Las denuncias por violencia de género se dispararon un cincuenta por ciento en Colombia, en el marco del aislamiento social a causa de la presencia, en el país sudamericano, del nuevo coronavirus, de acuerdo con estimaciones de la Entidad de las Naciones Unidas para Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).

Ello se evidencia en los registros de llamadas a la línea telefónica 155 -para emergencias de esta naturaleza-, precisó la representante de ONU Mujeres en Colombia, Ana Güezmes, en declaraciones al diario español El País.

En otros países afectados por el virus –que causa la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, COVID-19)-, la cifra es mayor, aseguró.

“El aislamiento tiene un efecto mayor para las mujeres”, precisó la funcionaria, en alusión a una de las principales medidas que la mayoría de países, a nivel mundial, viene implementando para tratar de contener la propagación de la COVID-19, incluida Colombia.

“El último reporte de la línea de atención 155 mostró un incremento de un 50 % en las denuncias de violencia de género, en Colombia, y la experiencia de países que llevan varios meses de cuarentena, como China, es que se ha triplicado el número de denuncias”, informó.

Güezmes –una médica especializada en salud pública- agregó que, en Colombia, tres de cada 10 mujeres denuncian violencia por parte de su pareja, además de que 77 por ciento de la agresión sexual denunciada ocurre en el contexto del hogar, y que el agresor suele ser una persona cercana.

Por ello, “el hogar no es un espacio seguro para las mujeres y las niñas”, advirtió.

Al ampliar las cifras proporcionadas por la funcionaria, El País informó que, “entre el 20 de marzo y el 4 de abril, 12 mujeres fueron asesinadas en Colombia”.

Güezmes reflexionó, asimismo, sobre la incidencia que situaciones de emergencia, incluidas las causadas por propagación masiva de enfermedades virales, tienen en la población femenina de los países.

“Las epidemias de la historia siempre nos han señalado que hay impactos diferenciales, y también fortalezas, en relación con las mujeres”, comenzó a plantear.

“El gran aprendizaje de lo vivido con la del ébola, entre 2014 y 2016, o la del zika, entre 2015 y 2016, es que las respuestas a las epidemias tienen que incluir el enfoque de género, desde el inicio”, agregó.

“Esto, porque los impactos de las epidemias acentúan las desigualdades de género, y el riesgo de violencia se incrementa en espacios de aislamiento”, siguió señalando.

Otra crisis, la del 2008 -ya no sanitaria sino financiera-, nos indicó que hay que tener protección reforzada para que los impactos económicos no generen aún más vulnerabilidad a las mujeres”, explicó, asimismo.

Ellas “son las que se ubican, mayormente, en el sector informal de la economía, o en el trabajo no pagado, en el ámbito doméstico, o en sectores de la economía que se verán afectados por el confinamiento”, subrayó.

Sobre este punto, la experta indicó que, “en Colombia, tres de cada 10 mujeres no tienen ingreso propio, en contraste con uno de cada 10 hombres”, de modo que “el llamado (a los gobiernos) es a adoptar mecanismos de compensación para las mujeres, y medidas de subsistencia”, además de “que se mantengan los presupuestos”, aunque “ya eran muy bajitos, en materia de género”.

No obstante las brechas de género existentes -lo mimo salarial que laboral, entre otras-, las mujeres integran la primera línea en emergencias como la actual, que tiene impacto mundial.

“Las mujeres son imprescindibles en la lucha contra el brote”, aseguró, para agregar que, “en América Latina, representan el 74 por ciento de las empleadas en el sector social y sanitario”.

Igualmente, “sabemos que son las lideresas, defensoras comunitarias, las primeras líneas en servicios básicos, en los supermercados, farmacias, en el aseo, están en la primera línea de respuesta”, dijo.

Además de desempeñarse como médicas y enfermeras, “el 90 por ciento de las personas que hacen limpieza, en los hospitales, son mujeres (…) están en la cadena más baja de la economía, ganan menos sueldo y muchas veces son las que tienen mayor riesgo laboral y social”, indicó.

De modo que, “así como es importante que las comisarías y que los sistemas de investigación funcionen para atender la violencia de género en la pandemia”, también lo es “que se les aseguren los equipos de protección a todas estas mujeres que están en primera línea”, planteó.

“Por otro lado, ellas asumen una gran carga en costos físicos y emocionales. No olvidemos que muchas de ellas luego regresan a la casa a realizar el trabajo doméstico”, puntualizó.

En lo que tiene que ver con la violencia de género, Güezmes planteó la necesidad de priorizar la atención a ese fenómeno.

“Es importante que los servicios de atención a la violencia sean considerados esenciales”, y, en el contexto de la presente emergencia sanitaria, además de mencionar medidas ya adoptada por el gobierno –incluidos una línea telefónica para emergencias y un instructivo elaborado por la Consejería para la Mujer- expresó, que “se busca que todo el plan de contingencia realmente dé una respuesta a la pandemia de la Covid-19 pero también a esta otra pandemia que es más silenciosa y con altos niveles de impunidad”.

“También llamamos la atención sobre servicios esenciales vinculados a salud reproductiva y para mujeres gestantes”, ya que, “lo que hemos visto en otras epidemias es que la saturación de los sistemas de salud hace que se limiten otros servicios claves para las mujeres”, dijo.