Tres defensoras de los derechos de las mujeres de Afganistán exigieron, al fundamentalista régimen talibán, violentamente instalado en el país asiático, que deje sin efecto la represiva política de prohibir, a la población femenina, el acceso a la educación.
También formularon, a los líderes del Grupo de 20 (G20) países más industrializados, a formular similar llamado a ese gobierno, de acuerdo con lo que las activistas plantearon en una campaña mundial que lanzaron, el 17 de octubre, en la red social Avaaz.
Asimismo, expresaron, a los gobernantes de naciones musulmanas, la necesidad de aclarar, a los talibanes, que el islam prevé la educación de niñas y mujeres.
En la introducción al texto de la campaña, Malala Yousafzai, la joven defensora del derecho de las menores a educarse, expresó, a potenciales adherentes a la iniciativa, que “los talibanes intentaron matarme mientras luchaba por la educación de las niñas”.
Yousafzai aludió así al incidente ocurrido, hace nueve años, en Afganistán.
“Y ahora acaba de pasar un mes desde que, en Afganistán, los talibanes impiden acudir a millones de niñas a la escuela”, agregó.
“La situación es desesperada y nuestras hermanas de Afganistán necesitan ayuda”, aseguró.
“Así que te pido personalmente que te unas a mí y a las defensoras afganas de los derechos de las mujeres Zarqa Yaftali y Shaharzad Akbar para exigir a nuestros mandatarios que hagan lo necesario para que todas las niñas afganas regresen a la escuela”, agregó, en su exhortación a apoyar, mundialmente, la campaña.
En un llamado específico “a los talibanes y a los líderes de todo el mundo”, las promotoras del esfuerzo señalan, en el texto, que, “hace un mes, los talibanes cerraron la puerta de las escuelas a millones de niñas afganas, quitándoles no solo la educación sino también su futuro”.
“Afganistán es ahora el único país del mundo que prohíbe la educación a las niñas. Los líderes de todo el planeta deben tomar medidas urgentes y decididas para que cada niña afgana vuelva a la escuela”, agregan.
Por lo tanto, “a las autoridades talibanes” les reclaman que “aseguraron al mundo que respetarían los derechos de las niñas y las mujeres, pero le están negando a millones de ellas su derecho a aprender”.
En consecuencia, “reviertan la prohibición que de facto existe sobre la educación de las niñas y reabran las escuelas secundarias femeninas inmediatamente”, agregan.
Respecto “a los líderes de las naciones del G20”. expresan que, “discutir la importancia de la educación no es suficiente”.
Y los exhortan a “exigir a los talibanes que permitan que las niñas acudan a la escuela y proporcionen fondos urgentes para financiar un plan educativo coordinado para todos los niños y niñas de Afganistán”.
También plantean, “a los líderes de países musulmanes”, que “la religión no justifica que las niñas no vayan a la escuela”.
“Déjenle esto claro a los líderes talibanes haciendo declaraciones públicas sobre el
imperativo islámico a favor de la educación femenina completa”, recomiendan.
En opinión de las tres defensoras, “cuanto más tiempo pasen las niñas fuera de la escuela, más improbable será que regresen”, razón por la cual formulan la exhortación general a unirse “a nosotras para exigir a los líderes de todo el mundo que defiendan el derecho de las niñas afganas a aprender y liderar”.
Respecto al tema del acceso de género al sistema educativo nacional, la activista por ese derecho, Yousafzai planteó, en un artículo de opinión que publicó, el 17 de agosto, en el diario estadounidense The New York Times, la urgente necesidad de ayudarlas.
“En este momento crucial, debemos escuchar las voces de las mujeres y niñas afganas”, quienes “piden protección, educación y la libertad”, expresó la joven cuyo activismo le significó, en 2012-cuando tenía 15 años- un atentado talibán, a balazos, del que, siguiendo un complejo y prolongado proceso médico, en Europa, logró recuperarse.
“No es demasiado tarde para ayudar al pueblo afgano, en particular, a las mujeres y los niños”, pero “no tenemos tiempo que perder”, planteó.
“Las niñas y mujeres jóvenes afganas están de nuevo en una situación en la que he estado: desesperadas por la idea de que otra vez no se les permita estar en un salón de clases o sostener un libro”, precisó.
“Algunos miembros de los talibanes han dicho que no le negarán a las mujeres y a las niñas la educación”, indicó, en referencia a declaraciones de dirigentes del grupo quienes, según observadores internacionales, han tratado, desde que tomaron el poder, de presentar una improbable imagen menos radical.
“Pero dados los antecedentes de los talibanes de reprimir violentamente los derechos de las mujeres, los temores de las afganas son bien fundados”, planteó Yousafzai, quien, en 2014
-a la edad de 17 años-, se convirtió en la persona receptora más joven, hasta ahora, del Premio Nobel de la Paz -y de cualquiera de los galardones Nobel-.
Yousafzai aludió, así, a declaraciones del vocero talibán, Zabihullah Mujahid, quien, en conferencia de prensa llevada a cabio el 17 de agosto -dos días después de violentamente instalado el régimen-, aseguró, entre otras promesas, que el gobierno respetaría los derechos de la población femenina afgana.
Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996) -tras la ocupación militar (1978-1992) por parte de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)-, el grupo Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio afgano.
La violenta administración talibana -caracterizada por las brutales violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar, encabezada por Estados Unidos.
No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.
Tras el retiro, hace poco más de un mes, de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la nueva ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó el control de Kabul, el 15 de agosto de este año.
En declaraciones difundidas, el 19 de agosto, por la Organización de las naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la Cultura (Unesco), la presidenta ejecutiva de esa entidad, la francés Audrey Azoulay, planteó que las afganas deben estar en condiciones de ejercer, libremente, el derecho a educarse.
Igualmente, la funcionaria de ascendencia marroquí, planteó la necesidad de que no haya vuelta atrás en el progreso que se logró allí, en materia de género, durante las dos décadas que los talibanes no gobernaron (2001-2021).
“La educación debe continuar, para las niñas y las mujeres”, expresó Azoulay, quien, a continuación, dijo que “el futuro de Afganistán depende de ellas”.
En la visión de la jerarca de Unesco, “no hay que perder los importantes progresos realizados en el país, sobre todo en materia de educación”.
“Nada debe obstaculizar el derecho fundamental a la educación, especialmente, para las niñas y las mujeres”, reafirmó.