La primera cineasta asiática premiada con el Oscar de la estadounidense Academia de Artes y Ciencias del Cine, la china Chloé Zhao, aseguró que, invariablemente, en todos los países a los cuales ha llegado, ha encontrado bondad en las personas.
Ello ha sido así, aunque, por momentos, pareciera lo contrario, aseguró Zhao, al recibir, el 25 de agosto, la distinción por su obra titulada “Nomadland” (“Tierra de nómadas”), película que narra la historia de una mujer, de aproximadamente sesenta años, y otros trabajadores de paso, quienes viven en sus respectivos vehículos, en el oeste estadounidense.
Peinada con dos extensas trenzas negras, sobriamente vestida con un largo vestido gris que se extendía desde su cuello hasta sus pies, calzando un par de zapatos tenis blancos, la artista se dirigió a quienes la alentaron a desarrollar el proyecto cinematográfico, dedicándoles el triunfo.
Durante su alocución, en el escenario armado en la ferroviaria Estación Union, en la occidental ciudad estadounidense de Los Ángeles, Zhao recordó aspectos de su infancia en China, país en cuya capital, Beijing, nació hace 39 años.
En ese sentido, dijo que una de sus fuentes de inspiración es una oración de un texto chino, que leyó en su infancia, que asegura que “las personas son esencialmente buenas, al nacer”.
Al subrayar la vigencia de esas palabras, la cineasta aseguró que “todavía creo, verdaderamente, en ellas, hoy, aunque, algunas veces, pareciera que lo contrario es la verdad”.
Sin embargo, “siempre he encontrado bondad en las personas a quienes he conocido, en todos los lugares a los que fui, en el mundo”, reflexionó.
En ese sentido, recordó un juego de infancia, con estilo de amistosa competencia, en el que participaba su padre.
“He estado pensando mucho, últimamente, en cómo sigo adelante, cuando las cosas se ponen difíciles”, comenzó a narrar.
“Me parece que regresa, en el tiempo, a cuando yo era una niña, cuando crecía, en China, (y) mi padre y yo solíamos jugar a este juego”, agregó.
“Memorizábamos poemas y textos chinos”, y, luego, “los recitábamos, juntos, y tratábamos de finalizar, mutuamente, las frases”, continuó relatando.
Respecto a quienes la inspiraron a “seguir adelante”, dijo que la construcción del proyecto que resultó en la película, fue “un viaje único en la vida, en el que todos hemos estados juntos”.
El triunfo también es compartido, aseguro.
“Esto es para ustedes”, dijo, dirigiéndose a sus colaboradores, a quienes aseguró que “ustedes me inspiran para seguir adelante”.
“Esto es para cualquiera con la fe y la valentía de aferrarse a su bondad y a aferrarse a la mutua bondad, sin perjuicio de lo difícil que sea hacer eso”, expresó.
La 93 ceremonia de entrega de los premios Oscar, fue espacio para algunos otros hechos sin precedente.
Entre las numerosas primeras veces, además de la singular característica del premio a Zhao -la segunda mujer galardonada, en la historia de la academia-, se destaca la particularidad de que dos mujeres aspiraron a la estatuilla dorada por mejor dirección.
Igualmente, que la presencia femenina en la distribución de galardones, fue más numerosa que lo habitual.
Esto se vio con mujeres ganadoras en categorías tales como Mejor Película -Zhao, Frances McDormand, Mollye Asher, compartiendo Oscar con Peter Spears y Dan Janvey, por Producción-.
McDormand también fue declarada Mejor Actriz, por su desempeño en Nomadland.
Asimismo, en Maquillaje y Peinado -Mia Neal y Jamika Wilson, compartiendo premio con Sergio López-Rivera-, Diseño de Vestuario -Ann Roth-, Guion Original -Emerald Fennell, la otra directora nominada, en este caso por “Promising young woman” (“Prometedora joven mujer”)-.
Por su parte, la surcoreana Youn Yuh-jung, de 73 años, se convirtió en la primera asiática premiada como Mejor Actriz de Reparto, por su papel en Minari, película que relata la historia de una familia coreana y su inserción en la sociedad del estado de Arkansas, en el centro-sur de Estados Unidos, en el tiempo del gobierno presidido por el derechista ex actor cinematográfico Ronald Reagan.
En un hecho también sin antecedente, la ceremonia tuvo lugar, simultáneamente, en una instalación ferroviaria -la Estación Union, en Los Ángeles-, el Teatro Dolby, en la cercana Hollywood, y el Centro Highland, también en Hollywood.
Al iniciar, en la Estación Union, la transmisión simultánea, la actriz y cineasta afroestadounidense Regina King, hizo alusión a la pandemia del nuevo coronavirus, y a la violencia racista, fenómenos que golpean, con particular fuerza, a Estados Unidos.
En el primer caso, King -quien, además de numerosos otros premios actorales y de dirección, obtuvo en 2019 el Oscar a Mejor Actriz de Reparto- explicó que, “esta noche, estamos siguiendo todos los protocolos”.
En materia de violencia -principalmente la brutal agresión policial contra personas de la comunidad negra-, hizo alusión al juicio en el cual el ex agente policial Derek Chauvin fue hallado culpable, el 20 de este mes, de haber asesinado al ciudadano afroestadounidense George Floyd, en el marco de una acción realizada, con exceso de fuerza, el 25 de mayo del año pasado.
El proceso judicial se desarrolló en la ciudad de Minneapolis, en el norteño estado de Minnesota, donde ocurrió el crimen, y a cuya policía Chauvin pertenecía, al momento de cometer el crimen.
“Si las cosas hubiesen sido diferentes, esta pasada semana, yo habría cambiado mis tacones por botas para marchar”, expresó, en alusión a protestas que una sentencia diferente habría generado.
La artista aseguró que, “como madre de un hijo negro, sé el miedo con el que tantas personas viven, y ninguna cantidad de fama o fortuna cambia eso”.