El 8 de mayo se celebra el día mundial del cáncer de ovario, que tiene la tasa de supervivencia más baja de todos los cánceres ginecológicos.

El cáncer de ovario puede generarse en cualquiera de los dos ovarios (glándulas reproductoras femeninas), por un crecimiento descontrolado y anormal de las células. Desafortunadamente, es silencioso en su etapa inicial y la mayoría de los síntomas se presentan cuando ya ha avanzado.

Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, sólo 20% de los casos de esta enfermedad se logra diagnosticar en etapa temprana. Es por ello que también se le conoce como la quinta causa de muerte en mujeres alrededor del mundo.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que más de 238 mil casos de cáncer de ovario se detectan al año en el mundo y fallecen cerca de 151 mil mujeres. Según la OMS, 151 costarricenses fueron diagnosticadas en ese año con esta enfermedad y alrededor de 94 murieron.

Según expertos de Roche, a lo largo de la vida, la mujer tiene 1,4% de probabilidades de desarrollar un cáncer de ovario invasivo y cerca de 1% de fallecer por esta causa. Aproximadamente, 50% de las mujeres detectadas con cáncer de ovario están por encima de los 62 años.

Síntomas

Las mujeres no deben subestimar ninguno de los siguientes síntomas, por más comunes que parezcan, y menos si perduran más tiempo de lo normal:

  • Inflamación en el abdomen: puede ser por acumulación de líquido o el propio cáncer.
  • Síntomas urinarios como urgencia o frecuencia en ir al baño.
  • Indigestión y náuseas.
  • Aumento de presión o dolor en la mitad inferior del cuerpo (pelvis, abdomen o piernas).
  • Sensación de llenura.
  • Fatiga, falta de aliento y dificultad para comer.

Ante alguna de estas señales, lo mejor es acudir al médico para un chequeo y eventualmente, detectar a tiempo la enfermedad.

Asimismo, quienes presenten uno o varios de los siguientes factores, son más propensas a padecer cáncer de ovario:

  • Historial personal o familiar de esta enfermedad o de otros tipos como cáncer de mama, colon, recto o útero.
  • Ser de raza blanca.
  • Tener más de 55 años.
  • Haber utilizado terapias de reemplazo hormonal para tratar los síntomas menopáusicos por 10 años o más.
  • Padecer endometriosis.
  • No haber tenido hijos.

Diagnóstico y tratamiento

De acuerdo con Roche, si una fémina presenta signos persistentes de la enfermedad, el ginecólogo o médico tratante realizará su historia clínica. Además, le practicará un examen físico y ginecológico, para conocer si existe líquido en el abdomen o alguna alteración en el tamaño de los ovarios, vagina u otros órganos situados en la pelvis.

También puede referírsele un ultrasonido, una tomografía computarizada (para ver si se ha propagado a otros órganos), laparoscopía o colonoscopía, en caso el tumor se haya diseminado al colon.

Si bien el tratamiento dependerá de las condiciones de salud de la paciente, su edad, tipo de cáncer y etapa en la que este se encuentre, lo más usual es que las mujeres deban someterse a una cirugía. Destacan:

  • Salpingo-ooforectomía unilateral o bilateral: se remueve el ovario con su trompa de Falopio de un solo lado o de ambos.
  • Histerectomía completa: se remueven el útero y cérvix.
  • Omentectomía: se quita una parte o todo el omento, tejido grasoso dentro del abdomen.
  • Biopsias o “debulking”: se eliminan parte o la totalidad del diafragma, el apéndice, bazo, la vejiga o los nodos linfáticos del abdomen, de forma preventiva o para estudiar su estatus.
  • Resección del intestino: parte del delgado o grueso.

También se pueden emplear la radioterapia, quimioterapia y las terapias dirigidas que atacan directamente a las células malignas y permiten preservar las saludables.

Los consejos para reducir las posibilidades de sufrir cáncer de ovarios son:

  • Practicar la lactancia materna con sus hijos bebés.
  • Utilizar anticonceptivos orales.
  • Practicar actividad física.
  • Llevar una dieta balanceada y baja en grasas.

Por: Jannella Rodríguez Amador

jannellarodriguez@nexopr.com