, es que ese vínculo existe.
Al respecto, en un artículo de opinión publicado el 19 de este mes, en el diario La Nación, el abogado Pablo Ureña planteó que “la relación entre el acto de denunciar y el de ser víctima de un intento de homicidio fue inmediata”.
“Se produjo una división de criterios: unos condenando el hecho delictivo sin apelaciones; otros, casi culpando a la víctima de la agresión por su exposición al momento de formular la denuncia,” agregó, en el artículo titulado “La denuncia ciudadana”.
“El intento de homicidio contra el joven denunciante no debe atemorizar a quienes tienen una actitud de compromiso con el resto de la sociedad (…) la denuncia ciudadana debe intentarse y los medios para proteger al denunciante deben ser fortalecidos a fin de que se garantice su seguridad”, recomendó.
Al respecto, Saprissa dijo que, “lamentablemente, lo que pasó ahora, con Gerardo, está revolviendo, un poco más, el tema”, y señaló que, con la redacción del proyecto, iniciada meses antes del incidente, se trata de “seguir luchando como lo hemos venido haciendo”.
En opinión de Maureen Clarke, diputada por el ex gobernante y socialdemócrata Partido Liberación Nacional (PLN) y ex ministra de la Condición de la Mujer “esto es el ejemplo vivo de en lo que se ha degenerado la cosificación del cuerpo de la mujer”.
“Y ha ido degenerándose, cada vez más, al grado de que, por lo general, los hombres se sienten con el derecho y la potestad de hacer lo que les dé la gana, públicamente, con las mujeres”, aseguró Clarke, una ex vicealcaldesa de San José.
En cuanto al proyecto, la legisladora señalo la esperanza de “contar con un texto lo más real posible, para que, efectivamente, sea penalizado el acoso en general (…) no sólo contra las mujeres”, ya que “hay acosos de todo tipo”.
“Pero, a mí me parece que, contra el cuerpo de la mujer es tan grave, tan grave, que ha pasado los límites elementales de la convivencia humana”, reflexionó.
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