La mayoría conservadora que presenta la actual integración del máximo tribunal de los Estados Unidos, amenaza con desandar casi medio siglo en una de las principales conquistas de la lucha por los derechos de las mujeres
Desde la segunda mitad del siglo pasado, decenas de países vienen introduciendo, en sus respectivas legislaciones en materia de salud sexual y reproductiva, la opción, no penalizable, de la interrupción voluntaria del embarazo.
Ello, como instrumento para proteger la integridad de aquellas mujeres quienes, por necesidad médica o por opción personal, requieren acceso al procedimiento.
En el inicio de la tendencia creciente a legalizar el aborto, el centro de acción estuvo en el norte geográfico, habiéndose logrado considerables avances en este y otros temas clave en materia de políticas de género.
Un ejemplo emblemático es el fallo judicial, en 1973, en Estados Unidos, referido al litigio -que fue dirimido en la Suprema Corte de ese país- conocido como Roe vs Wade.
Sin embargo, precisamente en esa nación norteamericana, la mayoría conservadora que presenta la actual integración del máximo tribunal amenaza con desandar casi medio siglo en una de las principales conquistas de la lucha por los derechos de las mujeres.
De modo que Estados Unidos empieza a dar pasos a contrapelo de los diversos avances nacionales logrados en esta materia, a nivel continental.
Al analizar, en un artículo de opinión, el cuadro de situación que, en esta materia, está estructurándose, la directora ejecutiva de Amnistía Internacional (AI) en Argentina, Mariela Belski, señaló que, “en los últimos 25 años, más de 50 países han modificado sus leyes relativas al acceso al aborto”.
Esto, “reconociendo el papel fundamental que desempeña el acceso a la interrupción voluntaria y legal del embarazo para la protección de la vida y la salud de las mujeres”, precisó.
“En la segunda mitad del siglo XX el norte global estuvo a la vanguardia en la reforma de la legislación sobre el aborto, encontrando entre sus grandes exponentes a Estados Unidos, con el histórico precedente de ‘Roe contra Wade’. Sin embargo, hoy las avanzadas de los sectores conservadores en ese país intentan poner restricciones en el acceso al aborto legal”, agregó.
“Por eso, en la actualidad, son los movimientos transnacionales de América Latina quienes están avanzando en las discusiones que ponen en el centro de la escena a la autonomía reproductiva y la justicia social y de género”, planteó, a continuación, en el texto publicado en español, el 26 de mayo, por el diario estadounidense The Washington Post.
En ese sentido, Belski -una abogada feminista argentina, defensora de los derechos humanos- presentó un rápido recuento de países que, en esta región, han actuado constructivamente en la materia.
“La histórica conquista del aborto legal en Argentina en 2020, fue sucedida por la decisión de la Suprema Corte de México que declaró inconstitucional penalizar el aborto en 2021”, señaló.
“Además, la Corte Constitucional de Colombia despenalizó la interrupción del embarazo durante las primeras 24 semanas de gestación, lo cual lo coloca entre los países de América Latina con derechos sexuales y reproductivos más amplios”, planteó, a continuación.
La experta centró atención en el caso de Estados Unidos, donde quiere tomar fuerza, desde el año pasado, una tendencia retrógrada, que apunta a invertir el avance logrado en este campo.
“A contramano de lo que sucede en el sur global, en septiembre de 2021 el estado de Texas sancionó una norma que restringe el acceso al aborto a partir de la semana seis de embarazo, plazo en el cual la mayoría de las personas desconocen que cursan un embarazo”, comenzó a contextualizar.
“Pese a la gravedad de este retroceso, la Corte Suprema estadounidense habilitó que la norma siga en vigor hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo”, agregó, para señalar, de inmediato, que “será en estas semanas que el tribunal se pronuncie sobre este caso y también la prohibición del estado de Mississippi”.
“Si el precedente de ‘Roe contra Wade’ fuera anulado, en 26 estados se prohibiría o restringiría severamente el derecho al aborto”, advirtió.
De ocurrir, tal situación “sería un gran retroceso para un país que supo estar a la vanguardia y ser un faro mundial en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”, reflexionó Belski, en el artículo titulado “La marea verde de América Latina muestra el camino a Estados Unidos”.
“A ello se suma que recientemente el Senado estadounidense perdió la oportunidad histórica de codificar el derecho al aborto en la ley federal”, señaló.
“En este contexto, creo que es clave compartir la experiencia de Argentina, que demuestra que el camino hacia la consagración del derecho al aborto no es lineal y suele haber retrocesos en su recorrido.
Al narrar el caso del rioplatense país sudamericano, la activista escribió que “la ‘marea verde’, como se conoce al movimiento de mujeres de Argentina —color distintivo que fue adoptado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito y que se pudo ver en los pañuelos verdes que recorrieron el mundo— también enfrentó muchos obstáculos”.
“Un claro ejemplo fue el 2018, cuando luego de un extenso y robusto debate en el Congreso y de movilizaciones multitudinarias, el Senado rechazó con un estrecho margen el proyecto que proponía la legalización del aborto en Argentina”, continuó relatando.
“Aquel revés fue un golpe duro, pero no nos desalentó, sino que por el contrario consolidó una marea verde imparable que redobló sus esfuerzos y estrategias”, precisó.
En tal sentido, destacó que, “esa marea, en diciembre de 2020, en un escenario muy adverso y en plena pandemia, consagró el derecho al aborto en ley, reconociendo que se trataba de un imperativo en materia de derechos humanos y salud pública”.
Y, al respecto, planteó que “Argentina y el sur global traccionan hoy la discusión mundial por los derechos sexuales y reproductivos, marcando la agenda hacia donde buscan encaminarse muchos de los movimientos transfeministas del mundo”.