Las mujeres en Alemania ganaron casi 20% menos que hombres durante 2023, que en buena medida se deriva del hecho, de que las trabajadoras se desempeñan en sectores de calificación menor que sus contrapartes

Las alemanas siguieron ganando menos salario que los hombres, durante 2023, si bien la tendencia es hacia la reducción de la brecha, de acuerdo con los más actualizados datos oficiales.

La diferencia fue de casi veinte por ciento, en perjuicio de la fuerza laboral femenina, nivel que se mantuvo por cuarto año consecutivo, de acuerdo con las cifras de la Oficina Federal de Estadísticas (Statistisches Bundesamt, Destatis).

Al informar, el 18 de enero, sobre el tema, el medio de comunicación Deutsche Welle (DW) indicó que, en buena medida, la disparidad deriva del hecho de que las trabajadoras se desempeñan en sectores de calificación menor que sus contrapartes.

Otro factor de incidencia considerable es el trabajo a tiempo parcial, lo que reduce el nivel de los salarios.

“La brecha salarial entre hombres y mujeres, en Alemania, fue de un 18% menos, por hora, para las mujeres, en 2023, según la Oficina Federal de Estadísticas”, precisó DW.

“Así, las mujeres percibieron un salario medio bruto por hora de 20.84 euros (aproximadamente 22.68 dólares), es decir, 4.46 euros (unos 4.85 dólares) menos que los hombres, con 25.30 euros (27.53 dólares)”, puntualizó la plataforma informativa alemana.

“En la comparación a largo plazo, la brecha salarial entre hombres y mujeres (…) disminuyó del 23 % al inicio de la medición, en 2006, al 18 % en el que se mantiene por cuarto año consecutivo, desde 2020”, agregó.

Un análisis del contexto en el cual se ubica el fenómeno socioeconómico revela que “gran parte de la diferencia salarial se explica por el hecho de que las mujeres trabajan, con más frecuencia que los hombres, en sectores, ocupaciones, y niveles de cualificación en los que se paga menos”, comenzó a detallar DW.

A ello, se superpone el hecho de que “las mujeres trabajan, (igualmente) con más frecuencia que los hombres, a tiempo parcial, o en miniempleos, lo que también implica una menor remuneración media bruta por hora”, siguió explicando el medio de comunicación.

El factor edad es otro componente del desequilibrio salarial de género, de acuerdo con los datos de la Destatis, mencionados en la versión periodística.

Aquí, un factor definitorio consiste la interferencia que significa el trabajo doméstico no remunerado que las sociedades patriarcales históricamente han asignado a la población femenina, indicó DW.

Esto implica que, en una proporción importante, las trabajadoras se vean obligadas a abandonar la ocupación de horario completo, para optar por trabajos de medio tiempo, indicó.

“A partir de los 30 años -la media en la que las mujeres, en Alemania, tienen su primer hijo-, la brecha salarial entre mujeres y hombres aumenta de forma casi constante”, precisó el medio.

Ello deriva en el hecho de que, “mientras el salario medio bruto, por hora, de las mujeres, a partir de esa edad, prácticamente se estanca, el de los hombres, aumenta de forma casi constante, a medida que avanza la edad”, agregó.

“Esto podría deberse a que las mujeres interrumpen su carrera profesional con más frecuencia, a lo largo de su vida laboral, por motivos familiares, y trabajan a tiempo parcial.

“De esta manera, los saltos (ascensos) profesionales y los aumentos salariales son más infrecuentes en el caso de las mujeres”, explicó, a continuación.

Respecto a la inequidad laboral, en términos generales, entre las poblaciones trabajadoras femenina y masculina, dos agencias especializadas de Naciones Unidas advirtieron, en un informe que presentaron el 7 de setiembre de 2023, que “a pesar de los esfuerzos que se están realizando a escala planetaria, la igualdad de género es todavía una quimera”.

En su estudio, dado a conocer el 7 de setiembre, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (ONU Daes), denunciaron que “a pesar de los esfuerzos que se están realizando a escala planetaria, la igualdad de género es todavía una quimera”.

Por lo tanto, “si se mantienen las tendencias actuales, más de 340 millones de mujeres y niñas (…) vivirán en la pobreza extrema en 2030, y cerca de una de cada cuatro experimentará inseguridad alimentaria moderada o grave”, advirtieron, además.

Ello, “según las estimaciones disponibles, supone un 8 por ciento de la población femenina mundial”, puntualizaron, en el texto de 36 páginas que titularon “El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: El panorama de género 2023”,difundido entonces solamente en inglés –“Progress on the Sustainable Development Goals: The gender snapshot 2023”-.

Al precisar otros igualmente preocupantes datos, ambas entidades indicaron que, “a escala mundial, al ritmo actual de progreso, se calcula que 110 millones de niñas y mujeres jóvenes estarán sin escolarizar en 2030”.

Simultáneamente, “la brecha laboral y salarial sigue siendo persistentemente elevada”, siguieronprecisando.

Asimismo, “por cada dólar que ganan los hombres a nivel mundial en concepto de ingreso por trabajo, las mujeres ganan tan solo 51 céntimos”, informaron, al reafirmar una de las principales brechas de género en materia laboral.

Sumado ello, y agudizando la brecha de género en el campo laboral global, “solamente el 61.4 por ciento de las mujeres en edad de trabajar forman parte de la fuerza de trabajo, frente al 90 por ciento de los hombres en edad de trabajar”, indicaron, igualmente.

Lejos de la igualdad y de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Por lo tanto, la igualdad de género, a nivel mundial, está lejos de ser realidad, contexto en el cual el escaso cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) coloca, a la población femenina -lo mismo la adulta que la menor de edad-, en riesgo de caer en pobreza extrema, plantearon.

Eso incluye el ODS 5, referido, precisamente, a Igualdad de Género, siguieron advirtiendo.

Las dos agencias especializadas hicieron, así, alusión a los objetivos cuyo origen está en la conferencia global que tuvo lugar del 4 al 15 de setiembre de 1995, en la capital de la República Popular China, cuando fueron aprobadas la Plataforma de Acción de Beijing, y la Declaración de Beijing -que tomaron, de esa ciudad, sus respectivos nombres-.

La plataforma, consistente en seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.

También señala que su propósito central consiste en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.

Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.

La plataforma es complementada, desde 2015, por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los ODS, que son 17 metas establecidas para cumplirse, a más tardar, para 2030.

El quinto de los objetivos se refiere, específicamente, a “Igualdad de Género”, y apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básico, sino que es crucial para el desarrollo sostenible.

También determina la necesidad de “eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y las mutilaciones genitales femeninas”.

ONU Mujeres y ONU Daes denunciaron, puntualmente, que, en lo que tiene que ver con los ODS, “el sombrío compromiso con la igualdad de género es responsable por el limitado progreso, en el Objetivo 5”, de modo que, “a mitad de camino hacia 2030, el mundo está fallando a las mujeres y a las niñas”.

“Prejuicios profundamente enraizados contra las mujeres, que se manifiestan en desigual acceso a salud sexual y reproductiva, desigual representación política, disparidades económicas, y falta de protección legal, entre otros problemas, impiden progreso tangible”, expusieron.

En calidad de recomendaciones, señalaron que, “hacer frente a barreras institucionales, inclusive, a través de remover legislación discriminatoria, ampliar la participación de mujeres en liderazgo y toma de decisiones y dimensionamiento correcto de inversión en igualdad de género a los niveles nacional, regional, y global, figuran entre las acciones concretas necesarias para acelerar, sustancialmente, el progreso para 2030”.

Foto: Darina Belonogova