
Los gobiernos panameño y peruano han decidido intensificar las medidas para reducir el riesgo de propagación del nuevo coronavirus –causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, COVID-19)-, estableciendo días para la circulación de mujeres y hombres por vía pública.
En ambos países, la decisión rige a partir del 3 de abril, y, según las respectivas explicaciones oficiales, apunta a lograr que, según la asignación para cada día, solamente la mitad de la población salga a la calle, en el marco del aislamiento social diputo como una de la medidas principales que esos dos y otros gobiernos, a nivel mundial, están implementando frente a la pandemia causada por la COVID-19.
Se trata de autorizar que las personas abandonen sus respectivos hogares solamente para comprar alimentos o medicamento o llevar a cabo cualquier actividad de emergencia, de lo cual quedan exceptuados quienes cumplan tareas consideradas esenciales –en ares tales como la salud, la seguridad, la distribución o venta de productos alimenticios-.
En el caso de Panamá, las mujeres están autorizadas para coyunturalmente abandonar el aislamiento social los días lunes, miércoles, y viernes, los hombres pueden abandonarlo en martes, jueves, y sábado, mientras nadie –salvo las personas incluidas en las excepcione- está autorizado para salir los días domingo.
En Perú, la medida se aplica, a la inversa, de lunes a sábado, y, de igual manera, en domingo.
La poco ortodoxa decisión ha causado sorpresa, y preocupación, en diferentes sectores de la población de los dos países latinoamericanos, en particular en sus respectivas comunidades sexualmente diversas –específicamente las trans-, que temen la existencia del componente de homofobia en detenciones que, eventualmente, lleven a cabo las fuerzas de seguridad.
En Panamá, el ministro de Seguridad, Juan Pino, explicó, esta semana, a medios locales, que “hemos estudiado todos los modelos posibles, y todas las opciones, para reducir el número de personas que están al mismo tiempo en la calle, afectando, de la menor manera posible, la vida de los panameños”.
Por su parte, en declaraciones que formuló a la emisora British Broadcasting Corporation (BBC), el médico Xavier Sáez-Llorens, un epidemiólogo quien integra el Comité de Asesoría sobre Coronavirus de Panamá, amplio el concepto central de la medida, indicando que no es una medida discriminatoria sino que apunta a mejorar el control en materia de cumplimiento, por parte de la población, respecto a la cuarentena declarada por el gobierno.
“La regulación, en realidad, lo que busca es limitar las salidas de cada persona a la calle por semana, y facilitar el trabajo de las fuerzas del orden”, indicó.
“Es una medida que no tiene nada que ver con separar por géneros sino que, separar por hombres y mujeres, se vio como la forma más fácil de llevar el control”, ya que “la cuarentena, en Panamá, se ha hecho cada vez más rigurosa, y, ahora, comenzó un tipo (de disposición) que lo que busca es que las personas solo puedan salir tres veces por semana”, dijo.
“Por ejemplo: antes, alguien podía salir todos los días, y el policía no tenía cómo saber si esa persona salió ayer o anteayer, entonces, si un día salen las mujeres y otros los hombres, tienes un control más fácil de la situación, y se limita el número de personas cada día en la calle”, siguió explicando.
En materia de género, la disposición no hizo referencia a las personas quienes no se identifican con el sexo al momento de su nacimiento, lo que generó expresiones de preocupación en la comunidad sexualmente diversa panameña, lo mismo que en la de Perú.
Entretanto, en el andino país sudamericano, el presidente, Martín Vizcarra, anunció similar medida, con efecto, igualmente, a partir del 3 de abril.
“Vamos a tener una variación de las características de la restricción en estos últimos 10 días que quedan hasta el 12 de abril, que concluye esta segunda etapa de estado de emergencia”, indicó, respecto al hecho de que la autorización de salida era general.
Con alrededor de 32 millones de habitantes, Perú presentaba, al 2 de abril, 1,414 casos.
“Los expertos han analizado la evolución de la enfermedad”, señaló el mandatario, quien, en alusión al control a la tendencia ascendente de casos dijo que “estamos en la etapa del martillo, que ha dado buenos resultados, pero no los que quisiéramos” sino que “lo que queremos es darle un segundo martillazo para que entre a donde estamos esperando”.
Respecto a la preocupación expresada por la comunidad sexualmente diversa peruana, Vizcarra aseguró que las fuerzas lo mismo militares que policiales fueron instruidas para abstenerse de actuar prejuiciadamente.
“Cuando hablamos de varones y mujeres, sabemos que en igualdad de género hay ciudadanos que se encuentren en otro tipo de su sentimiento”, dijo, para asegurar, de inmediato, que “las Fuerzas Armadas y la Policia tienen instrucciones para no tener actitudes homofóbicas”, y subrayar que “nuestro gobierno es inclusivo”.
Por lo tanto, “la población cuyo sentimiento no se identifique como hombre o mujer podrá circular sin que haya ninguna actitud homofóbica de nuestras Fuerzas Armadas”, reafirmó.
No obstante, la dirigente trans Gahela Cari, una ex candidata a ocupar un cargo en el parlamento peruano, cuestionó lo afirmado por el presidente, apoyada en lo que describió como la tradicional conducta homofóbica y violenta de los efectivos de esas fuerzas de seguridad.
Se trata de “quienes han perpetrado más casos de violencia contra las personas trans”, indicó, en un video que difundió en la red social Twitter.
Durante décadas, se ha registrado una serie de situaciones en las cuales, por parte de efectivos militares y policiales “se ha vulnerado el derecho a la identidad de las personas trans, y hemos sido sometidas a burlas y humillaciones”, denunció la mujer trans, indígena, y ex trabajadora sexual de 27 años.
En declaraciones que formuló, en enero de este año, a la cadena estadounidense de televisión Univisión, Cari denunció que, en general, “la población trans vive en situación de olvido y precariedad”, y que “la esperanza de vida de las mujeres trans es de 35 años, pero, en Perú, es inferior, porque las condiciones son peores”.