Cristina Fernández, Lucía Topolansky, Rosario Murillo

Ocho países de América –menos de la mitad del total con régimen presidencial en el continente- son gobernados por administraciones integradas por mujeres en el desempeño de la vicepresidencia.

Si bien son minoría en el contexto continental, presentan variedad en sus respectivas trayectorias –incluidas una expresidenta reelegida una vez, dos ex integrantes de disueltos movimientos guerrilleros que fueron icónicos, una controversial ex ministra de defensa en el país que fue escenario de la más larga guerra interna en América Latina-.

La única ex presidenta del grupo es la centroizquierdista argentina Cristina Fernández, quien se desempeñó durante dos períodos consecutivos (2007-2011, 2011-2015) en la primera magistratura.

Habiendo sido, en diferentes períodos, legisladora –inicialmente, diputada, y luego, hasta el año pasado, senadora-, Fernández se constituyó en la segunda mujer en el desempeño de la presidencia del país sudamericano, pero la primera llegada al cargo mediante elección popular.

Su antecesora fue María Estela Martínez (1974-1976) –popularmente conocida como Isabel, o Isabelita-, quien, como vicepresidenta en el último gobierno  (1946-1952, 1952-1955, 1973-1974) de su esposo, el general Juan Domingo Perón, se hizo cargo de la presidencia cuando falleció el populista gobernante argentino.

Dos años después de haber sucedido al general, Martínez fue derrocada mediante un cruento golpe de Estado militar.

El gobierno de Fernández se caracterizó por la sensibilidad social, lo que incluyó la puesta en vigencia de legislación sobre mejoras al sistema de previsión social, matrimonio igualitario, identidad de género, aumento al presupuesto para la investigación científica.

En materia de política internacional, fue aliada de los gobiernos entonces izquierdistas como los de Bolivia, Brasil, Ecuador, Venezuela, y se opuso al cruento golpe de Estado civil-militar que derrocó al presidente (2006-2009) hondureño Manuel “Mel” Zelaya.

Fernández asumió, el 10 de diciembre la vicepresidencia argentina, cuando se instaló, para el período (2019-2023) la administración centroizquierdista presidida por Alberto Fernández, gobierno que enfrenta el severo reto de superar la crítica situación socioeconómica que heredó de la negativa gestión presidencial del derechista Mauricio Macri –masivamente repudiado por la mayoría de la población, que acuñó, contra el ex mandatario, la rítmica consigna “Mauricio Macri, la puta que te parió!”-.

En el vecino Uruguay, una ex guerrillera del internacionalmente conocido Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), está a menos de dos meses de finalizar su mandato vicepresidencial.

Se trata de la izquierdista agricultora y dirigente política Lucía Topolansky, esposa del también ex guerrillero “tupa” José Mujica –popularmente conocido como “el Pepe” Mujica-, ambos ex presos políticos del régimen dictatorial uruguayo (1973-1985).

Topolansky se incorporó, en 1967, al movimiento tupamaro -donde conoció a Mujica-, y tres años después fue capturada por efectivos policiales.

Algunos meses después, en el marco de la guerrillera Operación “Estrella”, se fugó de prisión –junto con una treintena de presas políticas-, pero fue nuevamente capturada en 1972, y –como era la práctica habitual del régimen- sometida a tortura –lo mismo física que psicológica-.

La combatiente fue puesta en libertad en el marco de la amnistía aprobada en 1985.

Superado el período dictatorial, y con el MLN-T convertido en partido político, Topolansky cofundó el Movimiento Participación Popular (MPP), con el cual se integró al actualmente gobernante (2005-2010, 2010-2015, 2015-2020) e izquierdista Frente Amplio (FA).

Por el FA, la ex guerrillera ha sido, durante casi dos décadas, diputada y senadora.

Topolansky –quien entonces, en calidad de presidenta del Senado, colocó, en 2010, a su esposo, la banda presidencial- se apresta a ser sucedida, en la vicepresidencia uruguaya, por Beatriz Argimón, quien acompañó a Luis Lacalle Pou en la exitosa fórmula presidencial del ex gobernante y derechista Partido Nacional (PN) –junto con el centroderechista Parrido Colorado- uno de los dos históricos rivales políticos de Uruguay.

Otra vicepresidenta latinoamericana quien actuó en el contexto de las guerrillas regionales de la segunda mitad del siglo pasado es la nicaragüense Rosario Murillo.

La escritora y activista intelectual fue estrecha colaboradora del periodista nicaragüense Pedro Joaquín Chamorro, un tenaz opositor a la dictadura del clan Somoza (1933-1979) quien fue asesinado en enero de 1978 por el régimen.

Murillo se incorporó, en 1969, al entonces guerrillero –y ahora nuevamente gobernante (1979-1990, 2007-2022)- Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) –que toma su nombre del general Augusto César Sandino (1895-1934), quien combatió la intervención militar estadounidense (1912-1933) a Nicaragua, y fue asesinado por orden del iniciador de la dictadura dinástica, el general Anastasio Somoza García (1896-1956)-.

Como parte de su militancia sandinista Murillo cofundó, en 1970, el grupo cultural denominado Gradas, cuyos integrantes eran opositores al régimen somocista, y, siete años después, por su trabajo político opositor y organizativo del FSLN, debió salir de Nicaragua.

Durante su exilio en la limítrofe Costa Rica, conoció al entonces líder guerrillero Daniel Ortega –actual presidente nicaragüense-, el último de sus cuatro compañeros sentimentales, con quien tuvo siete de sus 10 hijos.

Tras su regreso a Nicaragua, Murillo siguió acompañando a Ortega como coordinador (1979-1985) de la Junta De Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), y fue primera dama durante el primer período presidencial (1985-1990) del ex jefe guerrillero.

Recuperó esa posición, para los dos siguientes mandatos de Ortega como presidente (2007-2012, 2012-2017), pasando a desempeñarse, en el actual (2017-2022) como vicepresidenta.

La poderosa vicepresidenta es, simultáneamente, coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, entidad que, entre otros cometidos, rige la relación gobierno-medios de comunicación.

La gestión gubernamental de Murillo es fuertemente cuestionada por amplios sectores de la población nicaragüense, que la consideran corresponsable de la represión antiopositora que el gobierno que integra con Ortega mantiene en el marco de la violenta crisis sociopolítica que golpea, hace casi 21 meses al país centroamericano.

La vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, también se ha desempeñado en un contexto bélico interno.

Esta abogada, quien ha sido diplomática, legisladora, y dos veces (2014, 2018) candidata presidencial, ocupó, durante casi dos años, en el primero de dos períodos presidenciales del derechista Álvaro Uribe (2002-2006, 2006-2010) la titularidad del Ministerio de Defensa.

En este cargo, fue responsable, en el marco de la guerra interna colombiana –que duró alrededor de medio siglo y fue la más extensa en América Latina-, de la Operación “Orión”, una acción llevada a cabo 16-17 de octubre –pocos días después de la primera asunción presidencial de Uribe-, por efectivos paramilitares, en un sector de la nororiental ciudad colombiana de Medellín.

De acuerdo con diversas organizaciones de derechos humanos, esa acción represiva resultó, entre otras bajas, en centenares de desaparecidos.

En Venezuela –el caribeño país sudamericano golpeado una crisis humanitaria, política y de seguridad- es otra de las naciones continentales que cuentan con vicepresidenta.

Se trata de Delcy Rodríguez, una figura clave de los izquierdistas gobiernos, respectivamente, del coronel Hugo Chávez (2007-2013, fallecido en el ejercicio de la presidencia) y Nicolás Maduro (2013-2019, 2019-2025).

Durante la administración “chavista”, Rodríguez ha ocupado los cargos de ministra de la Presidencia (2016), ministra de Comunicación e Información (2013-2014), canciller (2014-2017), presidenta de la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente (2017-2018), antes de convertirse, el 14 de junio de 2018, en vicepresidenta –en reemplazo de Tareck El Aisami (2017-2018)-.

En el marco de la crisis venezolana, el cuestionado presidente, Nicolás Maduro, ejerce el cargo al tiempo que, desde enero del año pasado, el presidente de la Asamblea Nacional, el diputado opositor Juan Guaidó, se desempeña como presidente encargado (interino) del país, tras su autoproclamación.

La dramática situación nacional ha determinado el masivo exilio de aproximadamente cuatro millones de personas –incluidos niños y mujeres- quienes se han dirigido, mayoritariamente, por tierra, a diferentes países sudamericanos –principalmente, a la limítrofe Colombia-.

También en el sector su continental, Perú tiene vicepresidenta –Mercedes Aráoz-.

Tras haber sido ministra de Comercio exterior y Turismo (2006-2009), de la Producción (2009), de Economía y Finanzas (2009-2010), Aráoz llegó, en 2016, a la segunda vicepresidencia de la República, en la administración del entonces presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018).

A raíz de la renuncia de Kuczynski –en el marco de un escándalo de corrupción- y su reemplazo por el primer vicepresidente, Martín Vizcarra-, la entonces segunda vicepresidenta sustituyó, en la primera, al actual mandatario.

Aráoz es, además, una activista por los derechos de las mujeres, comprometida con la lucha contra la violencia de género y contra la desigualdad salarial entre mujeres y hombres.

En el primer caso, ha participado en manifestaciones de repudio al acoso sexual, y, al participar en 2016, en un programa de televisión, reveló que ha sido víctima de violencia emocional.

En materia salarial, fue promotora clave de la Ley 30709, que, vigente desde diciembre de 2017, prohíbe la discriminación de pago por razones de género.

Entretanto, en la política y socialmente más estable Costa Rica, Epsy Campbell se convirtió, el 8 mayo de 2018, en la primera afrodescendiente en el ejercicio de la primera vicepresidencia de la República –para el cuatrienio que finaliza en 2022-.

Simultáneamente, asumió la titularidad de la cancillería, cargo al que renunció siete meses después, en el marco de cuestionamientos por designaciones en el ministerio a su cargo.

Además de haber sido diputada durante dos períodos (2002-2006, 2014-2018), Campbell se ha desempeñado como presidenta (2005-2009) del gobernante y centroizquierdista Partido Acción Ciudadana (PAC), agrupación política por la que fue, dos veces, precandidata presidencial (2009, 2013).

La vicepresidenta es una activista por los derechos de las mujeres, en particular las afrodescendientes.

En tal contexto, se ha desempeñado como coordinadora de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas y Afrocaribeñas (1997-2001) y del Foro de Mujeres para la Integración Centroamericana (1996-2001).

También ha integrado la Alianza de Pueblos Afrodescendientes de América Latina y el Caribe, y es cofundadora del Centro de Mujeres Afrocostarricenses, así como Consultora nacional e internacional en temas tales como desarrollo de pueblos, comunidades y mujeres afrodescendientes,  derechos de las mujeres, discriminación, racismo, sexismo.

Entretanto, la región caribeña, la vicepresidencia de la República Dominicana también es ejercida por Margarita Cedeño, que está acompañando al presidente del isleño país caribeño, Danilo Medina, en los dos mandatos de su gestión (2012-2016, 2016-2020).

Se trata de la segunda mujer en el ejercicio del cargo, luego de Milagros Ortiz lo desempeñó en el mandato del presidente Hipólito Mejía (2000-2004).

Cedeño también es la segunda dominicana quien ejerció el cargo de primera dama, lo que ocurrió durante el primero de los tres períodos presidenciales (1996-2000, 2004-2008, 2008-2012) de su esposo, Leonel Fernández.

En este caso siguió a Rosa Gómez, esposa del exmandatario Hipólito Mejía (2000-2004), quien, en el primer año de su mandato creó el cargo, mediante decreto presidencial.