Costa Rica obtuvo su primera medalla en la anual Olimpíada Matemática Europea para Niñas (European Girls’ Mathematical Olympiad, Egmo), galardón logrado por la estudiante Kristel Acuña, en su segunda participación en la competencia académica.
El triunfo de Acuña, de 17 años, marcó la quinta presencia del país centroamericano en el torneo que, este año -al igual que en 2020-, se llevó a cabo en modo virtual, a causa de la pandemia mundial del nuevo coronavirus, indicó la estatal Universidad de Costa Rica, al informar sobre el desempeño de la alumna de enseñanza secundaria.
La joven recibió, el año pasado, medalla de bronce en la Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe.
Al formular una evaluación comparativa de este tipo de torneos, Acuña aseguró que “la prueba EGMO es la más difícil que yo he hecho”.
“Es una olimpiada en la que participan muchos países del mundo”, señaló, además.
Al intervenir en la competencia, “más allá de todos los conocimientos teóricos que uno tenga, hay que saber emplear trucos y usar la creatividad”, expresó la estudiante, citada en la nota informativa que la UCR publicó el 7 de mayo, en su sitio en Internet, y que tituló “Costa Rica gana por primera vez una medalla en la Olimpiada Europea Femenina de Matemática”.
“Las olimpiadas estimulan una manera de pensar que impiden encasillarse”, reflexionó Acuña, para agregar que, “cuando uno se enfrenta a un problema, no le dicen cómo resolverlo”, ya que “se puede resolver de mil maneras diferentes”.
En referencia al triunfo de este año, dijo que “no me lo esperaba, en lo absoluto”.
Al respecto, la tutora del equipo costarricense, Maricruz Vásquez -una ex competidora en el certamen europeo-, también citada en el artículo de la UCR, expresó que “estoy sumamente feliz con los resultados obtenidos en la EGMO”.
Vásquez elogió, específicamente, el esfuerzo de Acuña.
“A través del año, he podido ver cómo ella creció y se apoyó en la comunidad de olimpiadas”, indicó.
La tutora del grupo hizo así referencia al hecho de que las competidoras recibieron respaldo del comité Organizador de las Olimpiadas Costarricenses de Matemática (Olcoma), torneo académico nacional que data de 1989.
Esa iniciativa fue puesta en marcha, mediante la firma de un convenio, entre las universidades estatales y el Ministerio de Educación, para atraer, a los jóvenes, al estudio de las ciencias, y actualizar la enseñanza de la matemática.
Vásquez dijo, además, que el triunfo de Acuña constituyó “un gane para todos”.
Señaló que “la dinámica entre compañeras fue muy positiva, y de gran apoyo mutuo”, e indicó que, igualmente, “hubo un conjunto de muchas cosas que influyeron”.
“Estoy muy orgullosa de ella, y del equipo entero”, expresó, respecto al grupo integrado, además de Acuña, por las estudiantes Nicole Lipschitz, Viviana Le Roy Cáceres, y Stephanie Sandoval.
En opinión de Lipschitz, de 16 años, “llegar a formar parte de una olimpiada internacional de matemática, requiere mucho compromiso y dedicación”.
“Son muchas las horas de entrenamiento semanal, incluidos los fines de semana, a cargo de profesores, ex olímpicos y alumnos avanzados de la UCR”, señaló la joven, quien obtuvo medalla de bronce en la Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe de 2019.
“Algunas veces, asistir a estas clases (de preparación) se dificulta, debido a las responsabilidades del colegio y a otras actividades”, relató.
“Participar en olimpiadas requiere de tiempo, pero vale la pena, porque uno puede desarrollar lo que le interesa y, además, encuentra una comunidad que le permite, a uno, crecer, tanto en el ámbito matemático, como en el personal”, expresó.
Se trata de una competencia femenina, sin perjuicio de lo cual existe una considerable brecha de género en el aspecto de entrenamiento, según indicó Acuña.
“Es impactante ver una clase de matemática donde hay 30 personas, de las cuales sólo cuatro son mujeres”, planteó.
“De las decenas de profes que me han dado lecciones para olimpiadas, sólo tres han sido mujeres”, agregó.
La Egmo 2021, llevada a cabo del 9 al 15 de abril, con participación de más de 200 jóvenes de 55 países -incluidos seis latinoamericanos- fue coordinada en la occidental ciudad georgiana de Kutaisi.
América Latina estuvo representada por delegaciones, respectivamente, de Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, México, y Perú.