El futuro de Afganistán depende de la población femenina, por lo que es necesario asegurar su continuo acceso a la educación, advirtió la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la francesa Audrey Azoulay.
Las afganas deben estar en condiciones de ejercer, libremente, ese derecho, aseguró Azoulay, citada en un comunicado que la Unesco emitió el 19 de agosto, cuatro días después de que el fundamentalista movimiento armado Talibán, asumió, por la vía armada, el poder en el país asiático.
Igualmente, la funcionaria de ascendencia marroquí, planteó la necesidad de que no haya vuelta atrás en el progreso que se logró allí, en materia de género, durante las dos décadas que los talibanes no gobernaron (2011-2021).
También en el texto de ocho párrafos, que tituló “UNESCO pide respetar el derecho a la educación en Afganistán”, la agencia especializada de la organización mundial aseguró que, en el contexto de crisis sociopolítica que golpea a esa nación, se fortalece la condición de derecho esencial que, naturalmente, caracteriza a la educación.
“La educación debe continuar, para las niñas y las mujeres”, expresó Azoulay, quien, a continuación, dijo que “el futuro de Afganistán depende de ellas”.
En la visión de la jerarca de Unesco, “no hay que perder los importantes progresos realizados en el país, sobre todo en materia de educación”.
“Nada debe obstaculizar el derecho fundamental a la educación, especialmente, para las niñas y las mujeres”, reafirmó.
Al respecto, la organización aseguró, en el comunicado, que “la educación es un derecho humano fundamental indispensable para el cumplimiento de otros derechos humanos y para el desarrollo de Afganistán”.
“Y lo es aún más en este momento crítico”, precisó, a continuación.
Por ello, “la UNESCO no escatimará esfuerzos para apoyar a todos los afganos para garantizar su derecho a la educación”, indicó.
En ese sentido, exhortó a que “se garantice el derecho a la educación sin discriminación”.
“Los estudiantes, los docentes y el resto del personal educativo deben tener acceso a entornos seguros”, planteó.
“Las niñas y las mujeres, en particular, deben seguir aprendiendo y enseñando sin ninguna restricción”, expresó.
La organización relató que proporciona, desde 1948 -tres años después de su puesta en operación-, a Afganistán, asistencia técnica para fortalecer y consolidar el área educativa nacional.
Agregó que lo ha hecho mediante inversión en políticas en ese campo, y con enfoque prioritario en la población femenina menor de edad.
En ese marco de acción, “mediante una de las mayores campañas de alfabetización de la historia de la Organización, se ha llegado a 1.2 millones de afganos, de los cuales 800 mil son mujeres”, informó, sin precisar fechas.
Respecto al tema del acceso de género al sistema educativo nacional, la activista por ese derecho, la joven afgana Malala Yousafzai, planteó, en un artículo de opinión que publicó, el 17 de agosto, en el diario estadounidense The New York Times, la urgente necesidad de ayudarlas.
“En este momento crucial, debemos escuchar las voces de las mujeres y niñas afganas”, quienes “piden protección, educación y la libertad”, expresó la promotora de la educación para las niñas en Afganistán, activismo que le significó, en 2012-cuando tenía 15 años- un atentado talibán, a balazos, del que, siguiendo un complejo y prolongado proceso médico, en Europa, logró recuperarse.
“No es demasiado tarde para ayudar al pueblo afgano, en particular, a las mujeres y los niños”, pero “no tenemos tiempo que perder”, planteó.
“Las niñas y mujeres jóvenes afganas están de nuevo en una situación en la que he estado: desesperadas por la idea de que otra vez no se les permita estar en un salón de clases o sostener un libro”, precisó.
“Algunos miembros de los talibanes han dicho que no le negarán a las mujeres y a las niñas la educación”, indicó, en referencia a declaraciones de dirigentes del grupo quienes, según observadores internacionales, han tratado, desde que tomaron el poder, de presentar una improbable imagen menos radical.
“Pero dados los antecedentes de los talibanes de reprimir violentamente los derechos de las mujeres, los temores de las afganas son bien fundados”, planteó Yousafzai, quien, en 2014
-a la edad de 17 años-, se convirtió en la persona receptora más joven, hasta ahora, del Premio Nobel de la Paz -y de cualquiera de los galardones Nobel-.
Yousafzai aludió, así, a declaraciones del vocero talibán, Zabihullah Mujahid, quien, en conferencia de prensa llevada a cabio el 17 de agosto -dos días después de violentamente instalado el régimen-, aseguró, entre otras promesas, que el gobierno respetará los derechos de la población femenina afgana.
“El tema de las mujeres, es muy importante”, planteó Mujahid, durante el diálogo con periodistas, desarrollado en Kabul -la capital nacional-, en lo que observadores internacionales describieron como una declaración meramente mediática.
Sin embargo, aclaró, a continuación, que el régimen “está comprometido con los derechos de las mujeres dentro del marco de la Sharia (legislación musulmana)”.
“La comunidad internacional, si tiene preocupaciones, nos gustaría asegurarle que no va a haber ninguna discriminación contra las mujeres”, aseguró, nuevamente.
Y, de inmediato, volvió a advertir: “pero, por supuesto, dentro de los marcos que tenemos”.
“Nuestras mujeres son musulmanas”, de modo que “también estarán felices de vivir dentro de nuestros marcos de la Sharia”, aseveró, además de afirmar, como llamado de atención, que “el Islam es un valor muy importante, en nuestro país, y nada tendría que hacerse contra los valores del Islam”.
Al respecto, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, advirtió que, el trato que el régimen talibán dé a la población femenina de Afganistán, determinará la posición de esa administración fundamentalista islámica respecto a las garantías fundamentales.
Al intervenir en la sesión especial llevada a cabo, el 26 de agosto, por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para abordar la crisis afgana, la funcionaria internacional agregó que, de acuerdo con informaciones en poder de la oficina que dirige, el régimen talibán ha cometido violaciones a los derechos esenciales.
Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el grupo Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio afgano.
La violenta administración talibana -caracterizada por las brutales violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar, encabezada por Estados Unidos.
No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.
Tras el reciente retiro de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó el control de Kabul, el 15 de agosto de este año.