El secretario general de Naciones Unidas advierte: “nunca nos callaremos ante los ataques contra los derechos de las mujeres y las niñas”
Naciones Unidas no mantendrá silencio ante la flagrante violación de los derechos de la población femenina, advirtió el secretario general de la organización mundial, el portugués António Guterres, luego de una reunión internacional de dos días para abordar la dramática situación afgana, con enfoque en las garantías fundamentales.
No es posible aceptar la prohibición, por parte de la dictadura talibana, de que mujeres trabajen para el organismo mundial, en Afganistán, aseguró el funcionario, en conferencia de prensa, el 2 de mayo, en Doha -la capital de Qatar, país árabe en la costa sur del Golfo Pérsico-.
Además de constituir una agresión a ese sector poblacional qatarí, la medida limita, marcadamente, la capacidad del personal de las agencias especializadas de la organización internacional, en el terreno, de asistir a afganos quienes requieren, con urgencia, ayuda humanitaria para sobrevivir en el marco de la brutal crisis humanitaria en el occidental país asiático.
Guterres precisó, asimismo, respecto a la misógina decisión impuesta el mes pasado por la teocracia islámica talibana, que se trata de un claro acto de sabotaje a los esfuerzos por lograr el desarrollo y la sostenibilidad del país.
“Voy a ser muy claro: nunca nos callaremos ante los ataques sistémicos y sin precedente, contra los derechos de las mujeres y las niñas”, subrayó, durante el diálogo con periodistas.
“Siempre alzaremos la voz cuando millones de mujeres y niñas estén siendo silenciadas y borradas de nuestra vista”, reafirmó, a continuación.
“La gran mayoría del personal de las Naciones Unidas, que presta ayuda vital en Afganistán, es de nacionalidad afgana”, informó.
De ello, se evidencia que, “prohibir el trabajo de las mujeres, socava, deliberadamente, el desarrollo de un país que necesita, desesperadamente, la contribución de todos, para lograr una paz sostenible y contribuir a la estabilidad regional”, denunció, de inmediato.
Las trabajadoras constituyen la fuerza de tarea esencial para interactuar con las personas destinatarias de la ayuda -principalmente las mujeres-, en el contexto de prohibición de contacto, de las afganas, con hombres quienes no sean parte de su entorno familiar.
Tal situación deriva de la arbitraria interpretación del Corán -el libro sagrado del Islam-, a partir de la cual los talibanes privan, brutalmente, a las mujeres, del ejercicio de los derechos humanos -lo que incluye severas limitaciones en lo que respecta a la comunicación con interlocutores masculinos-.
Esa arbitrariedad, hace imprescindible la conexión entre las trabajadoras afganas de Naciones Unidas, y las mujeres y las niñas habitantes de las diferentes comunidades, a nivel nacional.
Guterres informó que la reunión llevada a cabo, a puerta cerrada, el 1 y el 2 de mayo -de la cual no se conoció, en lo inmediato, detalles-, será seguida por otro encuentro, a efectuarse en fecha y lugar por definir.
Respecto al hecho de que la dictadura talibana no fue invitada a participar en las deliberaciones, e interrogado sobre si, no obstante ello, estaría dispuesto a dialogar con autoridades del régimen afgano, el secretario general dijo que ello ocurriría “cuando sea el momento adecuado de hacerlo”.
“Obviamente, no rechazaré la posibilidad, pero hoy no es el momento adecuado de hacerlo”, aseguró.
Sobre la interlocución entre la organización mundial y la dictadura talibana, previamente en la conferencia de prensa, el funcionario explicó que “la reunión no se centró en el reconocimiento de las autoridades de facto sino en el diseño de un enfoque internacional común que aborde los problemas más candentes, como el terrorismo, la represión de los derechos humanos, y la expansión del narcotráfico”.
“Si queremos alcanzar nuestros objetivos, no podemos distanciarnos” del régimen, reflexionó.
En reacción a la exclusión del encuentro de dos jornadas en Doha, Suhail Shaheen, director de la Oficina Política (representación) de la dictadura en Qatar, exigió que el régimen sea escuchado por Naciones Unidas -que no lo reconoce como gobierno legítimo-.
“Si no están dispuestos a escucharnos, y conocer nuestra posición sobre los temas, cómo pueden llegar a una solución aceptable y convincente?”, planteó Shaheen, en declaraciones a la agencia informativa estadounidense The Associated Press (AP), en la capital qatarí, poco después de finalizada la reunión internacional.
“Afganistán es un país independiente, tiene su propia voz, queremos que ellos escuchen nuestra voz”, afirmó el representante de la dictadura, quien señaló, a manera de advertencia, que, por lo tanto, “las decisiones unilaterales no funcionarán”.
Shaheen no tuvo reparo en formulas tales declaraciones, mientras la dictadura talibana persiste en violar los derechos de las mujeres y las niñas, mediante la imposición de prohibiciones que, según el régimen, derivan de cumplir el Corán.
En agosto de 2022 -un año después de la instalación del misógino régimen fundamentalista, la no gubernamental Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan, Rawa) difundió una lista de 29 prohibiciones y castigos.
Fundada en 1977, como organización femenina sociopolítica independiente, Rawa se describe, en su sitio en Internet, como una agrupación que defiende los derechos humanos y la justicia social en el país.
Foto: Abdel Achkouk