Este tipo de discriminación tiende a restringir las capacidades y autoconfianza de las personas, desembocando posteriormente en tristeza, depresión y sobre todo sentimientos de soledad
Por definición la xenofobia es el rechazo u odio al extranjero o inmigrante, cuyas manifestaciones pueden ir desde el simple rechazo, pasando por diversos tipos de agresiones y, en algunos casos, desembocar en un asesinato. Cuando uno repasa el devenir histórico de los últimos doscientos años, parece increíble que todavía persisten los prejuicios raciales, culturales, y sociales, más aún dentro del vínculo de pareja.
La tonta creencia de que los ciudadanos de un país son superiores a los de otro país no tiene cabida en un ser que se precie de pensante, sin embargo, sucede, y lamentablemente ocurre en todas las clases sociales, económicas y culturales, situación que indica que nuestro proceso educativo occidental sigue siendo deplorable y muchas veces patético.
Desdichadamente en nuestra cultura algunas personas aprenden con el tiempo a dañarse y saben de memoria qué frase, qué ofensa, qué indirecta o chiste, es la que produce mayor incomodidad e indignación, y como tal recurren a ella cuando hay un conflicto o enfrentamiento. Muchas veces se dicen cosas sin sentido, o frases que no se creen, pero usan porque saben que van a afectar a la otra persona, olvidando que es un ser querido que se debe estimar.
La xenofobia causa enorme sufrimiento a millones de personas en todo el mundo debido a que impide la movilidad social, genera esclavitud y desigualdad en ámbitos como el ideológico económico, educativo y cultural.
En las personas cercanas, este rechazo tiende a restringir sus capacidades y autoconfianza, desembocando posteriormente en consecuencias a nivel psicológico con síntomas de ansiedad, tristeza, depresión y sobre todo sentimientos de soledad.
Por eso, cuando las discusiones toman ese rumbo afectando la salud mental y terminan en ofensas, se debe buscar ayuda profesional para que la persona aprenda a discutir sin tener que recurrir a frases despectivas y humillantes, y mucho menos a la violencia.
Foto: Mateus Souza