Argentina inaugura un ministerio que, entre otros cometidos, debe combatir las violencias de las cuales son objeto las mujeres, y cuya primera titilar es una feminista, además de  abogada penalista especializada en derechos humanos, quien se describe como una militante a quien, ahora, corresponde desempeñarse como ministra.

Se trata del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y de la abogada Elizabeth Gómez Alcorta, quien considera esencial comenzar a crear conciencia sobre las desigualdades de género –las evidentes y las invisibilizadas-, una de cuyas expresiones es la violencia que, de diferentes maneras, sufren las mujeres.

“Son desigualdades estructurales que no va a poder cambiar un solo gobierno”, advirtió en su primera conferencia de prensa –con periodistas especializadas en temas de género-, cuatro días después de la instalación, el 10 de diciembre, del nuevo gobierno.

“Para empezar a achicar esas brechas, se necesitan políticas de Estado y un trabajo transversal con todos los ministerios”, precisó.

Esa inequidad de género se traduce en manifestaciones de agresión reflejadas, por ejemplo, en los 290 femicidios registrados, desde el 1 de enero hasta el 20 de noviembre en el país sudamericano, de acuerdo con estimaciones de organizaciones feministas.

“Igualdad y diversidad sexual es en donde estamos más atrás, en términos de políticas de Estado”, advirtió,  además de precisar que el concepto de equidad debe incluir “el sistema de cuidados” de niños y adultos mayores –labor que se suma a las demás tareas domésticas-, señaló la nueva ministra, quien planteó la necesidad de elaborar lo que describió como un plan nacional de cuidados, que apunte a “redistribuir, de otra forma, estas tareas, para que no recaigan sólo sobre nosotras”.

Al cuestionar el tradicional esquema patriarcal de división de responsabilidades, y al subrayar que las tareas domésticas realizadas por las mujeres –se desempeñen, o no, en la formalidad laboral- son dadas por un hecho y no se las reconoce, Gómez se refirió, a manera de ejemplo, al entorno familiar de su infancia.

“Mi vieja (madre) trabajaba, lavaba, planchaba, atendía a mi viejo (padre) y a nosotros, y, a mí, eso siempre me rebeló”, porque “hay una fuerte inequidad en la distribución de las tareas de cuidados”, expresó.

Al respecto, mostró un puntual y poco frecuente enfoque.

“Por ejemplo, cuando se habla de los jóvenes ‘ni-ni’ -que no trabajan ni estudian- (…) me da mucha bronca (enojo) porque las mujeres no son ‘ni-ni’”, comenzó a explicar, manifestándose con expresiones del lenguaje popular argentino.

“Las adolescentes, están cuidando a los hermanos, a la abuela, están trabajando, y son doblemente invisibilizadas”, precisó, para agregar, de inmediato, que “hay pibas (jóvenes) que dejaron la escuela, para que su mamá pueda salir a laburar (trabajar), y son adolescentes de 14 años que están cuidando a sus hermanos”.

Respecto al otro punto débil que mencionó en materia de políticas sobre género, Gómez dijo que, en lo que tiene que ver con diversidad sexual, una de las acciones prioritarias del nuevo ministerio apuntará a “asegurar el cupo laboral trans, y esto sucederá incluso antes de que exista la ley -que sabemos que es una prioridad-“.

La ministra se refirió, así, a un proyecto de ley que, presentado inicialmente en 2016, a la Cámara de Representantes, y nuevamente introducido en 2018 en la corriente legislativa, se encuentra estancado.

La iniciativa prevé que el personal de la administración pública nacional incluya uno por ciento de personas transexuales.

Gómez aseguró, además, que el nuevo ministerio centrará, simultáneamente, atención en otros sectores de la población femenina.

“También trabajaremos pensando en mujeres indígenas, mujeres en contexto de encierro, mujeres rurales, y más”, planteó la nueva ministra quien,  como abogada, ha impulsado causas de derechos humanos, incluida la defensa, en procesos judiciales por separado, de las perseguidas dirigentes indígenas y sociales argentinas Moira Millán y Milagro Sala –de quien, específicamente, dijo que “está condenada por ser mujer”-.

Al describirse como “una trabajadora, una militante a la que, ahora, le toca ser la primera ministra de las Mujeres, Genero y Diversidad de Argentina”, Gómez definió a la nueva cartera como “una conquista del movimiento de mujeres y la diversidad”, y como “un hecho histórico, porque lo veníamos pidiendo en las calles”.

La funcionaria aludió así a las masivas manifestaciones registradas a nivel nacional, en Argentina –en algunas de las cuales participó-, en reclamo de derechos de las mujeres tales como a vivir sin violencia, y al aborto sin penalización. 

“Lo conseguimos todas, y Alberto Fernández tuvo la voluntad política de crearlo”, agregó, en alusión al nuevo y centroizquierdista presidente de Argentina, quien el 10 de este mes asumió el cargo, para el período gubernamental 2019-2023 –acompañado, en la vicepresidencia, por la ex mandataria (2007-2011, 2011-2015)-.

Respecto a Fernández y a su inesperado nombramiento, la ministra relató que “lo había visto dos veces en mi vida, nunca en privado. La tercera fue cuando me ofreció el cargo. Dije que sí, inmediatamente. Es un desafío enorme, que agradezco”.

A diferencia de sus actuales colegas de gabinete –quienes llegaron, al acto de anuncio de los ministros del nuevo gobierno a bordo de automóviles conducidos por choferes-, Gómez se trasladó al lugar manejando su carro.