Desde que en 1994 la Convención Belén Do Pará reconoció e identificó el origen y comportamiento de la violencia que sufren las mujeres, diferentes países en el mundo, como Costa Rica, han sido signatarios del acuerdo -proveniente de esta Convención- para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.

El compromiso de acción en contra del abuso y el maltrato, como resultado de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, ha suscitado que algunos grupos machistas, políticos conservadores y religiosos consideren la defensa de los derechos de la mujer como un atentado a la sociedad tradicional, a los valores y al rol de ella dentro de la familia.   

Frases lapidarias del Presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, antes y durante su campaña presidencial, en la que se pavoneaba al afirmar que una diputada no merecía ser violada por ser fea y que una debilidad suya es haber tenido una hija (después de cuatro hijos varones), son indignantes ejemplos de políticos conservadores y misóginos que con sus palabras y acciones inciden en comportamientos violentos hacia las mujeres.

Ataque a defensores de los Derechos Humanos

Muchos feminicidios, violaciones y agresiones a mujeres han sido desmeritados  cuando se conoce que la mujer sostenía una relación fuera del matrimonio, mostraba su cuerpo en forma “llamativa” o simplemente era simpatizante de un movimiento feminista o de defensa de Derechos Humanos, como ocurrió recientemente  en Argentina, cuando la confesión de la actriz Thelma Fardín de haber sido violada a los 16 años por un actor que le doblaba la edad, ha sido cuestionada  por ella haber sido  seguidora de la ex Presidenta y ahora Diputada de ese país, Cristina Fernández de Kirchner, quien públicamente apoyó el aborto.

En América Latina, en países que han liderado importantes reformas jurídicas para brindarle a las mujeres  leyes y políticas que promueven medidas contra la discriminación por razón de sexo, se esta dando virulentos ataques a las organizaciones, principalmente estatales, que impulsan estas reformas y dirigen esfuerzos hacia la eliminación de la violencia por género y Costa Rica no es la excepción.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, CIDH,  ha externado su  preocupación por la grave situación de inseguridad y peligro en las que realizan su trabajo las defensoras y defensores en el hemisferio. “Los asesinatos, desapariciones forzadas, agresiones, amenazas, identificación de éstos como enemigos o blancos legítimos, las campañas de desprestigio, las acciones legales orientadas a intimidarlos, la violación de domicilio y las actividades ilegales de inteligencia dirigidas contra defensoras y defensores son mecanismos utilizados para impedir o dificultar su labor, y constituyen una realidad cotidiana en el quehacer de estos actores”.

En Costa Rica, durante la pasada campaña electoral, el candidato a Presidente por el Partido Restauración Nacional, Fabricio Alvarado, representante de la iglesia evangélica, propuso  transformar el Instituto Nacional de la Mujer, INAMU, para dar paso al Instituto de la Familia y la Equidad de Género. El ex candidato a Presidente en 2010 por el Partido Accesibilidad sin Exclusión, Oscar López, manifestó su deseo de eliminar esta institución gubernamental,  además de comentar cuando fue diputado, que el nombre de esta entidad debería llamarse Instituto Nacional de las Lesbianas. Similar discurso ha sido el del fundador del Partido Restauración Nacional, Carlos Avendaño, que al igual a los anteriores, son representantes de partidos de ideología conservadurismo social y​ posición de derecha.

La satanización del INAMU por líderes políticos cristianos en medios de comunicación y redes sociales, unido al desconocimiento del trabajo que realiza esta entidad pública, ha incidido en que los mensajes en su Facebook genere posiciones antagónicas, por medio de continuos ataques provenientes en su mayoría de hombres que se manifiestan con violencia verbal, misoginia y machismo, algunos escondidos bajo la figura de “troll”, otros detrás de la religión.

El desarrollo de este ciberactivismo en contra de la labor del INAMU utiliza datos tergiversados o sesgados para confundir a los seguidores del Facebook, intervienen con posiciones agresivas hacia las mujeres y buscan aliados antagónicos relacionados a la igualdad de género, incitando comentarios de odio e intolerancia hacia todo lo que sea o parezca feminismo.

El INAMU desde su Facebook

En noviembre de este año, los ataques al INAMU fueron extremadamente agresivos cuando esta institución convocó a una marcha nacional el 24 de noviembre, Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Durante este mes el INAMU realizó 51 posteos, con 1.559 comentarios, de estos 819 fueron realizados por mujeres y 331 por hombres. En su totalidad, más de la mitad de los comentarios relacionados a la Marcha fueron negativos y de éstos, la mayoría fueron realizados por hombres.

Se destaca en los comentarios negativos dos temas, el primero, la percepción del INAMU como promotora y gestora de abortos y el segundo –vinculada al primero- el desconocimiento de la labor realizada por esta institución. Es claro que la mayoría de los hombres que irrumpen este Facebook con comentarios agresivos y erráticos, no lo ven al INAMU como el ente rector en materia de derechos humanos de las mujeres y promotor de la modificación de los patrones culturales y los estereotipos sociales para la búsqueda de la igualdad sustantiva.

Los que participan con comentarios despectivos –repito, la mayoría hombres- están lejos de entender que las oficinas de la mujer son un logro de los países y del mundo, porque dirigen esfuerzos en procurar la igualdad de género, que es fundamental para impulsar el crecimiento económico y promover el desarrollo social. El INAMU no es el responsable de proteger directamente a las mujeres de la agresión, sino de impulsar políticas y promover acciones que ayuden a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas como un derecho humano básico que es crucial para acelerar el desarrollo sostenible, tal y como lo insta el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.

La percepción de la mayoría de los que hicieron comentarios en el Facebook del INAMU es que no se debe invertir tiempo y dinero  en temas de igualdad de género y que si se trabaja en contra de la violencia debe ser en general. Lo anterior significa que es nula o poca la información que la ciudadanía en general (incluyendo algunos políticos) tienen acerca de la condición de vulnerabilidad de las mujeres en relación con los hombres.

Datos de ONU Mujer, como los siguientes, avalan la creación de oficinas de la mujer: 

  1. Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas.
  2. Algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres han experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida. Los hechos demuestran que las mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia.
  3. Unos 15 millones de muchachas adolescentes (de entre 15 y 19 años) de todo el mundo han sido obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas (coito u otras prácticas sexuales forzadas) en algún momento de sus vidas.
  4. Las pruebas indican que determinadas características de las mujeres como, por ejemplo, la orientación sexual, la discapacidad o la etnicidad y algunos factores contextuales como las crisis humanitarias, incluidas las situaciones de conflicto y posteriores al conflicto, pueden aumentar la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia.
  5. En Costa Rica en el 2016 el Sistema Nacional de Emergencias 9-1-1 recibió 1.175.412 llamadas por violencia intrafamiliar y de pareja; 34,8 de cada 10 mil mujeres reportan casos de violencia intrafamiliar ante el Ministerio de Salud. Entre el 2012 y el 2016 han muerto 120 mujeres por feminicidio, es decir, por su condición de ser mujer y las desventajas que esto representa. Las cifras anuales se mueven entre los 18 y 27 casos.

El desconocimiento de la situación de discrimen y agresión hacia las mujeres deslegitimiza la labor del INAMU y las de sus líderes, no importan a qué partido político representen. Así hemos visto como Mauren Clarke, Alejandra Mora y ahora Patricia Mora, han sido atacadas, perseguidas y ofendidas por dirigir esta institución.

El riesgo de la desinformación y opinión pública negativa

La desinformación y el desconocimiento sobre la situación de las mujeres en el país y en el mundo, genera opinión pública negativa hacia las organizaciones que, como el INAMU, impulsan la igualdad de género y la erradicación de toda forma de discrimen hacia este grupo que conforman un poco más del 50% de la población en Costa Rica.

Esta opinión pública negativa es fuente de mala imagen y reputación, lo cual afecta a la organización en todos sus ámbitos y puede provocar una transformación inadecuada de su misión y llegar hasta a la eliminación, tal y como lo han propuesto algunos políticos.

Profusos comentarios con información sesgada, errónea y alto contenido de odio e intolerancia hacia el INAMU y las personas que apoyan su labor, muestran que todavía hay un largo camino por recorrer, en cuanto al fortalecimiento de las capacidades estatales para la puesta en marcha efectiva de políticas públicas y acciones orientadas a erradicar la violencia de género.

La capacidad de las redes sociales para compartir y hacer sentir emociones en contra de acciones que pretenden erradicar el discrimen de género  pone el riesgo el Estados de Derecho en la construcción de sociedades igualitarias, al obstaculizar una cultura respeto de los derechos humanos que tienen todas las mujeres como ciudadanas de igual categoría que los hombres.

La cantidad de seguidores el Facebook del INAMU (Tabla 1) en comparación con otros entes gubernamentales, demuestra su capacidad de formar opinión pública en positivo o en negativo, especialmente si tomamos en consideración el estudio de James Fowler, que evidencia que el uso de las redes sociales transforma los estilos de vida y es una herramienta excepcional de influencia capaz de  crear un efecto de contagio, en donde se tiende a copiar el comportamiento de aquellos con los que estamos conectados.

Tabla 1

INAMU                                                           247.107

Ministerio de Transporte y Obras Públicas        217.364

Defensoría de los Habitantes                           187.785

Ministerio de Seguridad Pública                        158.314

Ministerio de Salud                                          127.166

Ministerio de Hacienda                                    59.800

Ministerio de Justicia y Paz                              45.935

Ministerio de Ciencia y Tecnología                   29.928

Ministerio de Ambiente y Energía                     26.889

Ministerio de Agricultura y Ganadería               22.609

Ministerio Comercio Exterior                            19.496

Por lo anterior,  será importante que el INAMU dirija esfuerzos contundentes hacia la educación sobre discrimen y violencia de género, y que en paralelo trabaje en una fuerte campaña institucional y persuasiva, que le permita construir una buena reputación. Para ello será indispensable que el Gobierno reconozca y refuerce pública e inequívocamente su papel fundamental en el logro de la igualdad de género y la eliminación de toda forma de violencia hacia la mujer.

Hacer que las redes sociales, especialmente su Facebook, se convierta en una herramienta de educación, que propicie el cambio de percepción de sus seguidores hacia las acciones que buscan respetar los derechos humanos de las mujeres es un reto a enfrentar por la sostenibilidad del INAMU como principal ente que busca que las mujeres reciban los mismos beneficios, el mismo trato, las mismas sentencias y oportunidades que los hombres.