El Influencer ha existido siempre, desde Jesucristo hasta los grandes pensadores y líderes mundiales que han generado acciones importantes y valiosas capaces de hacer cambiar el rumbo de la sociedad
Por: Irene Jara Ocampo
Vivía yo en Tampico-Tamaulipas, cuando empecé a escribir mi columna semanal llamada “Al Estilo de Irene”, en donde compartía temas de Imagen y Etiqueta Empresarial, en el Periódico Milenio de esa ciudad. Algún tiempo después, los editores de dicho diario me propusieron la aventura de desarrollar también, un espacio de crítica gastronómica, ¡eso sí, bajo un seudónimo!, con el fin de que mis opiniones fueran lo suficientemente objetivas y pudieran generar confianza y credibilidad en el lector.
Los dueños de los restaurantes nunca sabían cuando yo llegaba, y tampoco me conocían … ésa era precisamente la intensión, entrar y salir con bajo perfil.
Graduada en Administración de Empresas Turísticas y teniendo experiencia en hotelería, acepté gustosa el reto de visitar los diferentes tipos de restaurantes de esa bella zona del Golfo de México. Los editores de Milenio me comentaban que los suscriptores indicaban que, los domingos antes de salir a almorzar, tomaban decisiones según las opiniones que yo ofrecía de cada lugar, porque no sólo comentaba acerca de la comida, sino que analizaba el servicio en general y por supuesto, el estado de las instalaciones y sus respectivos menajes. Nunca hubo quejas de algún restaurantero, y por el contrario, cuando yo refería alguna área de mejora, ellos mismos llamaban al Diario y les decían que me pidieran que regresara y comprobara, que habían atendido dicha observación.
Aquí en Costa Rica he tenido la oportunidad decolaborar con propietarios de empresas gastronómicas de muy alto nivel, en donde me contratan como “mistery shopper”, y en calidad de cliente incógnito, puedo evaluar con imparcialidad, la experiencia organoléptica y de servicio que recibe un comensal común.
Ahora existe el concepto de validar la opinión de gente que sólo por el número de seguidores que ostenta en sus redes sociales, – y que dicho sea de paso, ¿serán reales?-, se ofrecen como “influenciadores” para vender todo tipo de productos y servicios … sin tener ningún criterio de lo que hablan y sin prepararse un poco en cada tema.
Esta tendencia surge porque el usuario de estas plataformas, aunque tenga mucha información, cada vez tiene menos conocimiento y cultura general, y entonces prefiere hacer caso a lo que le diga un personaje al que admira, sólo porque es conocidillo por muchas personas. Este es un fenómeno que explica muy bien Giovanni Sartori en su libro: “De Homo Sapiens a Homo Videns”, en donde sostiene que las actuales generaciones ya no aprenden leyendo, sino viendo, y esta acción está haciendo que el nuevo ser humano cada vez tenga menos razonamiento …
El Influencer con mayúscula ha existido siempre, desde Jesucristo hasta los grandes pensadores y líderes mundiales (hombres y mujeres), que han generado acciones importantes y valiosas capaces de hacer cambiar el rumbo de la sociedad. A este tipo de personas se les paga con creces porque son referentes dentro de sus actividades, sus aportes son relevantes y se pueden sostener en el tiempo … estos muchachillos y muchachillas que cobran por decir que algo “está muy chiva”, tienen sus días contados, porque nada es para siempre, y la gente ya no come cuento … ¡Eso espero!