Las tóxicas declaraciones de Pichetto respecto a la comunidad lesbiana, forman parte de las expresiones discriminatorias hacia la  titular del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Ayelén Mazzina

El auditor general de Argentina, el peronista de derecha Miguel Ángel Pichetto, formuló una misógina crítica a la designación, de la dirigente lesbiana Ayelén Mazzina, como titular del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, ya que, en opinión del funcionario, el cargo tendría que desempeñarlo una mujer.

Al formular la afirmación, mientras era entrevistado, el 17 de febrero, en un programa de televisión, admitió -aunque en tono de broma pesada-, que es políticamente incorrecto.

Pichetto criticó, asimismo, al ministerio -o sea, a Mazzina- por no haberse pronunciado respecto a la condena -a prisión perpetua- emitida, ese día, contra la pareja lesbiana acusada de haber asesinado un niño de cinco años -hijo de una de ellas-.

Interrogado sobre la importancia del ministerio -creado al inicio de la administración del actual presidente argentino (2019-2023), Alberto Fernández, y cuya primera titular (2019-2022) fue Elizabeth Gómez-, dijo: “está en manos de una chica que es lesbiana”.

“Está bien”, planteó, de inmediato, respecto a esa identidad de género, para, a continuación, asegurar que “creo en la libertad individual, creo en el derecho a la felicidad, y voté todas las leyes de la igualdad” -en alusión a sus períodos como, respectivamente, diputado (1993-2001) y senador (2001-2019)-.

Referente a su gestión parlamentaria, Pichetto reafirmó su misógina conceptualización inicial: “si es el ministerio de la mujer, podrían haber puesto una mujer”.

Cuando el periodista entrevistador le aclaró lo obvio –“es mujer”-, el auditor general fortaleció la afirmación machista, al afirmar que “es mujer, con otras”.

De inmediato, y en tono de burla, dijo: “sí, sí, está bien, soy políticamente incorrecto”.

Por si lo anterior hubiese sido poco, a continuación, hizo la aclaración de que se refería a “una mujer que se reconozca como mujer”, a lo que agregó una connotación de racismo, al afirmar que, “ahora, te reconocés (indígena) mapuche, mujer, binaria”, todo lo cual “es un juego interesantísimo”.

Mazzina, de 33 años, -dirigente peronista quien inmediatamente antes de desempeñar su cargo actual fue secretaria de Mujer, Diversidad e Igualdad (2019-2022) de la central provincia argentina de San Luis- fue -poco antes de dejar esa secretaría- organizadora del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, No Binaries e Intersex, llevado a cabo en octubre de 2022, en esa provincia.

Respecto a su identidad sexual, Mazzina expresó, en 2021, apoyo a la “visibilidad lésbica, porque existimos, resistimos, ocupamos las calles, las plazas y las canchas”.

Las críticas formuladas masivamente en redes sociales, en cuanto a sus afirmaciones respecto a Mazzina, condujeron a Pichetto a tuitear una -también desafortunada- explicación.

En el mensaje se refirió, específicamente, al caso del asesinato del menor, Lucio Dupuy, por parte de la pareja integrada por Magdalena Espósito, de 26 años -madre del niño- y Abigail Páez, de 28 -su pareja-.

“Ante la tergiversación de mis dichos en un programa televisivo, quiero aclarar que mi intención fue denunciar que el Ministerio de la Mujer no repudió el asesinato de Lucio Dupuy por coincidir la orientación sexual de la ministra, con las de las perpetradoras del crimen”, aseveró.

“Estoy a favor del ejercicio de la libertad por parte de cada persona respecto de sus decisiones”, señaló, para agregar que “sobra decir, que a lo largo de mi carrera política y principalmente en el Senado, voté a favor de todas las equiparaciones de derechos que atañen a dicha libertad personal”.

Las tóxicas declaraciones de Pichetto respecto a la comunidad lesbiana, se inscriben en lo que es una tradición, del funcionario público, en materia de expresiones discriminatorias, no solamente en materia de diversidad sexual, sino también planteamientos de naturaleza racista lo mismo que xenofóbica.

Al expresar, como senador, en 2017, su apoyo a un proyecto de ley macrista para elevar, de 65 a 70 años, la edad jubilatoria, Pichetto afirmó que “hay mucha gente que no quiere jubilarse a los 65”, porque, “por ahí, en la casa está la mujer: es mejor quedarse afuera” -pero aclaró que, lo dicho, era solamente “un chiste”.

El racismo del personaje fue evidenciado un año antes, cuando hizo ofensiva alusión a la presencia, en Argentina, de ciudadanos de Senegal -costera nación de África Occidental-.

El país “está lleno de senegaleses, ninguno en actividad lícita”, afirmó, para decir que esas personas constituyen la “mafia senegalesa”.

En su xenofobia -con obvio componente clasista-, también en 2019, formuló ofensivas declaraciones respecto a los nacionales del limítrofe Paraguay.

En alusión a la comercialización de droga, atribuyó, a ciudadanos paraguayos, el desarrollo de esa actividad ilícita en Argentina.

Dijo que, principalmente en las “villas miseria” (definición peyorativa de las comunidades en crítica situación socioeconómica establecidas en asentamientos precarios), además de proponer que se dinamitara esos conglomerados poblacionales, formuló una muy personal descripción del desarrollo de la venta ilegal de droga.

“Había dos colas (filas)”, comenzó a decir, también en tono, por momentos, de burla.

“Una, que manejaba el narcotráfico paraguayo”, y, “para no ponerle calificación de nacionalidades, porque después se enojan conmigo: una nacionalidad determinada que tiene vinculación con la marihuana”, en aparente alusión a nacionales caribeños, “y otros muchachos de afuera del país, vendían cocaína”, agregó.

“Todo esto fue tomado por un drone y después entró la Gendarmería”, agregó, para formular su apología de la violencia -algo así como una propuesta de una criminal limpieza social- de que, “la verdad, habría que dinamitar todo, que todo vuele por el aire”.