A pesar de que la mayor fuente de contagio detoxoplasmosis proviene del consumo de carnes contaminadas, es frecuente pensar que es transmitida por los gatos

Los gatos, junto con los perros, ocupan la popularidad de las mascotas de nuestro tiempo, al punto que muchos se desviven por estos animales y los han convertido en parte fundamental de sus vidas.

Particularmente el gato suele ser un animal noble e inocuo, sin embargo, está relacionado con una enfermedad llamada toxoplasmosis, la cual es muy conocida en la población general y circulan muchos conceptos errados en el mundo del internet.

Por eso es importante señalar que la toxoplasmosis es una infección producida por un parásito llamado Toxoplasma gondii que se adquiere principalmente al comer carne contaminada mal cocida, y en algunos casos al consumir alimentos, como verduras, frutas, legumbres o agua contaminada con las heces de felinos infectados.

En términos generales el consumo de carnes contaminadas sea de res, cerdo, pollo y otros mamíferos representa la mayor fuente de contagios, la infección relacionada los gatos es poco frecuente y en aquellos que tienen los gatos viviendo permanentemente dentro del hogar el riesgo de infección es mucho más bajo.

A pesar de que la mayor fuente de contagio la representa el consumo de carnes contaminadas, a la toxoplasmosis se le conoce en el ámbito popular como la enfermedad de los gatos y es frecuente encontrar personas que tienen falsos temores sobre estas mascotas.

Los gatos adquieren el toxoplasma al comer presas infectadas, sean roedores o aves, y usualmente si el gato se infecta, sólo libera el parásito en las heces una vez en su vida y durante unas pocas semanas. Por lo general esto ocurre cuando el gato está joven.

La toxoplasmosis no suele dar síntomas al punto que las personas no se dan cuenta que han sido infectadas. En otros, puede manifestarse como un cuadro gripal que rara vez llama la atención. Por eso es común que la embarazada no se percate de la infección y son los exámenes los que la detectan.

Aproximadamente la tercera parte de las madres que adquieren la toxoplasmosis durante el embarazo transmiten la infección al niño. En estos casos, el parásito puede provocar malformaciones importantes, daños cerebrales, oculares, y en algunos casos el bebé no sobrevive.

En la actualidad contamos con diversos métodos para detectar la presencia de este parásito, y se pueden realizar en las mujeres que están planeando un embarazo. Si los exámenes demuestran la infección se procede a instaurar el tratamiento.

Los hijos de las mujeres que se han tenido toxoplasmosis antes del embarazo no tienen riesgo de verse afectados debido a que las defensas desarrolladas por la madre protegen al niño dentro del vientre.

Esta es la razón por la que las personas que han tenido gatos desde la infancia o por largos periodos por lo general ya han sido infectados y están protegidos porque cuentan con defensas. Por eso, algunos autores señalan que son las mujeres que no han convivido con felinos las más susceptibles a la infección.

Antes se creía que la toxoplasmosis era causa de abortos a repetición y como tal era considerada un factor de infertilidad, sin embargo, en la actualidad sabemos que este parásito a lo sumo puede provocar un aborto, pero ya no produce abortos en los siguientes embarazos, por eso ante la duda siempre es importante consultar a su médico.

Foto: Jonathan Borba