“Fucking bitch” (“jodida puta”) fue el insulto lanzado esta semana, por el derechista legislador Ted Yoho -uno de los más conservadores integrantes del Congreso de Estados Unidos-, contra la demócrata Alexandria Ocasio-Cortez.

La ofensa sin precedente en la historia legislativa estadounidense, siguió a otras expresiones menospreciantes que Yoho, en tono amenazante, dirigió a Ocasio-Cortez, una joven legisladora liberal de ascendencia puertorriqueña, a quien, además calificó de “loca”, “repugnante”, y “peligrosa”.

La agresión machista ocurrió, al inicio de esta semana, mientras la congresista demócrata por el nororiental estado de Nueva York ascendía las escaleras de la sede del parlamento estadounidense, y el agresor republicano, representante del sudoriental estado de Florida, descendía.

El insulto fue proferido en presencia de periodistas, lo que convirtió el incidente en destacada noticia política.

A mediados de la semana, en sesión plenaria de la Cámara de Representantes, y luego de haber tratado de negar lo dicho, Yoho formuló algunas declaraciones, procurando justificarse.

“No puedo pedir disculpas por mi pasión o por amar a Dios, mi familia, o mi país”, afirmó, haciendo alusión a su esposa y dos hijas, y pidió disculpas, no por su flagrante patanería sino por lo que calificó de “malentendido” respecto sus claras ofensas contra Ocasio-Cortez.

Un día después, también en sesión plenaria, la congresista necesitó apenas 10 minutos para, sin recurrir a insultos, poner al agresor en su lugar.

Tras relatar el desarrollo del incidente, Ocasio-Cortez dijo que “estas son las palabras que el representante Yoho impuso contra una congresista, una congresista que no solamente representa el 14 distrito legislativo de Nueva York sino a todas las congresistas y a todas las mujeres en este país, porque todas nosotras hemos tenido que lidiar on esto, de alguna forma, de algún modo, de alguna manera, en algún punto en nuestras vidas”.

Al respecto, a legisladora explicó que el ataque verbal de Yoho trascendió el plano personal, para dejar en evidencia el patrón de agresión de género apoyado en una estructura cultural y de poder político.

La conducta del congresista replica la de agresores cotidianas en diferentes ámbitos, incluida la cúpula de poder gubernamental estadounidense, agregó.

“He desempeñado un empleo de clase trabajadora, he atendido mesas en restaurantes, he viajado en el metro, he caminado las calles en la Ciudad de Nueva York, y este tipo de lenguaje no es nuevo”, aseguró.

“He encontrado palabras proferidas por el señor Yoho, y hombres profiriendo las mismas palabras del señor Yoho, mientras servía mesas en restaurantes, he echado, de bares, a hombres quienes han usado el lenguaje del señor Yoho, y he encontrado este tipo de hostigamiento en el metro de la Ciudad de Nueva York”, puntualizó.

“Esto no es nuevo, y ese es el problema”, advirtió, para agregar, respecto a los insultos del republicano, que “esto no es sobre un incidente: es cultural”.

“Es una cultura de omisión, de impunidad, de aceptación, de violencia y lenguaje violento contra mujeres, una estructura de poder que apoya eso”, reflexionó.

“Porque se me ha hablado irrespetuosamente, en particular por miembros del Partido Republicano, por autoridades elegidas del Partido Republicano, no solamente aquí sino que el presidente de Estados Unidos, el año pasado, me dijo que me regrese a otro país, con la insinuación de que ni siquiera pertenezco a Estados Unidos”, denunció.

Ocasio-Cortez aludió así al derechista presidente estadounidense, Donald Trump, quien -entre numerosas afirmaciones machistas, xenofóbicas, racistas que lo caracterizan y parecen divertirlo- afirmó, respecto a la congresista y otras tres colegas demócratas, también progresistas, que regresaran a sus países de origen.

Torpemente, el mandatario aludió así a cuatro legisladoras de nacionalidad estadounidense, solamente una de las cuales nació en otro país.

Se trata de Ocasio-Cortez, nacida en la ciudad de Nueva York y de ascendencia puertorriqueña, Rashida Tlaib, nacida en la nororiental ciudad de Detroit -fronteriza con Canadá- y de origen palestino, la afrodescendiente Ayanna Presley, nacida en la norteña ciudad de Cincinnati, e Ilhan Omar, oriunda de Somalia, en el oriente africano, y naturalizada estadounidense.

Constituidas en un bloque feminista y progresista en la Cámara de Representantes, las cuatro congresistas -fuertes críticas de Trump- pasaron a ser conocida como “el escuadrón” (“the squad”), y, en uno de sus múltiples ataques verbales contra el grupo, el mandatario les planteó: “regresen!” (“go back!”), lo que se constituyó en una consigna antiextranjera de los sectores estadounidenses más conservadores, los que apoyan al presidente.

Como ejemplo adicional, de agresión de género y de discriminación por motivo de origen, Ocasio-Cortez relató que, cuando era congresista electa, otro dirigente republicano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, se refirió a ella como “lo que sea que eso es” (“whatever that is”).

“El lenguaje deshumanizante no es nuevo, y lo que estamos viendo es que, incidentes como estos están ocurriendo en un patrón, es un patrón de actitud hacia las mujerers, y la deshumanización de otros”, advirtió.

Respecto a lo afirmado, a mediados de esta semana, por Yoho, en sesión plenaria, la congresista dijo que el republicano decidió “plantear excusas por su comportamiento, y no pude dejar pasar eso”.

“No pude permitir que mis sobrinas, no pude permitir que niñas pequeñas a las que veo en casa, no pude permitir que las víctimas de abuso verbal -y peor- viesen eso, viesen esa excusa, y viesen a nuestro congreso aceptarlo como legítimo, y aceptarlo como disculpa”, explicó.

Ocasio-Cortez subrayó que no necesita que Yoho le pida disculpas, ya que, “claramente, no quiere hacerlo”.

“Pero lo que no acepto es que se use a mujeres o esposas e hijas como escudos, como excusas de comportamiento”, precisó.

“El señor Yoho mencionó que tiene una esposa y dos hijas (…) yo también soy la hija de alguien”, señaló, para agregar, en punto altamente emotivo de sus palabras, que “mi padre, afortunadamente, no está vivo para ver cómo el señor Soho trató a su hija”.

Sin embargo, “mi madre vio el irrespeto del señor Yoho, en la sesión plenaria de esta Cámara, en televisión, y yo estoy aquí porque tengo de demostrar, a mis padres, que soy su hija, y que no me criaron para aceptar el abuso de hombres”, aseguró.

Al dejar aún más en evidencia al agresor, la congresista planteó un aspecto irrefutable: el riesgo de hostigamiento al que, con su conducta, expuso a su esposa y a sus hijas.

“Lo que quiero decir aquí es que este daño que el señor Yoho trató de imponerme, no fue solamente un incidente dirigido a mí sino que, cuando se hace eso a cualquier mujer, lo que el señor Yoho hizo fue dar permiso a otro hombres a hacer eso a sus hijas”, subrayó.

“Al usar ese lenguaje delante de la prensa, dio permiso a que ese lenguaje se use contra su esposa, contra sus hijas, mujeres en su comunidad, y yo estoy aquí para ponerme de pie y decir que eso no es aceptable”, advirtió, con calma aunque enérgicamente.

Al hablar, directamente al agresor, aseguró que “no me interesan sus opiniones, ni cuánto eso me enfurece, ni cuánto siento que haya personas que deshumanizan a otros”, pero “yo no lo haré, yo no permitiré que haya gente que interfiera y cree odio en nuestros corazones”.

Antes de cerrar su alocución, Ocasio-Cortez formuló un inesperado planteamiento, cuando dijo que, “finalmente, lo que quiero expresar, al señor Yoho, es gratitud”.

“Quiero agradecerle por mostrar, al mundo, que se puede ser un hombre poderoso, y acosar mujeres, se puede tener hijas, y acosar mujeres, sin remordimiento, se puede estar casado, y acosar mujeres, se puede tomar fotos y proyectar, al mundo, una imagen de ser un hombre de familia, y acosar mujeres, sin remordimiento y con una sensación de impunidad”, expresó.

La congresista agregó que “eso ocurre, todos los días, en este país, ocurrió aquí, en las escaleras del Capitolio de nuestra nación, ocurre cuando individuos quienes ocupan el cargo más alto de esta tierra admiten que lastiman mujeres, y usan este lenguaje contra todas nosotras”.