La dirigente era concejala por el izquierdista Partido Socialismo e Liberdade (Partido Socialismo y Libertad, Psol), además de una firme defensora de los derechos de poblaciones socialmente discriminadas
El regreso del izquierdista presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, al poder, plantea la esperanza de que el asesinato de la concejala, defensora de derechos humanos, líder negra y de la comunidad sexualmente diversa Marielle Franco, sea efectivamente investigado, planteó la pareja sentimental de la víctima, Mónica Benicio.
Ello, a diferencia de la conducta indiferente -si no obstruccionista de la investigación- que, ante el crimen, mantuvo el régimen del ultraderechista, misógino, racista presidente (2019-2023) Jair Bolsonaro, según lo expresado por Benicio, en declaraciones reproducidas, el 14 de marzo, por la agencia informativa internacional española Efe.
La administración de Da Silva -instalado el 1 de enero, para cuatrienio 2023-2027- considera que el esclarecimiento del asesinato constituye un tema de honor, según lo expresado, 24 horas después de constituido el actual gobierno, el ministro de Justicia y Seguridad Pública (Justiça e Segurança Pública), Flávio Dino.
Franco, quien entonces se desempeñaba como concejala en el gobierno de la oriental y costera ciudad de Río de Janeiro -antigua capital del territorialmente mayor país latinoamericano-, fue asesinada, a balazos, el 14 de marzo de 2018, mientras se halaba, en su automóvil. Junto con la dirigente, fue fatalmente baleado el chofer de la funcionaria municipal.
Respecto a la complicidad del régimen bolsonarista, el diario Brasil de Fato (Brasil Realmente, BdF) informó, el 22 de febrero, que “la asesora (municipal) Fernanda Chaves, quien también estaba en el vehículo pero no fue alcanzada por las balas, dijo que nunca fue escuchada en las investigaciones, hasta ahora”.
BdF agregó que Chaves “fue recibida por Dino en el Ministerio de Justicia en la primera semana del año”.
«Sin ninguna duda, el regreso de Lula, a la presidencia, nos da esperanza de que, finalmente, consigamos saber quién mandó a matar a Marielle, y por qué”, expresó Benicio, también concejala de Río de Janeiro, al medio de comunicación español.
“El Gobierno anterior, nunca mostró respeto por la memoria de Marielle, ni compromiso con la solución del caso…por el contrario, su muerte era tratada con chistes”, siguió denunciando.
Benicio explicó, asimismo, que, por esa razón, la familia de Franco se opuso, inicialmente, a que la investigación del caso fuese asumida por la fuerza policial federal brasileña, posición ahora modificada ante la esperanzadora nueva llegada de Da Silva, a la presidencia -la tercera de tres: 2003-2007, 2007-2011, y la actual (2023-2027)-.
Al dar a conocer el compromiso de la presente administración respecto al caso, Dino declaró, el 2 de enero, que “le dije a la ministra Anielle, y a su madre, que es una cuestión de honor, para el Estado brasileño, hacer todos los esfuerzos posibles y apropiados”.
El ministro hizo, así mención, a Anielle Franco, hermana de la víctima, quien, en el tercer gobierno de Da Silva, se desempeña como ministra de Igualdad Racial.
“La Policía Federal actuará de esa manera, para que este crimen sea definitivamente esclarecido, y sepamos quién mató a Marielle, y quién mandó matar a Marielle Franco, ese día, en Río de Janeiro”, aseguró, entonces, el titular de la cartera de Justicia y Seguridad Pública.
La dirigente era concejala por el izquierdista Partido Socialismo e Liberdade (Partido Socialismo y Libertad, Psol), además de una firme defensora de los derechos de poblaciones socialmente discriminadas.
También se oponía, firmemente, a la política de represión policial, aplicada por el gobierno (2016-2019) del entonces presidente brasileño, el derechista Michel Temer -antecesor inmediato de Bolsonaro (2019-2023)-, para combatir la criminalidad.
Temer completó el segundo mandato presidencial (2011-2015, 2015-2016) de la izquierdista presidenta Dilma Rousseff.
Como vicepresidente de la primera presidenta en la historia brasileña, Temer asumió el cargo de su ex jefa quien, por una maniobra de la ultraderecha opositora que -con el apoyo del entonces vicepresidente- la acusó de haber cometido actos de corrupción.
Nacida en Mar, una de las favelas (barrios habitados por personas de escasos recursos) de Río de Janeiro -considerada como una de las ciudades más violentas del país-, Franco, de 38 años, fue asesinada a balazos mientras se hallaba en su automóvil, en una calle del centro de esa ciudad, junto a Gomes.
El doble homicidio generó, de inmediato, manifestaciones de repudio a nivel nacional lo mismo que internacional.
En coincidencia con los cinco años desde el asesinato de Franco, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) reafirmó, en un comunicado, que la concejala, “en esos días venía denunciando la violencia en las favelas y el accionar de grupos parapoliciales”.
“Tras un lustro del crimen que también le costó la vida al chofer Anderson Gomes, el caso sigue sin resolverse”, denunció, a continuación.
“Ya son cinco años sin esa sonrisa”, expresó la oenegé con sede en Buenos aires, la capital argentina.
“‘¿Quién mandó a matar a Marielle y por qué?’ se pregunta el Instituto Marielle Franco, una organización creada por la familia de esta referente en la lucha contra las injusticias y en la defensa de los derechos de los más pobres”, precisó.
“Años atrás, la investigación del caso se paralizó cuando la policía de investigaciones carioca encontró nexos entre la familia del expresidente Jair Bolsonaro y los dos policías detenidos por matar a la concejala socialista; hasta que el pasado 22 de febrero el ministro de Justicia, Flavio Dino, pidió su reapertura”, denunció.
En coincidencia con el señalamiento de Clacso, y en la nota informativa que, sobre el caso, difundió al cumplirse cinco años del crimen, el medio de comunicación Deutsche Welle (DW) señaló que “la cercanía que mantuvieron los hijos del expresidente Jair Bolsonaro con los presuntos delincuentes ha alimentado el temor de que la honestidad del trabajo investigativo quedara contaminado”.
Por su parte, la agencia informativa argentina Télam, informó, al cumplirse cinco años desde el crimen, que, “hasta el momento lo que está ratificado en la causa (judicial) es que dos expolicías pertenecientes a las mafias de las milicias cariocas fueron los asesinos de Franco y salieron a cometer el homicidio desde el condómino de cada en Barra de Tijuca donde reside el expresidente Bolsonaro, quien en ese entonces era candidato y niega cualquier vinculación con los homicidas”.
Télam aludió así, por una parte, a los grupos paramilitares que ilegalmente controlan las favelas, y, luego, al barrio Barra da Tijuca, en la periferia oeste de Río de Janeiro.
Citada en el comunicado de Clacso, Anielle Franco expresó, respecto al asesinato de su hermana, que, “desde entonces, el mes de marzo es más lucha todavía”.
“Es el mes de la mujer, pero, en Brasil, también debe ser el mes del combate a la violencia política”, reflexionó, en calidad de propuesta, la ministra quien dirige el Instituto Marielle Franco, que promueve la defensa de los derechos humanos.
Al indicar que rescata, “de forma permanente la figura y el legado de Marielle, cuyo nombre engalana la sala principal de su sede en Buenos Aires”, Clacso anunció, además, en el texto informativo, el lanzamiento de un libro, precisamente, sobre la agresión machista de que son objeto las brasileñas quienes incursionan en el área política.
Se trata de la compilación -por parte de la dirigente política brasileña Manuela D’Ávila- de textos, redactados por quince mujeres del amazónico país sudamericano, que evidencian la misoginia agresora en ese ámbito del quehacer nacional.
Titulada “Siempre fue sobre nosotras. Relatos de la violencia política de género en Brasil”, la obra de 211 páginas fue prologada por Anielle Franco.
“El día es 14 de marzo de 2018, un miércoles marcado por una tormenta de lluvia y vientos que arrasaron las calles de Río de Janeiro”, escribió la ministra, en el texto introductorio que denominó “La libertad es no tener miedo”.
La de esa jornada, fue “una tormenta que para mí y mi familia aún golpea hasta el día de hoy, y que definimos como ‘el día en que nos arrebataron a mi hermana de manera brutal y cobarde’”, reveló.
“El asesinato de Marielle y Anderson expuso al mundo las grietas estructurales presentes en la frágil democracia de Brasil”, denunció.
“Esta violencia brutal evidenció la importancia de identificar la violencia política de género como un problema con raíces estructurales en la sociedad brasileña.”, reflexionó.
“Desde aquel marzo fatídico, me enfoco en proteger y apoyar a las mujeres negras, LGBTQIA+ y marginadas en sus múltiples trayectorias de ocupación de la política institucional”, agregó, al compartir el compromiso que asumió con la lucha de su hermana.
“En estas páginas, encontrarás historias vívidas de dolor y lucha, cuerpos diferentes, pero con trayectorias similares, marcadas por la misma violencia política que le impidió a mi hermana ejercer su derecho a vivir una vida política plena”, señaló, como adelanto de los textos contenidos en la compilación.
“Bajo una estructura racista y patriarcal, estos cuerpos están expuestos y son vulnerables a cualquier tipo de acción de dicha violencia, que tiene perspectivas plurales, presentes mediante la agresión física, pero que también abarca dimensiones psicológicas, sexuales, morales y raciales”, advirtió.
“También es mi deber hacer explícita la responsabilidad del Estado brasileño de proporcionar mecanismos que garanticen el derecho al libre ejercicio político de las poblaciones más vulnerables, especialmente las mujeres”, porque “incidir en nuestra seguridad y protección es defender la democracia brasileña en la que creemos”, explicó.
La prologuista precisó, asimismo, que “el efecto de la violencia política es impedir que las mujeres se postulen a cargos públicos, interferir en el ejercicio de sus mandatos y, finalmente, desalentar, entorpecer, acortar, restringir sus carreras políticas”.
“Es una violencia que se ejerce antes, al inicio, durante y al final de un mandato, que incide en el inicio de una carrera política, así como en la permanencia y la salida/retirada de ella”, agregó, en evidente alusión a su hermana, y a Rousseff.
Anielle Franco explicó que, en el título del prólogo, parafraseó una expresión de la cantautora estadounidense Nina Simone (1933-2003) -conocida como la Alta Sacerdotisa del Soul (High Priestess of Soul).
Durante una entrevista periodística, a la pregunta “para usted, qué significa libertad?”, respondió, inicialmente que “es solamente un sentimiento”.
A continuación, ahondó en la reflexión, para expresar: “te diré qué es, para mí, la libertad: ausencia de miedo”.
Al respecto, Franco escribió que “fue Nina Simone quien nos enseñó que ‘la libertad es no tener miedo’, y ella está presente en la rotura de las cadenas que aprisionan la esperanza de días mejores”.
Y, en alusión a la violencia de género en política, formuló la exhortación a que “cuidemos siempre a las mujeres electas. A todas”.