El gobierno del centroizquierdista presidente argentino, Alberto Fernández, ha aumentado la participación de mujeres en posiciones de toma de decisión en ministerios y otras dependencias gubernamentales, mejorando considerablemente los bajos niveles –y, en algunos casos, la calidad personal de algunas ex jerarcas- mantenidos por su antecesor inmediato, el desprestigiado y derechista Mauricio Macri.
La presencia femenina en esos cargos se disparó algo más de 14 puntos, habiendo pasado del promedio de 23.1 por ciento que caracterizó a la administración macrista (2015-2019) al 37.5 por ciento que registra el presente gobierno (2019-2023), apenas poco más de cuatro meses después de su instalación –el 10 de diciembre-.
La evaluación está contenida en un estudio que, con el título “Género y poder en el gabinete de Alberto Fernández”, fue llevado a cabo por la directora del Centro de Innovación de los Trabajadores (Citra), Paula Canelo.
Según el documento –basado sobre datos del Observatorio de las Elites, institución del Citra-, las proporciones muestran que varios porcentajes individuales actuales están por encima de la media que presentó el gabinete ministerial de la administración de Macri –caracterizada, entre otras acciones autoritaria, en la fracasada y violenta persecución judicial de la entonces senadora (2015-2019), ex presidenta (2007-2011, 2011-2015), y actual vicepresidenta, Cristina Fernández-.
La presidencia de Macri, un éticamente cuestionado empresario-, también impulsó la política de represión policial –popularmente denominada como de “gatillo fácil”-, eficientemente implementada por la politóloga Patricia Bullrich, al frente del Ministerio de Seguridad.
La gestión del pasado presidente se enmarcó, durante buena parte del cuatrienio, en masivo –y creciente- repudio popular, el que fue claramente expresado en la rítmica consigna –reiteradamente coreada en actividades públicas desde partidos de fútbol hasta conciertos, pasando por manifestaciones políticas-: “Mauricio Macri: la puta que te parió!”.
De acuerdo con el análisis de Canelo, el más alto porcentaje de jerarcas femeninas corresponde al Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad –creado por el actual gobierno y encabezado por la abogada Elizabeth Gómez-, con 100 por ciento –incluida la primera mujer trans que integra un gabinete en la historia del país sudamericano-.
En el segundo lugar figura el Ministerio de Seguridad, que presenta 61,54 por ciento, seguido por el de Educación (53,33), y las carteras de Cultura, de Turismo y Deportes, y de Ambiente (50 por ciento cada una).
A continuación, aparecen los ministerios de Desarrollo Territorial y Hábitat (44,44), Justicia y Derechos Humanos (42,86), Desarrollo Social (41,18), Desarrollo Productivo (40,91), Ciencia y Tecnología (40), Defensa (38,46).
Entre los porcentajes menores, aparecen los de la Jefatura de Gabinete (36,67), Economía (35), Interior y Presidencia (33,3 en cada caso), Salud (25), Relaciones Exteriores (21,43), Agricultura, Ganadería y Pesca (16,67).
En el fondo de las calificaciones aparecen tres ministerios con números rojos -Obras Públicas, Transporte, Trabajo-, los que no incluyen mujeres en sus respectivas cúpulas.
En declaraciones que, sobre el análisis, formuló al periódico argentino Página 12, la autora de la investigación señaló que la proporción general de la administración Fernández constituye “un porcentaje histórico”.
En ese sentido, y a manera de ejemplo, se refirió al caso del Ministerio de Seguridad, que, no obstante ser entonces encabezado por una mujer, presentaba solamente 15.3 por ciento de presencia femenina en cargos jerárquicos.
“Es realmente impresionante lo que pasa (ahora) en Seguridad, comparado con lo que era el ministerio durante la gestión de Bullrich”, dijo, en referencia a la gestión, al respecto, de la nueva titular de esa cartera, la antropóloga y educadora Sabina Frederic.
También aludió al Ministerio de Economía, y a su actual titular, Martín Guamán.
“Si bien Guzmán mostró preocupación por las cuestiones de género, esa es un área muy masculinizada, donde los circuitos de saber, de poder y de acceso a las oportunidades son muy masculinas”, precisó.
Además, “si uno lo piensa en términos históricos, son las áreas donde está no solo el dinero sino también las decisiones fuertes”, reflexionó.
El análisis de Canelo fue conocido algo más de tres meses después de que altos funcionarios gubernamentales –incluido Fernández- recibieron una capacitación colectiva en materia de género y violencia contra las mujeres.
Entre los principales colaboradores de Fernández, estuvo presente Adela Rueda, la primera mujer trans quien integra un gabinete ministerial argentino, desempeñándose como subsecretaria de Políticas de Diversidad del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad.
Se trató de un taller impartido, el segundo fin de semana de enero –por Gómez además de la socióloga y asesora presidencial Dora Barrancos-, en cumplimiento de la legislación aprobada, hace poco más de un año, en materia de combate a la violencia de género.
“Vamos a formar a las máximas autoridades del Estado, y vamos a coordinar para que, en cada uno de los ministerios y dependencias del Estado, se hagan capacitaciones certificadas por nosotras”, expresó la ministra.
En alusión al gobierno de Macri, la ministra aclaró que “esto también se hizo en la gestión anterior, con una calidad bastante débil, y creemos que, a un año de la promulgación, estamos dando un salto (de calidad) en lo que se refiere a la aplicación de esta ley”.
La funcionaria reafirmó que “esto eleva la vara, es un salto cualitativo”, y aseguró que “nadie puede decir, después de esto, que no puede hacer la capacitación”.
Gómez dijo, respecto a la incapacidad de la administración pasada en cuanto a dar cabal cumplimiento a la ley, que “esa brecha aún es enorme”, y describió el esfuerzo por cerrarla como “la tarea que tenemos que llevar adelante”.
Al señalar que se trata de una acción colectiva, que no es privativa del nuevo ministerio, invitó, a los asistentes, a “pensar qué acciones podemos hacer, en los diferentes ámbitos, que tengan un impacto concreto en la política de género”.