© Flickr/Reg Natarajan

Dicen que después de la tormenta llega la calma, un dicho muy conocido por todos y que ahora esperamos con ansias que se haga realidad.

Han sido semanas de incertidumbre ante un escenario desconocido por todos que nos ha causado angustia, miedo, ansiedad, tristeza y una variedad de sentimientos encontrados ante un mundo que ya no conocemos.

Y es que de un día para otro la vida cambió para todos de forma radical y todo aquello que dábamos por hecho ahora lo anhelamos. Esos cafés con amigos, almuerzos compartidos con los compañeros de trabajo, tardes de fútbol con los vecinos y amigos, entrenamientos en el gimnasio, clases de la universidad, colegio y escuela, un sincero abrazo entre amigos o algo tan rutinario como ir a trabajar todos los días se ha convertido en un recuerdo.

De pronto el planeta hizo un ALTO y nos hizo a todos -frenar-, pero ¿qué podemos sacar positivo de toda esta situación llena de malas noticias que inundan las redes y los diferentes medios de comunicación todos los días?, pues muchas cosas aunque parezca que no.

Una de ellas es la disminución de los índices de contaminación en el planeta, por ejemplo de acuerdo con datos del Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China el número promedio de “días de aire de buena calidad” aumentó 21,5% en febrero, en comparación con el mismo período del año pasado.

Asimismo la NASA y la Agencia Espacial Europea mostraron imágenes satelitales que mostraban la reducción de emisiones de dióxido de nitrógeno (las emitidas por vehículos, plantas de energía e instalaciones industriales) de las ciudades chinas más importantes durante los meses comprendidos entre enero y febrero.

Aunado a lo anterior, este fenómeno se hizo más visible con los famosos canales de Venecia en Italia,  donde con asombro salieron a la luz imágenes del agua trasparente y limpia, tanto que incluso llegaron pequeños bancos de peces en sus, ahora, cristalinas aguas, lo cual es producto del poco tráfico de botes en el lugar.

Por otra parte, en Barcelona, España, los jabalíes salieron a dar un vistazo a la ciudad, ahora desolada y silenciosa, con el fin de buscar alimento sin el temor de encontrar un humano, y recuperando espacios que habían sido ocupados por el hombre.

Los siervos también hicieron su aparición en la ciudad de Nara, Japón, donde acamparon apacibles por las calles despejadas.  -Cualquier similitud con películas apocalípticas es pura casualidad-.

Pero el respiro ecológico no es la única bondad de toda está tempestad que vivimos los humanos. El encierro sanitario ha obligado a las familias a reencontrarse unos con otros, y es que, por motivos de tiempo y trabajo, así como las carreras del día a día, familias de todo el mundo habían olvidado conversar, compartir, comer juntos alrededor de la mesa, jugar o sencillamente, tener tiempo de calidad, tiempo que ahora hay de sobra.

Muchos habíamos olvidado cómo era dejar el estrés diario a un lado y el celular, para tan solo conversar con nuestros padres, hermanos, esposo (a) o amigos.

Y para quienes somos creyentes, estos tiempos han servido para volcar nuestra mirada al cielo y darnos cuenta cuánto necesitamos de Dios día a día y que sin Él simplemente no somos nada.

En estos tiempos de ansiedad e incertidumbre que estamos viviendo los invito a reflexionar y ver el lado positivo del ALTO que el planeta nos puso a todos de la noche a la mañana, para poder recordarnos todas estas lecciones que, aunque son obvias, las rutinas diarias del día a día provocaron que las olvidáramos.

Todo tiene una razón y un propósito, posiblemente lo que está pasando sirva para unirnos más como seres humanos, para valorar más nuestra vida y las pequeñas cosas de este mundo que nos rodean y que, definitivamente, como lo hemos visto no se compran con dinero.