A lo largo de la historia las mujeres hemos alzado la voz en busca de la defensa de nuestros derechos; uno de los más importantes es el voto.
El voto femenino logró una gran efervescencia sociopolítica, al fortalecer las políticas sociales del estado liberal, mediante la ampliación de los espacios para las mujeres en todos los aspectos de la sociedad.
En América Latina el primer país en aceptar el derecho al sufragio femenino fue Uruguay el 3 de julio de 1927, gracias a la lucha incansable de Paulina Luisi, hija de inmigrantes polacos.
Luisi fue pionera en su época y la primera mujer en obtener el título de bachiller y primera graduada de la Facultad de Medicina en la especialidad de Ginecología.
“Hay que tener claro que las mujeres irrumpen en la defensa de sus derechos con motivo de la Revolución Francesa. Ya para 1791, se crea una declaración para los derechos de las mujeres. Luego, a partir del siglo XIX se da una tendencia hacia la promoción de la participación directa de la mujer diversas actividades sociales, incluido el trabajo, no obstante, tendría que pasar tiempo para que después se empiece a reconocer el derecho al voto de las mujeres”, indicó el historiador Vladimir de la Cruz.
Otra mujer ejemplar en el continente fue Matilde Hidalgo en Ecuador. Ella fue pionera en ocupar cargos de elección popular, además de ser la primera en solicitar ser empadronada para las elecciones legislativas, al principio se lo negaron, sin embargo Matilde alzó la voz, pidiendo por sus derechos y le otorgaron el beneficio de votar.
Bertha Lutz, nacida en Brasil es otra mujer que defendió el derecho al voto, en este caso ella generó presión activista al presidente de ese entonces Getúlio Vargas, para que decretara el derecho al sufragio femenino en 1932.
En México, en 1922, quien defendió el derecho al voto de las mujeres fue Elvia Carrillo, quien se convirtió junto a otras compañeras de lucha, en las primeras féminas en ocupar puestos de representación popular , mientras tanto en Argentina, María Eva Duarte de Perón, más conocida como Eva Perón fue determinante para que las mujeres pudieran votar en 1947.
Mientras que en Nicaragua por ejemplo el 20 de abril de 1955 se aprobó el voto femenino. Pioneras como Josefa Toledo de Aguerri, primera feminista, Angélica Balladares de Argüello, María A. Gámez y María Cristina Zapata Malai, fueron algunas de las féminas que lucharon por ese derecho.
En el caso de Costa Rica, desde 1923 la Liga Feminista proclamó la lucha por la emancipación de las mujeres en nuestro país. Su presidenta, la abogada Ángela Acuña Braun (1888–1985), luchó por los derechos de las mujeres y de los infantes.
Desde su creación, la Liga insistió año tras año ante el Congreso para que se les reconociera a las mujeres el derecho al sufragio. Gracias a su tenacidad y su perseverancia este reconocimiento se hizo realidad en la Constitución de 1949.
El 30 de julio de 1950, las mujeres votan por primera vez en suelo nacional. Ese día se realizó un plebiscito para determinar si los caseríos de La Tigra y La Fortuna seguían formando parte del cantón de San Carlos. Es en esa elección que sale a relucir el nombre de Bernarda Vásquez Méndez, una campesina de La Tigra quien pasa a la historia como la primera mujer en ejercer el voto en Costa Rica, según el historiador costarricense Vladimir de La Cruz.
Cabe destacar, que aunque en la mayoría de los países del mundo las mujeres votan, todavía en pleno siglo XXI existen países que no lo permiten, como Arabia Saudita y Líbano.
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