La agresión machista, en Honduras, es un fenómeno social que dista mucho de detenerse, lo que se enmarca en la impunidad que protege a la mayoría de los agresores, de acuerdo con la denunciado por la directora del no gubernamental Centro de Derecho de Mujeres (CDM), Damisela Mayes.

Las denuncias de violencia de género registradas, de enero a octubre de este año, a nivel nacional, se aproximaron al rango estadístico de 14 mil, cifra que no incluyó los femicidios, señaló Mayes, en conferencia de prensa llevada a cabo, el 9 de diciembre, en la noroccidental ciudad de San Pedro Sula, el principal centro industrial maquilador textil del país centroamericano, citando datos del Ministerio Público (MP) analizados por el CDM.

En cuanto a los asesinatos de mujeres, la cifra, para el período enero-noviembre, también de este año, es algo superior a trescientos, señaló.

En materia de agresión general contra mujeres, los incidentes registrados por el MP, durante los 10 meses estudiados, fueron 13,683 -a razón de, aproximadamente, uno cada dos horas, o 12 por día-, dijo, y, al presentar el desglose por tipo de violencia, determinó que la doméstica se ubicó en el primer lugar, con 6,594 denuncias contabilizadas.

En el detalle de número de casos por mes, el CDM reveló, en su más reciente informe general, que el primer cuarto del año fue el más violento -enero (5229), febrero (4903), marzo (4145)-, mientras que, después una fluctuación, los números más bajos se ubicaron en junio y julio (3403 en cada caso), agosto (3344), y setiembre (3247), para un repunte en Octubre (3729).

De acuerdo con la definición dada por el centro, en su sitio en Internet, “la violencia doméstica incluye cualquier forma de violencia por parte de su esposo, ex–esposo, compañero, ex-compañero de hogar o en cualquier relación sentimental, independientemente de que haya cohabitación, por ello incluye las relaciones de noviazgo”.

En materia de lo que el CDM describe como fallecimientos violentos de mujeres (femicidios), la cifra preliminar de víctimas, para 2021 -en este caso, el período enero-noviembre- se ubicó en 314, según los datos que el centro recopiló e incluyó en el informe general, que cubre esos once meses, y que fue difundido en la página web de la organización.

El análisis según los respectivos grupos etarios de las víctimas, indica que en la mayoría de los casos se careció del dato (93), muestran que el más golpeado, de los identificados, fue el de 20 a 29 años (70), seguido por el de 10 a 19 años (41), y el de 30 a 39 años (38).

El rango que menos incidentes registro fue el de 80 a 89 años (1), al que siguieron los de 70 a 79 años (3), y 90 a 99 años (6), además, entre los niveles de menores de edad, el de 0 a 9 años (7).

La contabilidad, según los instrumentos utilizados para cometer esos asesinatos, mostró que, en la abrumadora mayoría de los casos, los atacantes balearon a las víctimas.

En ese contexto, los femicidios perpetrados con arma de fuego encabezaron la lista (198), seguidos por los ejecutados con arma blanca (40) -con una cifra intermedia sin dato (48)-.

El detalle por departamento (provincia) donde ocurrieron los crímenes, señala en primer lugar, a Cortés -en el noroeste, limítrofe con Guatemala- (70), en el segundo puesto, a Francisco Morazán -en el centro, donde se ubica Tegucigalpa, la capital nacional- (67), y, a continuación, a Olancho -en el sector oriental, el mayor del 18 departamentos hondureños, fronterizo con Nicaragua- (35).

Durante la conferencia de prensa, Mayes expresó que “existe una gran preocupación debido a que las estadísticas de violencia doméstica van en alza”, además de que advirtió que “estamos observando que el tema de violencia no para en el país”.

Además, “hay inquietud -y, a la vez, temor- porque muchas denuncias de agresiones violentas, en los hogares es en contra de menores de edad, es decir, niñas”, precisó.

La activista denunció, asimismo, que la mayoría de esos hechos queda impune.

“Está la denuncia, pero, a lo largo del proceso, solo se queda en el nivel investigativo, sin judicializarse”, explicó.

Ante ello, “se necesita seguir reforzando todos los órganos de investigación, y lo referente a trámites judiciales que ayuden a evitar la impunidad”, recomendó.

En ese sentido, la coordinadora de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), Margarita Bueso, planteó, en declaraciones reproducidas el 22 de setiembre por la agencia informativa española Efe, que, en el patriarcal contexto social de Honduras, la violencia de género es vista como algo normal -en particular, los femicidios-.

La tolerancia -que tiene honda raíz en la arraigada conceptualización machista de esa variante de agresión contra mujeres y niñas-, debe combatirse a partir de un radical cambio social, para lo cual es necesario emprender una labor educativa, que desarme ese modelo social, según explicó.

Mediante un esfuerzo de esa índole, es necesario llegar a concientizar a la totalidad de la población hondureña -constituida por unos 9.5 millones, de los cuales las mujeres son alrededor de 52 por ciento-, expresó.

“La violencia, en general, está empezando a sentirse normal, como que es una situación que acontece cotidianamente en el contexto hondureño, y ya no la vemos como un fenómeno que no es natural, y eso pasa con los feminicidios”, dijo, además, la especialista.

En ese sentido, Bueso subrayó que “la sociedad no puede seguir tolerando que se asesine a sus mujeres, y que se vea, esto, como un hecho natural”.

La experta hondureña precisó que, “una educación basada en el respeto a la igualdad, es imprescindible, para prevenir la violencia machista, desde edades tempranas”.

En cuanto al femicidio, la más brutal forma de violencia machista, rechazó la frecuente conceptualización de que, por ser una agresión perpetrada mayoritariamente por atacantes con algún vínculo sentimental con la víctima, se trata de una acción fruto de sentimientos en el contexto de la pareja.

Al respecto, Bueso aclaró que el femicidio “no es un crimen pasional sino un asesinato de mujeres, por el hecho de ser mujer”