El estrés del trabajo, las presas y la rutina comienza a cobrar factura, es por ello que algunos expertos señalan que cuidar una huerta casera desemboca en un momento de paz y se ejercita la paciencia.
Los espacios verdes se están reduciendo en nuestros barrios, en las ciudades ya no existen, sin embargo hay personas que les gusta tener su jardín, en especial una huerta, no será como la los abuelos, pero con un poco de ingenio y materiales reciclables usted puede montar la suya.
Alex Pacheco, encargado la Finca Demostrativa de Agricultura Periurbana de la Universidad EARTH, manifestó que lo primero es valorar el tamaño de la huerta, de acuerdo al espacio disponible.
“Contar con muy poco espacio no es una restricción para cosechar, si el terreno es muy pequeño se puede trabajar con cajas productivas y/o “salchichas de cultivo”, expresó Pacheco.
Una caja productiva es, como su nombre lo indica, una caja hecha con materiales reciclados para sembrar hortalizas y funciona para cualquier ambiente. La “salchicha de cultivo” es una botella plástica que también funciona como sembradío.
Manos a la obra
Si tiene patio o jardín y quiere hacerlo ahí, Pacheco recomienda primero depositar las semillas en semilleros y luego trasplantar a la tierra, eso sí, es necesario eliminar la maleza y para enriquecer el suelo puede utilizar abono orgánico o «compost», lombri compost y/o estiércol de animales de corral.
Para la caja productiva ocupa un recipiente de plástico o estañón, latas de aluminio, tubos de PVC, segueta, navaja, perforador, una llanta vieja y plástico negro.
En el caso de las salchichas de cultivo, los materiales son botellas plásticas con tapa, plástico tubular, bolsas de basura o hasta un pedazo de un pantalón, y mecates.
Un detalle importante es la luz solar, Álvaro Chaves del Ministerio de Agricultura comentó que se necesitan al menos seis horas de luz, aunque sea por medio de las láminas de plástico transparente, la huerta urbana no puede ponerse en una cochera.
“Si tiene una canasta consiga tierra abonada, ahí se pueden sembrar distintas semillas como culantro, cada 15 centímetros se hace un surco, se deposita y se tapa, luego se cubre con papel periódico y se humedece”, añadió Chaves, quien indicó que es necesario forrar la canasta para evitar que la tierra se riegue.
Lechuga es otra opción, se sigue el mismo procedimiento, se cubren con papel por dos días, luego se les retira para que crezcan, a los 20 días hay que trasplantarlas en una caja, las mismas se colocan en las esquinas y en los centros, caben seis en ese recipiente.
Ojo, las canoas viejas o plásticas, los tubos de PVC y las cañas de bambú gruesas también funcionan, en el caso de la caña hay que cortarla de forma longitudinal. Chaves recomienda usar botellas desechables de dos o tres litros, cortarlas un poquito arriba de la mitad. Hay otra forma de usar la botella, se ponen de pie, se hacen unas ventanitas a cada lado y se guindan.
“Para sembrar chile o tomate se necesita un recipiente más grande, por ejemplo un galón de helados y cuando las plantas tengan unos 20 centímetros de tamaño se pasan a otro semillero, ojo, todos necesitan un drenaje”, señaló Chaves.
A esta lista de cultivos se unen albahaca, rábano, arrúgala, yerbabuena, entre otros.
Beneficios
Según Pacheco, debido al crecimiento de las ciudades cada vez menos personas tienen fácil acceso a alimentos frescos y de bajo costo, por lo que las producciones en espacios reducidos se convierten en una opción saludable y económica.
“Los sistemas de agricultura urbana ofrecen una manera práctica de cultivar vegetales de uso común, ayudando a promover la seguridad alimenticia y una adecuada nutrición. La agricultura urbana y periurbana puede darle beneficios a familias, así como a organizaciones de mayor consumo como escuelas y restaurantes”, declaró el experto de la EARTH.
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