La intensa coyuntura electoral latinoamericana, este año, presenta la posibilidad de abrir, para el sector femenino, espacios de poder, lo que permite considerar que está presentándose una oportunidad de impulso a la lucha por erradicar la violencia contra las mujeres en el campo de la política, planteó una experta internacional en temas de género.
Entre otras consecuencias en ese sector poblacional, la pandemia mundial del nuevo coronavirus ha expuesto, con particular fuerza, la ausencia de igualdad de oportunidades en esa área de actividad aún dominada por la presencia masculina, dijo la directora regional de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) para las Américas y el Caribe, la uruguaya María Noel Vaeza.
Tal discriminación está directamente vinculada a estereotipos machistas, de acuerdo con lo planteado por la funcionaria internacional.
La emergencia sanitaria, que también ha golpeado al área, evidenció, igualmente, que la gestión femenina, si bien es clave, está ausente de la toma de decisiones, aseguró Vaeza, en un artículo de opinión que publicó, el 9 de agosto, en el diario español El País.
La paridad, específicamente en ese campo, permitiría dar respuestas inmediatas a los problemas de la población en general, advirtió.
“Este 2021 comenzó con un calendario electoral muy activo y definitorio para la mayoría de los países de América Latina”, por lo que, “desde presidencias, cuerpos legislativos, gobiernos locales y hasta convenciones constituyentes, estamos ante una reconfiguración del mapa político”, expresó.
Vaeza aludió, así, a los 14 procesos de votación -lo mismo generales que legislativos y municipales- programados para nueve países de la región -algunos pendientes de realización, y otros ya cumplidos-.
Entre los primeros, figuran las elecciones previstas para Nicaragua, Chile, y Honduras
-respectivamente, los días 7, 21, y 28 de noviembre, que incluyen comicios para elegir presidente-.
La directora regional de ONU Mujeres planteó, además, que, “a raíz de esta crisis (sanitaria), ha quedado en evidencia que las mujeres desempeñan un papel significativo en la gestión pública y territorial, y que su exclusión de la toma de decisiones no tiene que ver con capacidades, sino con discriminaciones estructurales y estereotipos de género”.
En el contexto de la emergencia, “las desigualdades, las demandas sociales, la violencia machista y el reparto desigual de los cuidados entre hombres y mujeres que ya eran preocupantes antes de la pandemia, se pusieron en evidencia”, escribió.
Asimismo, “a raíz de esta crisis, ha quedado en evidencia que las mujeres desempeñan un papel significativo en la gestión pública y territorial”, planteó.
También se reveló, inequívocamente, “que su exclusión de la toma de decisiones no tiene que ver con capacidades, sino con discriminaciones estructurales y estereotipos de género”, denunció.
En este sentido, precisó que “la violencia política se manifiesta de diversas formas: desde los asesinatos de candidatas, los ataques físicos, hasta el acoso verbal y cibernético”.
La agresión de género, en este campo, “es una realidad cotidiana para quienes ejercen este tipo de responsabilidad pública”, aseguró.
Vaeza escribió, además, que se trata de un fenómeno que “aparece en contextos electorales, pero también ante el avance de la agenda hacia la igualdad sustantiva”.
“Adquiere características específicas ante la amenaza de la corrupción, constituyendo el mecanismo para evitar y/o castigar la fiscalización de las mujeres que denuncian actos ilícitos y/o buscan medidas hacia una mayor transparencia y rendición de cuentas”, explicó, a manera de ejemplo.
La funcionaria de Naciones Unidas puntualizó, de igual manera, que, en el desempeño del cargo, “he pasado el último año visibilizando el rol que han jugado las mujeres en la respuesta a la pandemia y cómo se han incorporado a las organizaciones feministas en las estrategias de recuperación socioeconómica y las diferentes reivindicaciones sociales y políticas”.
Vaeza expresó la esperanza de que la vía cívica presente la posibilidad de consolidación de las democracias del área, mediante mayor presencia femenina en las estructuras de toma de decisiones.
En su opinión, la igualdad de género, también en este campo, debe procurarse, para lograr que se priorice la atención a las exigencias de la población en general.
“Estoy convencida de que, para lidiar de forma efectiva con la crisis de sanidad y sus efectos en las múltiples crisis socioeconómicas, políticas y humanitarias, lo mejor que nos puede pasar es que estos procesos electorales resulten en una reafirmación de las democracias y sus instituciones con muchas más mujeres en espacios de poder”, reflexionó.
“Porque en esa representación paritaria y diversa está el potencial que la gestión pública pierde al no incluir a las mujeres para decidir y resolver los problemas de toda la ciudadanía: esas demandas del presente que precisan respuestas urgentes”, agregó.
Respecto al panorama regional de votaciones, la experta indicó que, este año, se desenvuelve “un calendario electoral muy activo y definitorio para la mayoría de los países de América Latina”, y aseguró que, “desde presidencias, cuerpos legislativos, gobiernos locales y hasta convenciones constituyentes, estamos ante una reconfiguración del mapa político”.
En ese sentido, citó datos procesados conjuntamente por ONU Mujeres y la Unión Interparlamentaria (UI), según los cuales América presenta la más elevada proporción de representación femenina parlamentaria, a nivel mundial, con 32.4 por ciento en promedio.
No obstante constituir un porcentaje que dista considerablemente del ideal de equidad, se trata de una correlación que permite optimismo, de acuerdo con lo planteado por la autora del artículo.
“Es una cifra que da esperanza, pero aún lejana de la paridad en todos los poderes del Estado y niveles de gobierno”, aseguró.
También está alejada “de una cultura social y política que realmente garantice igualdad de condiciones y no solo de acceso”, advirtió.
Por ello, es necesario que mujeres, lo mismo que hombres, en los diferentes contextos nacionales, se esfuercen por promover la eliminación de nocivos hábitos machistas, fuertemente arraigados en sociedades patriarcales, según el planteamiento de Vaeza.
Esto, necesariamente, tiene que apuntar a lograr la igualdad de oportunidades, expresó.
“Tenemos que seguir, desde todos los ámbitos y con un fuerte compromiso de la ciudadanía, promoviendo estrategias orientadas a prevenir, sancionar y erradicar el acoso y la violencia contra las mujeres en política”, recomendó.
“Debe ser, además, un enfoque integral, que garantice un igual acceso de todas las mujeres en su diversidad a espacios de toma de decisiones en todos los poderes y niveles del Estado, y espacios públicos y políticos libres de toda forma de violencia basada en género”, continuó proponiendo.
En opinión de Vaeza, lo anterior es posible, porque “el momento de erradicar la violencia contra las mujeres en política es ahora”.