Los derechos de las mujeres, fortalecidos durante la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer -encuentro llevado a cabo en 1995 en Beijing-, reciben, actualmente, ataques desde diversos frentes, lo que plantea el riesgo de retroceso en esa materia, planteó la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), la chilena Michelle Bachelet.
Se generalizan los enfoques políticos contrarios a la igualdad de género, señaló Bachelet, una ex presidenta de Chile (2006-2010, 2014-2018), al participar en una actividad conmemorativa del 25 aniversario de esa conferencia.
“Si la conferencia de Beijing es conocida como un momento de compromiso colectivo y fuerte con los derechos humanos, veinticinco años después el escenario es bastante diferente”, contexto en el cual “estamos viendo estos derechos, especialmente los derechos de las mujeres, bajo ataque en muchos frentes”, advirtió Bachelet, quien fue presa política de la sanguinaria dictadura militar que gobernó a Chile desde 1973 hasta 1990.
En ese cuadro de situación, “estamos viendo retrocesos, y el resurgimiento de narrativas contra la igualdad de género basadas en la discriminación de siglos”, denunció, a continuación.
No obstante ello, “los derechos de las mujeres no son negociables”, además de que “no pueden ser una política opcional sujeta a los vientos cambiantes de la política”, subrayó.
“En otras palabras, debemos resistir todos los desafíos a la afirmación, ganada con tanto esfuerzo, de lo que sabemos: que los derechos de las mujeres son derechos humanos, en su universalidad e indivisibilidad, y para todas las mujeres, en su diversidad plena y libre”, agregó, a manera de exhortación.
Respecto a la conferencia de 1995, Bachelet aseguró que constituyó un punto de inflexión en materia de derechos de las mujeres, cuyo reclamo de equidad fue atendido en las deliberaciones desarrolladas entonces en la capital china.
“Hace veinticinco años, el grito de guerra: ¡los derechos de las mujeres son derechos humanos! condujo al hito transformacional que estamos aquí para conmemorar”, y “fue un recordatorio de que las mujeres no solicitaban ningún derecho especial, no estaban pidiendo concesiones, privilegios o derechos”, precisó.
“Lo que querían de la comunidad internacional era el reconocimiento de que, como seres humanos, las mujeres tienen exactamente los mismos derechos que los hombres”, y “pidieron el fin de la discriminación de género generalizada y centenaria que les impedía disfrutar de estos derechos humanos en pie de igualdad”, puntualizó, además.
“Hace veinticinco años, su clamor fue escuchado y respondido”, aseguró.
En cuanto a ese punto, la comisionada enumeró varios logros, entre ellos, que “aunque todavía estamos lejos de la paridad, el número de mujeres parlamentarias nacionales casi se ha duplicado”, además de que “más de 150 países ahora tienen leyes sobre el acoso sexual”, y que “más de 140 países garantizan la igualdad de género en sus constituciones”.
También indicó que “los Estados miembros de la Organización Internacional del Trabajo han adoptado convenios para eliminar la violencia y el acoso en el lugar de trabajo, y proteger los derechos laborales de las trabajadoras domésticas”, que “el porcentaje de mujeres en trabajos remunerados ha aumentado”, al tiempo que “más de 140 países garantizan la igualdad de género en sus constituciones”.
En ese sentido, Bachelet se refirió al hecho de que, con anterioridad a la Declaración de Beijing, “la discriminación contra la mujer era ampliamente tolerada, la violencia de género se consideraba un asunto privado que debía tratarse dentro de la familia, y bajo la presunción de que, como madres y esposas, las niñas no requerirían educación formal, fueron excluidas de las aulas”.
“La Declaración de la Conferencia fue un rechazo fuerte y muy esperado de estas nociones, reconoció la diversidad de las mujeres y la necesidad de abordar múltiples formas de discriminación, afirmó que su elección sobre sus cuerpos era una cuestión de derechos humanos y una piedra angular del desarrollo, y destacó la importancia de defender los derechos humanos de las mujeres a lo largo de su ciclo de vida”, explicó.
“En pocas palabras, la Plataforma de Acción de Beijing fue revolucionaria”, declaró.
Bachelet aludió así a que, entre otros temas, esa plataforma planteó el enfoque en temas tales como mujer y pobreza, acceso desigual a educación y salud, violencia de género, discriminación y violación de niñas.
Las tres conferencias previas a la de Beijing se llevaron a cabo, respectivamente, en México (1975), en Copenhague (1980), y Nairobi (1985).
Antes de asumir su cargo actual (en 2018), Bachelet se convirtió, en 2011 –en el tiempo entre sus dos mandatos presidenciales-, en la primera directora de ONU-Mujeres, agencia de Naciones Unidas dedicada a la lucha internacional por los derechos de las mujeres y las niñas.