Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, asegura que cualquier limitación a los derechos humanos, por razón de género, golpea a la población en general

La funcionaria internacional hizo referencia a las más recientes violaciones a los derechos de la población femenina del país asiático, bajo la dictadura instaurada el 15 de agosto de 2021.

De acuerdo con versiones periodísticas internacionales, entre otras disposiciones representativas de la misoginia talibana, las mujeres están obligadas a vestir burka -la indumentaria islámica femenina que cubre de la cabeza a los pies-.

Lo que ocurre en ese sentido, bajo el régimen fundamentalista islámico talibán, en Afganistán, es un particular motivo de preocupación, aseguró Bahous -quien se desempeña, simultáneamente, como secretaria general adjunta de las Naciones Unidas-, en declaraciones reproducidas por la agencia informativa Europa Press.

Asimismo, tanto las adultas como las menores de edad, tienen prohibido salir de su lugar de residencia -salvo en casos de necesidad-, usar transporte de pasajeros, desplazarse en vía pública sin un familiar masculino como acompañante, conducir vehículos, según las mismas fuentes.

Al formular, recientemente, la enumeración de prohibiciones, la dictadura advirtió que, en el caso de que alguna mujer desobedezca las disposiciones, los hombres de su entorno familiar serán castigados.

El régimen se ha abstenido de especificar la naturaleza de esta sanción.

Respecto a las recurrentes violaciones del régimen talibán a los derechos de la población femenina afgana, Bahous se declaró “profundamente preocupada”.

En el caso de la prohibición en materia de movilidad, la jerarca de ONU Mujeres aclaró que “la libertad de movimiento es un derecho humano fundamental”.

“Es un prerrequisito, para la capacidad de las mujeres para ejercer sus derechos y ser participantes activas en la sociedad”, dijo al medio de comunicación europeo.

“Cuando se restringen los derechos de las mujeres, todos sufren”, advirtió, a manera de reflexión.

La escalada represiva de género por parte de la dictadura talibana, viene incluyendo medidas tales como prohibición de que las mujeres trabajen, y que las niñas continúen con su proceso educativo.

“Estas restricciones limitan, cada vez más, la capacidad de las mujeres para ganarse la vida, acceder a atención sanitaria y educación, buscar protección, escapar de situaciones de violencia, y ejercer sus derechos individuales y colectivos”, denunció.

Bahous, una defensora de los derechos humanos -particularmente de las mujeres-, dijo que se trata de “violaciones aceleradas” contra las garantías de la población femenina local

-tanto de las adultas como de las menores-.

Tales acciones de violencia patriarcal “están socavando el progreso de Afganistán, en muchas áreas, e impactan en su crecimiento económico y social”, planteó.

Ello agudiza la crisis sociopolítica y humanitaria que el régimen talibán ha generado en Afganistán, precisó la funcionaria, quien, entre otros cargos, se ha desempeñado como subsecretaria general y directora del Sector de Desarrollo Social de la Liga de los Estados Árabes -más conocida cono la Liga Árabe-.

“Las actuales restricciones a que las mujeres trabajen, han tenido un impacto económico que se estima en pérdidas de más de mil millones de dólares, o más del cinco por ciento del PIB de Afganistán”, dijo.

En lo que tiene que ver con la masificación de la pobreza, en esa nación centroasiática, aseguró que se trata de un fenómeno “casi universal”, porque golpea a un sector abrumadoramente mayoritario de la población.

“Más de la mitad de la población necesita algún tipo de asistencia humanitaria, y una generación entera está amenazada por la inseguridad alimentaria y la desnutrición”, denunció.

Además, “socavaron las promesas de los talibanes (al inicio de la dictadura) en el sentido de que seguirían estándares internacionales para establecer relaciones positivas en el plano global”, según la misma fuente.

El medio de comunicación internacional también señaló que la Misión de las Naciones Unidas para Asistencia en Afganistán (United Nations Assistance Mission to Afghanistan, Unama), anunció que se aprestaba a solicitar “reuniones de inmediato con las autoridades de facto talibanes para buscar aclaraciones”.

Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el grupo Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio nacional.

La violenta administración talibana -caracterizada por brutales violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar internacional, encabezada por Estados Unidos.

No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.

Tras el retiro, el año pasado, de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó, el 15 de agosto, el control de Kabul -por lo tanto, de Afganistán-.

Foto: Salha Abdalla