Jordan es hombre, se siente hombre, trabaja como hombre, pero a veces le gusta vestirse como mujer; cuando lo hace se convierte en la espectacularmente hermosa “Megara”.
Existen muchos tipos de mujeres: altas, bajas, rubias, morenas y con infinidad de hermosas características, pero también existen otras como Megara, que son «mujeres atrapadas en el cuerpo de un hombre» y creadas con el fin de plasmar el arte del transformismo.
Desde hace tres años Jordan Miranda, estilista y maquillista profesional, después de admirar el trabajo de otros exponentes de este arte, dio vida a este personaje, una mujer que con el paso de los años se ha convertido en un ícono y ha llegado hasta a participar en concursos Internacionales de belleza.
Él, quiso adoptar el papel de una mujer porque que es una forma de expresar el lado femenino de una manera más real y tangible, pero aclara que el transformismo no solo se centra en pasar de un hombre a una mujer, ya que existen infinitas posibilidades solo limitadas por la imaginación de la mente detrás del personaje, el cual toma formas y conceptos fuera de lo establecido como masculino o femenino.
Megara es una mujer fuerte, valiente y un poco terca pero dispuesta a enfrentar los problemas con una buena actitud, así describe este hombre la personalidad de su intérprete, que actualmente se presenta en eventos o actividades donde requieran de su colaboración.
En un mundo donde la sociedad tacha a los transformistas como homosexuales y se ven discriminados, Miranda considera que efectivamente se ven afectados por el irrespeto y la intolerancia de las personas que no comprenden este sentido artístico de ese modo de vida.
Jordan es hombre, se viste a diario como hombre, trabaja como hombre y le gusta ser hombre, y como lo afirma no quisiera ser mujer, es su profesionalismo lo que lo diferencia de otros que si gustan de ciertos estilos de vida como transexuales o transgénero.
Para la psicóloga Aileen Gutiérrez, se debe tener claro diferenciar una persona transgénero, un transexual y un transformista, ya que suele suceder que se catalogue a todos estos artistas como homosexuales y es precisamente por el desconocimiento de diferentes términos.
En el caso de los transformistas heterosexuales, la profesional comenta que sus fines son artísticos, con el fin de entretener y hasta en muchos casos ganar dinero y aunque la sociedad actual es muy trasgresora en estos temas, quizá éste sea el camino para empezar a derribar perjuicios.
knunezpetra@gmail.com