Con cierto temor me acerco a este tema que se me ha solicitado, para ser colocado como columna en la revista Petra, digo temor, porque este tema debe ser asumido por una de las mujeres de la Iglesia, en todo caso por la pastora Geraldina, vicepresidenta de la Junta.

No porque el presidente –varón-, no tenga conocimiento del papel que juega la mujer en la Iglesia, sino porque debe ser esta una tarea que corresponda a las mujeres y que sean ella las que así se vean.

Sin embargo dando vueltas al asunto, me surgió la inquietud de construir un primer acercamiento a este tema y abrir así la posibilidad de reacción, tanto por parte de las mujeres de la Iglesia, como por otras mujeres y también otros hombres.

La Iglesia Luterana Costarricense, se fundó el 22 de agosto de 1988 y desde entonces es una Iglesia que acompaña las causas de las poblaciones más desprotegidas: indígenas, migrantes, campesinos y campesinas, mujeres, juventudes y niñez en riesgo.

Yo sirvo a la Iglesia Luterana Costarricense desde hace ya 19 años y en todo este tiempo he visto muchas mujeres que han cruzado el mapa así llamo ILCO, muchas que ya no están y otras que perduran aún bajo la fuerza controladora del sistema patriarcal.

Hablar del papel de la mujer en la Iglesia, es hablar de muchas faces o facetas, pues no es lo mismo el escenario de hace 15 años que el que podemos ver en el día de hoy. En esta corta vida de la Iglesia, hemos compartido con mujeres muy significativas y luchadoras y otras tantas más bien ajustadas a un sistema tradicional.

Hoy por hoy el grupo de mujeres que podemos llamar de la Iglesia, son un reducto de mujeres valientes, arriesgadas que han sabido defender sus espacios y colocarse en la frontera de la tomas de decisiones

Hay un grupo que lidera a otras tantas y que juntas buscan de-construir mandatos y señales opresoras que el sistema religioso difícilmente ha podido superar y es aquí donde las mujeres juegan un papel trascendental, ocupando espacios de toma de decisiones pueden -y lo están haciendo-, dibujar una historia de la Iglesia actual con rostro más afectivo, inclusivo y solidario, historia que cada día es más diversa, diversidad donde el papel de la mujer es fundamental.

Salirse de las sacristías, donde por años han sido una doméstica más y colocarse con valentía en los escaños antes ocupados por hombres, esto está permitiendo a la Iglesia, de-construir y re-construirse en una contante dinámica luterana de Iglesia Reformada, siempre reformándose.

Así, en una primera mirada es como yo veo las mujeres luteranas, dentro de la Iglesia Luterana.

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Por Gilberto Quesada Mora. Presidente de Junta de la Iglesia Luterana en Costa Rica.