El trabajo liderado por Daniela Galdeado ha generado impacto a nivel internacional, en el campo científico astronómico
Una nueva barrera de género fue pulverizada en el ámbito espacial, cuando, al frente de un equipo científico, la astrónoma argentina Daniela Galdeado, investigó un sector, escasamente conocido, de la Vía Láctea, logrando un sorprendente descubrimiento: más de seiscientas galaxias.
Se trata de una red de estructuras conectada por un campo gravitacional común.
El trabajo liderado por Galdeado, oriunda de la ciudad de San Juan -la capital de la occidental y andina provincia argentina de igual nombre, limítrofe con Chile-, ha generado impacto, a nivel internacional, en el campo científico astronómico.
Al informar, el 19 de noviembre, sobre el hallazgo, el local Diario La Provincia SJ, destacó el tiempo que la investigación insumió, lo mismo que la atención que ameritó el estudio de la especialista, en un campo -el científico-tecnológico- en el cual, de acuerdo con datos de organizaciones internacionales especializadas, la diferencia de género es considerable.
“El tiempo de observación lo realizaron Daniela con su equipo en 2019 y a lo largo de los años estuvieron trabajando en la investigación”, indicó.
Además, “por su relevancia, el trabajo fue publicado y generó repercusiones en el ámbito científico astronómico de todo el mundo”.
La especialista “logró investigar en una parte del cielo poco explorada”, precisó.
“Según explicó, la joven, junto a su equipo de trabajo, conocieron que hay una estructura que está ligada gravitacionalmente en una región del cielo poco investigada y eso abre camino a nuevas líneas de investigación en el área”, señaló el periódico.
En declaraciones reproducidas ese día por el medio de comunicación sanjuanino, Galdeado
-becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), e integrante de la Facultad de Ciencia Exactas y Naturales (Fceyn) de la Universidad de Buenos aires (UBA)-, indicó que se trata de una investigación de larga data.
“Este trabajo surgió a partir de mi tesis doctoral”, el que implicó una investigación en cuyo desarrollo “había encontrado, en una pequeña región del cielo, 607 nuevas galaxias”, comenzó a narrar.
“Como eran tantas, teníamos que estudiar en profundidad esa región, ya que había más cantidad de galaxias que en otros lugares”, siguió explicando.
De modo que “seleccionamos una muestra de cinco galaxias, y aplicamos una técnica que se llama espectroscopía, que es determinante a la hora de decir si esas galaxias estaban ligadas gravitacionalmente o era un mero efecto de proyección”, agregó.
En el campo astronómico, la espectroscopía estdudia la estructura interna -incluidas temperatura y luminosidad– de cuerpos celestes -por ejemplo, estrellas-, lo que permite determinar propiedades de galaxias.
Respecto al enfoque general de la investigación, la científica indicó que “decimos que, evidentemente, hay una estructura que está ligada gravitacionalmente en esa región del cielo, que le llamamos ‘zona de exclusión’ –porque está muy vacía de información-, y que se conoce muy poco”.
“Nosotros miramos hacia el centro de la Vía Láctea, y lo que vemos es material que está presente: estrellas, gas, y polvo”, precisó.
En tal contexto, “lo que nosotros hacemos es mirar en esa dirección, pero para captar toda la radiación que proviene de fuentes extragalácticas: es decir, de fuentes ajenas a nuestra galaxia”, puntualizó, a continuación.
Al mencionar el impacto del trabajo investigativo, reflexionó en el sentido de que “ha tenido un gran revuelo internacional, porque empezamos a cubrir esa zona que antes estaba vacía” en lo que tiene que ver con información.
Por lo tanto, “poder empezar a cubrir esta zona –de la cual no hay información-, es un logro bastante importante”, aseguró.
Ello, “porque quiere decir que empezamos a conocer lo que hay por detrás de la Vía Láctea, que, antes, no se conocía”, señaló.
La atención internacional que esa investigación ha generado, “es un orgullo enorme para todo el equipo, principalmente para mí”, aseguró.
Galdeado expresó, asimismo, que “me siento muy feliz porque estoy iniciando mi carrera como investigadora y haber logrado eso me pone muy contenta”.
“Me dan ganas de seguir creciendo, aprendiendo, de seguir investigando en esta área”, dijo, además de plantear que “espero que se abran nuevos caminos y posibilidades”, y de manifestar que, “fundamentalmente, lo que sentimos, con el equipo, es orgullo”.
Sin embargo, aclaró que, “cuando uno hace investigación, no se piensa en el alcance que va a tener”.
Al respecto precisó que “lo hacemos para tratar de poder cumplir con la curiosidad personal, o del equipo de trabajo”, por lo tanto, “haber tenido ese alcance a nivel internacional, nos ha sorprendido a todos”.