En Arabia Saudí, 17 mujeres se convirtieron en pioneras al ganar un puesto en los consejos municipales en todas las regiones de este reino, incluyendo la localidad de Madrakah, al norte de La Meca, el lugar más sagrado del islam.

Con expectativa y  escepticismo, el mundo presenció la primera votación femenina realizada el pasado sábado 12 de diciembre en Arabia Saudita, bajo la línea política que rige el país basada en la «sharía» o ley islámica, que impuso la segregación total de sexos y prohibió que los aspirantes empleasen fotografías en su propaganda o pronunciasen discursos ante personas del otro sexo.

A pesar de este ambiente de restricción, que también incluía no hablar con los votantes masculinos y oficinas de campaña separadas por sexo, un número considerable de las 130.637 mujeres que se inscribieron para votar fueron a las urnas y algunas tuvieron la posibilidad de aspirar a un cargo municipal.

Aunque organismos y agencias internacionales de noticias reportaron dificultades para que las votantes demostraran su identidad y residencia, además de contar con un número limitado de centros de registro, ello no impidió que 979 candidatas se enfrentaron a casi 6 mil hombres, compitiendo por un asiento en los 284 consejos municipales.

En este histórico sufragio, 17 mujeres se convirtieron en pioneras, al ganar un puesto en los consejos municipales en todas las regiones del reino, incluyendo la localidad de Madrakah, al norte de La Meca, el lugar más sagrado del islam.

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En Costa Rica celebramos este relevante paso hacia el avance del respeto de los derechos humanos y la igualdad de género en un país en donde el islam suní ha dado lugar a un sistema patriarcal, injusto y desmedido de tutela masculina sobre las mujeres que requiere que estas vayan acompañadas por un hombre cuando viajan o van a la escuela, son sometidas a restricciones en sus derechos básicos, como tener que depender de su padre, marido o hermano para viajar al extranjero o abrir una cuenta bancaria, además de exigirles que se cubran sus cabezas.

Ciertamente el cambio ha sido lento, pero las saudí han luchado tenazmente por sus derechos, no solo en la política, sino también en su inserción en la sociedad económicamente activa en donde han ido aumentando su número en la fuerza laboral de 23.000 en 2004 a más de 400.000 en 2015. También por primera vez en el 2012 envió a los Juegos Olímpicos de Londres dos representantes femeninas en su equipo de atletas.

El surgimiento de ellas en la política, en la economía y los deportes prueban nuevamente lo vinculado que está la conquista de los derechos de la mujeres con el acceso y  la calidad de la oferta educativa y su valor como un medio de ascenso social, pues gracias a un programa de becas -también instaurado por el fallecido rey Abdullah-, hoy existe en este país más mujeres que hombres en la universidad.

Demuestra nuevamente la historia que cuando un país dispone de igualdad de oportunidades para la mujer en y desde la educación, se convierte en uno de los ejes principales del proceso de modernización y democratización de la sociedad.

Esperamos que esta evolución política y económica en Arabia Saudi, también beneficie a las mujeres en otras áreas, pues aunque parezca inverosímil, el país en donde existe el uso más alto de twitter y Youtube per cápita en el mundo, a las mujeres se les prohíbe manejar un automóvil.