Las manifestaciones opositoras iniciadas el año pasado por mujeres, se han convertido en un movimiento, de mujeres y hombres, contra el régimen, en todos sus brutales aspectos
Las iraníes, en unidad, lograrán derrocar a la criminal dictadura teocrática que gobierna, hace décadas, a su país de origen, violando los derechos humanos, en general, y las garantías fundamentales de la población femenina, en particular.
Las manifestaciones opositoras iniciadas, el año pasado, por mujeres, para exigir respeto a sus derechos -constituyéndose en una inclaudicable rebelión de género-, se han convertido en un movimiento, de mujeres y hombres -contra el régimen, en todos sus brutales aspectos-.
Al explicar el impulso de la insurrección no armada -aunque brutalmente reprimida por la tiranía-, la iraní Masih Alinejad, periodista y defensora de los derechos de las mujeres y las niñas, aseguró, en un reciente artículo de opinión, que la comunidad internacional está sensibilizándose respecto a las barbaridades antiopositoras que, cotidianamente, tienen lugar en ese país del occidente asiático.
La insurrección se inició como inmediata reacción al asesinato, el 16 de setiembrede 2022, de la iraní Mahsa (Jina) Amini, de 23 años, luego de su detención, en Teherán -la capital nacional-, por efectivos de la Gasht-e Ershad (Policía Guía, o Policía Orientadora) -fuerza de seguridad de cumplimiento de la fe, popularmente conocida como “policía de la moral”-.
Los agentes involucrados en el arresto, la acusaron de haber violado la estricta Ley sobre Hijab y Castidad, al llevar inadecuadamente puesto el hijab -velo religioso que cubre la cabeza, hasta los hombros, de quien lo usa-, ya que no le ocultaba, completamente, el cabello.
La aplicación de esa arbitraria y abusiva legislación es responsabilidad de la Sede para el Ordenamiento del Bien y la Prohibición del Mal -algo así un ministerio de la moral-, y la severidad en la aplicación de esa ley fue fortalecida, en agosto de 2022, mediante decretofirmado por el masivamente cuestionado presidente Iraní, Ebrahim Raisi.
El patriarcal régimen sacerdotal iraní obliga, a las mujeres -y a las niñas, a partir de la edad de siete años-, a usar hijab, cuyo propósito específico es el de cubrir el cabello -que, de acuerdo con lo establecido por la costumbre musulmana, las mujeres mantienen largo-.
Según lo determinado por la dictadura, el hijab debe usarse ajustado a la cabeza, de modo que, no hacerlo, implica brutal sanción.
Al igual que en el limítrofe Afganistán -bajo la tiranía del fundamentalista grupo islámico Talibán, establecida el 15 de agosto de 2021-, el régimen iraní aplica, severa y arbitrariamente, normas religiosas, en violación de las garantías fundamentales -en particular, despreciando los derechos de la población femenina.
En ese sentido, entre otras disposiciones, el código penal vigente en Irán determina que las mujeres cometen un delito si, en público, aparecen sin el hijab.
Todo ello, en ilegítima interpretación del Corán -el libro sagrado del Islam-.
Instalada, en 1979, la misógina dictadura teocrática es encabezada por un líder supremo musulmán -actualmente, el ultraconservador ayatola (máximo sacerdote) Ali Khamenei-, la más alta autoridad gubernamental -con rango superior al presidente-.
El régimen religioso fue constituido luego de que un proceso denominado Revolución Islámica (1978-1979) derrocó al monarca iraní, el sha (rey) Mohammad Reza Pahlavi
-quien gobernó desde 1941 hasta 1979-, para instalar en el poder al ayatola Ruhollah Khomeini -quien estaba exiliado en Francia-.
En el artículo de opinión titulado “Mujer, vida, libertad” -la consigna inicial de las manifestaciones, que la revista estadounidense Elle -especializada en temas de género-publicó el 21 de febrero, Alinejad relató que, “en 2018, en una charla en la (estadounidense) Universidad de Stanford, señalé que la próxima revolución estaría liderada por mujeres iraníes”.
“Estaba segura de que nuestro momento estaba cerca”, escribió, a continuación.
El asesinato de Amini, perpetrado cuatro años después, “encendió los corazones de las mujeres de todo el mundo (…) las mujeres se hicieron escuchar”, señaló.
“Las imágenes de mujeres quemando hijabs (al igual que en las manifestaciones en el país asiático), pasaportes iraníes, y banderas, han circulado ampliamente, marcando la primera vez en la historia que las mujeres del mundo se han galvanizado para apoyar a sus hermanas iraníes en nuestra lucha por la libertad”, reflexionó.
“El cambio está en el aire”, aseguró la periodista y activista, quien, además, es autora de libros entre los cuales se destaca “The Wind In My Hair: My Fight for Freedom in Modern Iran” (“El viento en mi cabello: mi lucha por la libertad en el Irán moderno”).
“El mundo está despertando ante las injusticias que se producen, a diario, en mi país”, agregó.
Se trata de “injusticias que las iraníes han soportado, durante muchos años, en nombre del honor” machista, porque “el régimen enseñó, a los hombres, desde pequeños, a controlar y oprimir a las mujeres, a tratarlas como si fueran de su propiedad”, denunció, a continuación.
En alusión a la ampliada participación que tienen las manifestaciones inicialmente femeninas, expresó que “me alienta ver que, en este levantamiento, hombres y mujeres están, hombro con hombro, en las calles, unidos contra la opresión”.
En cuanto a los testimonios de las iraníes, respecto a la misoginia de que son objeto por parte de la dictadura, Alinejad expresó que “nuestras historias tienen poder”.
En ese sentido, precisó que, “todos los días, hablo con mujeres de Irán, y recibo vídeos suyos”, además de explicar que “su cámara (fotográfica, principalmente en teléfono celular) es su única arma para luchar contra este régimen, para mostrar al mundo la misoginia y la brutalidad a las que se enfrentan”.
La viralización de esas imágenes, ayuda a fortalecer el apoyo internacional, un factor destacado en esa lucha, en razón de que, “al apoyar a las iraníes, nuestras hermanas de todo el mundo están salvaguardando, a la vez, sus propias libertades”.
En opinión de Alinejad, la cohesión resulta esencial, porque, “juntas, somos más fuertes”, y, “juntas, enviaremos, a este régimen bárbaro, al basurero de la historia”.
Foto: Ali Karim