El dictatorial régimen afgano talibán ha desaparecido a cuatro dirigentes feministas en las primeras semanas de este año, de acuerdo a lo denunciado por Naciones Unidas.

Dos de ellas fueron capturadas al inicio de febrero, indicó la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (United Nations Assistance Mission in Afghanistan, Unama), según versiones periodísticas internacionales.

Se trata de Zahra Mohammadi y Mursal Ayar, informó la Agence France Presse (AFP), que citó, como fuente, a una activista quien, por seguridad, solicitó que no se la identificara.

Ambas fueron detenidas, según la militante feminista anónima.

Mohammadi es una odontóloga quien se desempeña en una clínica, indicó.

El arresto de Ayar ocurrió luego de que una compañera de trabajo le solicitó su dirección, usando como excusa que debía entregarle, personalmente, su salario, agregó.

“Es así como la atraparon”, dijo la activista, al medio de comunicación francés.

“Los talibanes la encontraron, y la arrestaron”, explicó, a continuación.

En el caso de Ayar, su padre también fue detenido, precisó.

El padre de Mursal también fue detenido, según esta militante, que inicialmente anunció por error el arresto del padre de Zahra.

Unama indicó, el 3 de febrero, que solicitó, en carácter de urgente, información, al Ministerio del Interior, “por las últimas detenciones por parte de los talibanes de dos nuevas militantes feministas señaladas en las últimas 24 horas”.

También planteó que Naciones Unidas “repite su llamado a liberar a todas las militantes feministas ‘desaparecidas’, así como a sus familiares”.

De acuerdo con los datos proporcionados por la entidad mundial, las activistas desaparecidas, este año, hasta esa fecha, son cuatro.

Creada el 28 de marzo de 2002, mediante la Resolución 1401 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el cometido general de la Unama es el de asistir, al Estado y al pueblo afganos, a establecer la base para el desarrollo y la paz sostenibles en el país asiático.

Entretanto, citados en un artículo difundido el 17 de enero, por Noticias ONU -la agencia informativa de Naciones Unidas-, expertos internacionales en derechos humanos denunciaron que la política misógina talibana está no solamente arrebatando derechos, a las mujeres, sino que está impidiéndoles trabajar, prohibiéndoles estudiar, y sumiéndolas en pobreza.

El grupo de especialistas señaló que “los gobernantes talibanes de Afganistán están institucionalizando la discriminación y la violencia de género contra las mujeres y las niñas”, y que ello ocurre “en gran escala y de forma sistemática”, indicó el medio de comunicación internacional.

“Entre las múltiples acciones contra las mujeres, destacan la prohibición de que vuelvan a sus puestos de trabajo, la exigencia de que un familiar masculino las acompañe en los espacios públicos, la prohibición de usar solas el transporte público, y la imposición de un estricto código de vestir”, agregó.

“Los especialistas consideran ‘especialmente preocupante’ la privación del derecho fundamental a la educación secundaria y terciaria de las mujeres y las niñas”, señaló, en la nota informativa que tituló “Expertos de la ONU reprueban las medidas para ‘eliminar progresivamente’ la vida pública de las mujeres en Afganistán”.

El conjunto de expertos aseguró, asimismo, que “nos preocupan los esfuerzos continuos y sistemáticos para excluir a las mujeres de las esferas social, económica y política en todo el país”.

A continuación, advirtió que, en tal contexto, “aumenta el riesgo de explotación de mujeres y niñas, incluidas la trata destinada al matrimonio infantil y forzado, así como a la explotación sexual y el trabajo forzado”.

Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el grupo fundamentalista islámico Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio afgano.

La violenta administración talibana -caracterizada por brutales violaciones a los derechos humanos, en particular los de mujeres y niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar, encabezada por Estados Unidos.

No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.

Tras el retiro, a mediados el año pasado, de las tropas estadounidenses -las fuerzas
extranjeras que mantenían la ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el
objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani,
cuando tomó, el 15 de agosto, el control de Kabul -por lo tanto, del país-.