La acción global para hacer frente al cambio climático debe incluir, en su enfoque central, el componente de género, lo que, entre otros aspectos, implica participación igualitaria en los procesos de toma de decisiones
La población femenina es, mundialmente, la más severamente golpeada por el cambio climático, previéndose que más de 150 millones de mujeres y niñas estarían, por ello, en situación de pobreza, en menos de treinta años.
Al participar en las deliberaciones de la 28 Conferencia de las Partes (COP28) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), la director ejecutiva de la entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), la jordana Sima Bahous, planteó la urgencia de abordar esa brecha de género.
En ese sentido, más de 60, de los 198 países que ha ratificado la convención, suscribieron un compromiso para que la adaptación de las economías mundiales, al cambio climático, responda a las necesidades del sector poblacional femenino -lo mismo adultas que menores de edad-.
“Debemos garantizar que las mujeres ocupen un lugar en la mesa de toma de decisiones”, planteó Bahous, al participar, el 5 de diciembre, en el encuentro que se desarrolla desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre en Dubai, la capital del emirato árabe de igual nombre.
“Las proyecciones indican que, a mediados de siglo, el cambio climático podría empujar a la pobreza a 158 millones de mujeres y niñas en todo el mundo -16 millones más que el número total de hombres y niños-“, advirtió.
“Para garantizar que el financiamiento de la lucha contra el calentamiento global atienda adecuadamente a las necesidades de las mujeres y las niñas -especialmente en las regiones vulnerables al clima-, es fundamental abordar la actual brecha de datos de género, para comprender mejor cómo afecta, el cambio climático, a las mujeres”, recomendó.
Bahous planteó la necesidad que otros sectores de la población del planeta sean, igualmente, escuchados.
“Debemos reforzar la toma de decisiones inclusiva, para que las voces de las feministas, los jóvenes, los indígenas, y otros movimientos de base, puedan oírse, alto y claro, desde el nivel local hasta el mundial”, subrayó.
Al respecto, 68 países suscribieron, el mismo día, un compromiso de acción con sensibilidad de género.
Entre otros temas, los firmantes reconocieron la desigualdad del impacto ambiental en las poblaciones femenina y masculina.
En la introducción al documento denominado “COP28. Transiciones Justas y Sensibles al Género y Asociación para la Acción Climática” (“COP28 Gender-Responsive Just Transitions and Climate Action Partnership”), precisaron el compromiso.
“Declaramos nuestra disposición (…) a impulsar transiciones justas, sensibles al género, que fortalezcan el liderazgo y la participación significativa, la toma de decisiones, las capacidades, y el sustento, de todas las mujeres y las niñas, en acciones climáticas para lograr igualdad de género”.
Igualmente, “para dar apoyo en los impactos sostenibles y de transformación (económica), en nuestros esfuerzos de adaptación, de mitigación, y financieros”, indicaron.
Agenda Desarrollo Sostenible
Al respecto, se comprometieron a “reafirmar la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, incluido el quinto objetivo referido a lograr la igualdad de género y el empoderamiento para todas las mujeres y las niñas”.
Los firmantes del texto hicieron, así, alusión a la conferencia mundial que tuvo lugar, del 4 al 15 de setiembre de 1995, en la capital de China, y que emitió la Plataforma de Acción de Beijing, y la declaración de Beijing.
La plataforma, consistente en seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.
También señala que su propósito central consiste en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.
Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.
La plataforma es complementada, desde 2015, por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que consisten en 17 metas cuyo cumplimiento debe lograrse, a más tardar, para 2030.
El quinto de los ODS -mencionado en la declaración emanada de la COP28- se refiere, específicamente, a “Igualdad de Género”, y apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básico, sino que es crucial para el desarrollo sostenible.
Los firmantes de la declaración, también señalaron que “reconocemos los desproporcionados impactos del cambio climático en todas las mujeres y las niñas, inclusive en lo relacionado con el acceso y la creación de trabajo decente en el contexto de transiciones (económicas) justas, y en cómo estos efectos se relaciones con la exacerbación de desigualdades”.
Preocupación por el cambio climático
“Expresamos preocupación por que el cambio climático está exacerbando las desigualdades existentes, así como la violencia por razón de género, y los obstáculos para acceder a servicios críticos, lo que impide acceso al trabajo decente, incluyendo -pero no exclusivamente- la educación, alimentos, agua limpia e instalaciones sanitarias, servicios de salud -incluyendo salud sexual y reproductiva-, educación, respuesta ante emergencias, y un ambiente saludable”, señalaron.
Asimismo, se comprometieron a “promover medidas para reducir, redistribuir, y valorar el trabajo de cuido y doméstico no remunerado, lo que incluye promover la distribución equitativa de responsabilidades, entre mujeres y hombres, dentro del hogar”.
Durante su participación, en la misma jornada, en las deliberaciones de la COP28, la presidenta de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), la abudabí Razan Al Mubarak, subrayó la agudización de la brecha de género en lo que tiene que ver con el cambio climático.
Al mismo tiempo, planteó la necesidad de proporcionar, a las mujeres, la necesaria capacitación en materia económica, como medio para combatir esa inequidad.
“El cambio climático no es neutro, desde el punto de vista del género: afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas”, dijo, para reafirmar que “la crisis climática ya amplifica las desigualdades de género existentes, y supone una grave amenaza para los medios de subsistencia, la salud, y el bienestar de las mujeres”.
“Para lograr una transición (económica) justa, debemos reformar la arquitectura del sistema financiero mundial”, recomendó, a continuación.
La ecologista puntualizó que se podrá, así, “garantizar que el financiamiento fluya hacia las regiones y las personas que más la necesitan”, y aclaró que “también debemos invertir en la capacitación económica de las mujeres, para garantizar que nadie se quede atrás”.