Los Khasi, una tribu que habita en el estado indio de Meghalaya. En este lejano lugar las mujeres son las jefas de familia y administradoras de los bienes, mientras que los hombres dependen económicamente de ellas. 

Imaginen que hace un par de siglos algún explorador europeo -posiblemente inglés- recorrió distintos lugares inexplorados de la India. Durante uno de estos viajes llegó a un territorio remoto al noreste del mencionado país, e inmerso entre su exuberante vegetación y las lluvias persistentes descubrió una aldea. No es de sorprenderse encontrar pequeñas muestras de sociedad o tribus dentro de los lugares que puedan parecer más inhóspitos pues en países extensos como la India, con su clima impredecible y su geografía cambiante, ya se habían convertido en tema de conversación entre los aventureros burgueses europeos. Sin embargo, algo que sí pudo haber sorprendido a un inglés de esa época sería el haber atestiguado un pueblo -o una cultura- en donde las mujeres representaban la clase dominante. Así es, en la India, el país de las castas, del dote matrimonial y de la mutilación femenina. Si este explorador pudo regresar a su país y contar sus experiencias a sus colegas y compatriotas de seguro habrá recibido muchas risas y burlas. Era prácticamente inaudito en el Siglo XIX, en esa sociedad de bien educados y privilegiados conquistadores, concebir tal idea, aunque a decir verdad, ¿qué podrían esperar de un poblado que realmente no había llegado a lo que conocemos como civilización?; esto pudieron haberse preguntado los más crédulos al relato.

Fotografía © wakan.org

La cuestión es que tales historias no se trataron de exageraciones, mitos o malas interpretaciones. El pueblo «dominado» por mujeres existió, y todavía existe. Se llaman los Khasi, una tribu que habita en el estado indio de Meghalaya, al noreste del país. Esta zona ha contado con mayor reconocimiento en los últimos años debido a -entre otras cosas- sus “puentes vivos”, caminos de espléndida apariencia casi mágica, hechos tan sólo de árboles y raíces de la higuera india que de manera natural, con sólo un poco de ayuda humana y la paciencia del tiempo, adquieren las formas que han maravillado a turistas de todo el mundo. Pero si nos adentramos en algunas de las tribus Khasi podremos notar cosas que nos parecerían igualmente peculiares: hombres lavando ropa en el río, la mujer más anciana de la familia como regidora de su tierra; el hecho de que es la hija menor la que hereda las propiedades y por ello la preferencia de que los nuevos nacimientos sean femeninos.

Ahora bien, es preciso dejar claro que esta no es una tribu matriarcal, pues tal cuestión implica varios factores culturales, sociales y políticos que tal vez no llegan a poseer por no tratarse de una ciudad o una provincia integrada o consolidada. Sin embargo, lo que sí se puede afirmar es que la sociedad Khasi es matrilineal, esto es, que las propiedades y las tierras se traspasan por vía materna, al igual que el uso del apellido de la madre por encima al del padre. También es importante aclarar que, a pesar de que a los hombres se les puede ver haciendo una que otra actividad doméstica, la mayoría de estas labores son desempeñadas por las mujeres; en otras palabras, las mujeres aquí hacen casi todo.

Entre las causas posibles sobre cómo esta sociedad ha mantenido las mencionadas costumbres desde hace tantas generaciones, destacan dos teorías: La primera está relacionada con la ausencia prolongada de los hombres en tiempos antiguos debido a asuntos bélicos, por lo que la protección de las aldeas caía en las mujeres. La segunda teoría apunta a que, debido al aislamiento de estos pueblos, ha quedado un legado más vigente de cuando la sociedad practicaba (posiblemente) la poliandria (o sea, que la mujer tenía más de un compañero), lo cual era común en distintas sociedades tribales de épocas anteriores a lo que conocemos por “civilización”.

Otro aspecto interesante que ocurre en estas remotas tribus matrilineales es que cuando se lleva a cabo un nuevo matrimonio es el hombre quien debe abandonar a su familia para integrarse a la de su esposa. También cabe notar que los matrimonios ocurren por decisión mutua, cada quien escoge a sus parejas (“por amor”, le dicen por acá), o sea, no hay intervención de los padres ni arreglos que implican dote (el patrimonio que la familia de la esposa le da al novio con el fin de garantizar la manutención de la mujer) como se suele implementar en la mayoría del territorio indio.

Ahora, si hablamos de temas políticos y administrativos como en la capital del estado, la situación cambia un poco. El papel de la madre sigue siendo muy respetado, sin embargo es más alto el porcentaje de hombres en el gabinete y en los ministerios, además de la fuerza laboral o puestos de trabajo permanentes, contrastando un poco con las aldeas más alejadas de la capital en donde los hombres poseen menos responsabilidades.

Para finalizar, un dato curioso, desde los años 90 un grupo integrado por hombres Khasi se ha manifestado en distintas ocasiones para exigir más derechos, en su mayoría concernientes al tema familiar y la herencia, demostrando que, sin importar el rincón del mundo, la clase o el género, todo aquel que se sienta oprimido va a alzar la voz.