A pesar de lo que significa ser una mujer infiel en sociedades pasadas y en presentes, siempre ha existido este tipo de relación extramarital; lo que ha cambiado es el aumento en los porcentajes efectuados por mujeres.
Desde la historia de la humanidad siempre ha existido la infidelidad. Sin embargo, socialmente ha sido tolerada, incitada, aceptada y bien vista en algunas sociedades cuando es realizada por un hombre. Cuando se trata de infidelidad por parte de mujeres la situación es diametralmente opuesta. Estas son criticadas, vilipendiadas, desposeída de sus bienes, alejadas de sus hijos y en sociedades más extremistas, apedreadas y muertas.
El año pasado, un informe elaborado por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) en el que participó 3.406 mujeres respondiendo a distintas preguntas a través de una encuesta, puso en manifiesto que una de cada tres féminas ha sido infiel en algún momento de su vida.
A pesar de lo que significa ser una mujer infiel en sociedades pasadas y en presentes, siempre ha existido este tipo de relación extramarital; lo que ha cambiado son los porcentajes de infidelidad entre hombres y mujeres.
Un estudio realizado por Drigotas y Barta en el 2001, que señalan indicadores de infidelidad en los Estados Unidos, sostiene que entre 1833 a 1942, la proporción de infidelidad de los hombres era un 37% y 12.4% de mujeres; entre 1953 y 1974, el de hombres es 27.6% y mujeres 26.2%.
En el 2013 el Journal of Couple and Relationship Therapy en Estados Unidos muestra en sus resultados que existe una propensión en infidelidad de las mujeres que fluctúa entre el 45% al 55%, o sea, que iguala y hasta supera la infidelidad de los hombres.
En el 1993, ya el estudio de Allman advertía que más del 90% de las personas casadas, en algún momento de sus vidas, se habían involucrado en amoríos accidentales, en relaciones sexuales ilícitas, libertinaje o relaciones sexuales de una noche.
Según un estudio realizado por Elmslei y Tebaldi en el 2008, los hombres tienen diferentes razones para ser infieles. Los motivos de infidelidad femenina son vinculantes al deseo de reconocimiento, sentirse especial, recibir más atención, cariño y sexo, mientras que la del hombre experimentar mayor excitación y posesión.
A continuación las historias de cuatro mujeres que han sido infieles a sus compañeros, y que solicitaron el anonimato, para compartir en forma breve el porqué lo han sido:
Mujer 1
“Mi esposo es un buen hombre. Es trabajador y me trata bien, pero ha sufrido de diabetes desde niño y eso le ha provocado impotencia sexual. Yo no sabía que esa enfermedad podía afectar nuestra relación sexual. Salgo con un compañero de la oficina. Él es soltero. Le he dicho que amo a mi esposo y que no lo voy a dejar, y que tampoco quiero que sufra sabiendo que le soy infiel, por eso me cuido mucho de que no se de cuenta. Si me preguntás por qué le soy infiel si lo quiero, mi respuesta es porque busco satisfacción sexual. Puede sonar feo, pero es la realidad. Soy humana, tengo deseos y necesidades, y después que no le haga daño a nadie, creo que saldré con otra persona que pueda llenar mis necesidades. Es incómodo afirmarlo porque a las mujeres se les enseña a no expresar sus sentimientos sexuales”.
Mujer 2
“Le fui infiel a mi esposo hace dos años. Él nunca ha sido un hombre muy activo sexualmente, como que no le atrae tener sexo con frecuencia y a mí sí. A pesar de eso no le había sido infiel, pero él viajaba mucho por cuestión de trabajo y yo siempre estaba sola en mi casa cuidando a mis hijos. Yo buscaba cariño, atención y también alguien que me hiciera sentir deseada y lo encontré. Él también es casado y tiene mis mismos problemas, una compañera que no es activa sexualmente. Todo terminó cuando mi esposo cambió de trabajo, y aunque mi vida sexual con él no es tan activa como con el otro, no me atrevo a serle infiel de nuevo. Yo fui criada en un hogar bien religioso y me siento horrible cada vez que pienso que fui una adúltera. Le pido a Dios que me perdone por lo que hice. No quiero volver a serle infiel otra vez”.
Mujer 3
“Mi esposo es un mujeriego. Siempre me ha sido infiel. Yo lo he agarrado con lápiz de labio en su ropa, todo oloroso a perfume de mujer, y hasta una vez le encontré un blume en el carro, incluso una vez lo agarré con una. Como él ha sido infiel, yo también lo he sido. Supongo que lo he hecho por venganza, pero también es bueno sentirse deseada. Le he sido infiel varias veces y a veces me arrepiento por vergüenza con mis hijos, aunque ellos no lo sepan, pero por él no siento ninguna pena. No quiero a mi esposo, por lo que me ha hecho sufrir por otras mujeres, pero no lo he dejado porque yo no trabajo, dependo de él y no sé qué haría si me divorcio”.
Mujer 4: 50 años
“Hace muchos años tuve una aventura con un hombre. Duró como siete años. Nunca panifiqué serle infiel a mi esposo, él no es un hombre malo, pero no me atendía, era frío, no era cariñoso, ni de detalles, nuestras únicas salidas eran a la casa de mi suegra. Él no era así de novio; siempre salíamos juntos a todos lados, hasta que nos casamos. Como después de 15 años de casada, conocí a un hombre que era un poco más joven que yo. Me atrajo mucho. Comencé a salir con él. Era una relación sólo sexual. No me interesaba como para una relación formal. Finalmente yo dejé a mi esposo, no por el amante, sino porque se me fue el amor hacia él. Me divorcié y somos amigos. Él nunca supo que le fui infiel, aunque creo que en un momento lo sospechó. Ahora estoy soltera”.