Concha López, defensora española de los derechos humanos, promueve la correcta aplicación de los tratados internacionales, para asegurar que las niñas y niños migrantes estén siempre protegidos
Los derechos de las niñas y las jóvenes migrantes, tienen que constituir una prioridad para los estados de paso y destino, lo que implica contar con políticas que las protejan de los riesgos a los que están expuestas a causa de su situación de vulnerabilidad.
En la formulación de su análisis de esa situación, Concha López, defensora española de los derechos humanos -en particular de las menores de edad-, son, junto con sus respectivas familias, una población en desplazamiento particularmente riesgoso.
Por lo tanto, urge garantizar su bienestar, aseguró, en declaraciones que formuló en el marco del Día Internacional del Migrante, que anualmente se conmemora el 18 de diciembre.
Citada en el comunicado que, referido a esa fecha, la oenegé Plan International emitió el 17 de diciembre, la activista planteó, en calidad de exhortación, que “los derechos de las niñas y jóvenes migrantes, refugiadas, y desplazadas, deben ser una prioridad”.
“Con demasiada frecuencia, no se las tiene en cuenta, a pesar de los riesgos desproporcionados a los que se enfrentan, como la violencia sexual y de género”, denunció López, quien se desempeña como directora general de Plan International.
“Es por esto que, desde Plan International, consideramos que las políticas migratorias deben tener un enfoque de género orientado, entre otras cosas, a la protección y el bienestar de las niñasmigrantes”, aseguró.
Por otra parte, en declaraciones reproducidas, por la agencia informativa española Efe, la especialista aseguró que “las niñas, adolescentes, y sus familias, son las más afectadas en el contexto de la crisis migratoria y humanitaria que vivimos, sin precedente”.
López hizo, así, referencia general al fenómeno que tiene lugar globalmente, en particular con masivo destino a Estados Unidos y a Europa.
Ello, “porque se enfrentan a una violencia extrema –e incluso pierden la vida– en el camino”, explicó, según el medio de comunicación
También subrayó lo que describió como “elcompromiso inquebrantable” sobre cuya base la oenegé “insta, a las autoridades, a incrementar todos los mecanismos y servicios de protección internacional para todas estas personas desplazadas frente a cualquier tipo de violencia, así como a mejorar la información para que conozcan los derechos a los que tienen acceso en el país de destino”.
En el comunicado de nueve párrafos, Plan Internacional señaló que “se recuerda que los Derechos Humanos son inalienables, independientemente del estatus migratorio de una persona”.
Tratados internacionales
“La Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (CDN) y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), son aplicables a todas las niñas, niños y adolescentes”, planteó, asimismo.
Aprobada, el 20 de noviembre 1989, mediante se resolución 44/25, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Convención sobre los Derechos del Niño destaca, en la introducción a sus 54 artículos,“la importancia de la cooperación internacional para el mejoramiento de las condiciones de vida de los niños en todos los países, en particular en los países en desarrollo”.
Por su parte, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women, Cedaw) de Naciones Unidas, vigente desde el 3 de setiembre de 1981, define, en el primero de sus treinta artículos, el concepto central de la marginación basada sobre género.
Se trata de “toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”, indica.
Dos artículos después, determina que “los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer”.
Ello, “con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre”.
En el quinto, los Estados se obligan a, por un parte, “modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres”.
Y, por otra, a “garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos”.
Eso, “en la inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en todos los casos”.
Plan internacional
En el comunicado, Plan International señaló, en calidad de recomendación, que la correcta aplicación de estos tratados internacionales debe asegurar que las niñas y niños migrantes, las personas refugiadas y solicitantes de asilo deben estar protegidos siempre, e independientemente del lugar en el que se encuentren, frente a todas las formas de violencia”.
“Asimismo, se debe garantizar que sus derechos humanos son respetados sin discriminación alguna para lo que se requiere el firme compromiso de la toda la comunidad internacional y la definición de políticas públicas eficaces y dotadas de recursos suficientes”, precisó, a continuación
La oenegé informó, además, que, “hoy en día, 281 millones de personas en todo el mundo viven fuera del país en el que nacieron. Además, una de cada 95 personas es refugiada, desplazada interna o solicitantede asilo”.
En ese sentido, hizo puntual y detallada referencia a Centroamérica –específicamente, al Triángulo Norte: El Salvadora, Guatemala, Honduras-, lo mismo que a México.
El Triángulo -una de las regiones más violentas, a nivelmundial- es, en la región centroamericana, el mayor expulsor de migrantes.
Centenares de miles de nacionales de esos tres países -incluidas mujeres, niñas, niños, adolescentes-, cubren, en precarias condiciones, los cuatro mil kilómetros que, en promedio, separan, a esas naciones, de la frontera sur de Estados Unidos -el límite de 3,150 kilómetros que ese país comparte con México-.
La mayor parte del recorrido -caracterizado por riesgostales como corrupción burocrática, actividad de crimen organizado principalmente, reclutamiento para narcotráfico o secuestro para trata laboral o sexual, y, en el caso de las mujeres, las niñas, y las adolescentes, el riesgo de violación- se desarrolla en territorio mexicano.
La ausencia de seguridad ciudadana, las críticas condiciones socioeconómicas, la ausencia de oportunidades -y, en el caso de la población migrante femenina, en proporción considerable, la violencia de género-, son los principales factores que dan origen al incesante flujo migrante hacia Estados Unidos -y el hipotético “sueño americano”-.
Sobre ese fenómeno, Plan International informó que “el flujo migratorio en Centroamérica es cada vez más relevante”, agregando que “la población migrante en la región ha aumentado significativamente durante los últimos años”.
“En este sentido, entre 1990 y 2020 el incremento ha sido del 137%, pasando de 6.82 millones de personas a cerca de 16.2 millones”, precisó.
“Durante este periodo, los países con las tasas más altas de incremento en su población migrante han sido Honduras (+530%), Guatemala (+293%) y México (+154%). Además, el Salvador también ha experimentado un incremento del 29%”, desglosó, a continuación.
En cuanto a los peligros implícitos en el recorrido, la oenegé indicó que, “un estudio realizado en el marco de los programas de Plan International en la región, entre más de 820 personas migrantes de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, revela que más de 1 de 3 de las encuestadas identificaban los riesgos físicos como los más preocupantes en situaciones de la ruta migratoria”.
Sobre esa situación, en un estudio que dio a conocer el 14 de febrero de 2023, Plan International informó que la agresión de género es una de las razones para emigrar mencionadas por mujeres adolescentes del Triángulo.
También consideran que la violencia, en términos generales, constituye un problema endémico en sus lugares de origen.
Las encuestadas para el análisis -enmarcadas en el grupo etario de 15 a 19 años- también coincidieron en destacar, a la enseñanza, como un instrumento clave para superar la situación, al tenor de la información incluida en el estudio titulado “Mujeres adolescentes en crisis: la vida en contextos de movilidad en la región de Centroamérica y México”.
Entre otros datos ilustrativos de esa dramática realidad, la oenegé precisó que “una de cada cinco mujeres adolescentes encuestadas piensa que la violencia sexual o por razón de género es motivo para migrar”.
Además, “una de cada tres mujeres adolescentes encuestadas en los cuatro países piensa que el género es un factor determinante a la hora de migrar debido a la violencia”, agregó la oenegé fundada en 1937, en España.
A ello, se suma el dato de que “casi una de cada tres mujeres adolescentes encuestadas cree que las mujeres sufren especialmente violencia física y sexual en el domicilio u hogar por parte de personas conocidas o del entorno familiar”, precisó Plan International.
De acuerdo con lo observado en el informe, “las adolescentes entienden que la educación, idealmente, mejorará su vida”, y “hablan de sus escuelas como espacios de socialización, cariño y protección, especialmente en los casos en los que la violencia es una constante en sus entornos”.
Foto: Krishna Das