La diversidad de género no sólo aporta nuevas y diferentes perspectivas y amplitud de conocimientos, sino que esta conjunción ofrece una mucho más amplia gama de ideas.
En innovación, salir del cajón de los estereotipos de género, no es sólo una cuestión de equidad. Considerando este escenario, la participación de las mujeres en innovación, desarrollo, diseño y toma de decisiones de los proyectos, permite potenciar la creatividad, el valor agregado y la productividad de las empresas. Podemos afirmar que es indispensable y fundamental el rol de la diversidad en la eficiencia de los equipos
La diversidad de género no sólo aporta nuevas y diferentes perspectivas y amplitud de conocimientos, sino que esta conjunción ofrece una mucho más amplia gama de ideas. Al igual que en los equipos ágiles de innovación, dónde es necesario contar con profesionales de diferentes áreas de la empresa que entreguen conocimientos desde muchas perspectivas, así la diversidad de género aumenta aún más las posibilidades de enfrentar de manera más eficiente un problema.
Es fundamental y altamente favorable dar espacio para los diferentes aportes, brindar oportunidades para la diversidad en la innovación y preocuparse por generar instancias de participación. Por esto, el contexto internacional está cada vez más marcado por esta orientación. Los organismos internacionales buscan avanzar en políticas públicas sobre igualdad de género, así como se dan experiencias desde el mundo académico y empresarial, esto con el objetivo de promover la participación de la mujer en ciencia, tecnología e innovación.
Las discriminaciones, en repetidas ocasiones ocultas, tan a menudo inadvertidas, crean un ambiente tal, que numerosas mujeres desfallecen y renuncian. Esas desigualdades se revelan en comportamientos sesgados que ignoran, apartan o anulan de diferentes formas, a determinados grupos de individuos, discriminación que se hace en función de características inmutables, que no dependen de su voluntad, de su esfuerzo o méritos, sino de su sexo, raza o edad.
Las “microdesigualdades”, crean un ambiente laboral y educacional que perjudica el rendimiento y la participación de estas personas, porque hace falta tiempo y energía para confrontar este tipo de comportamientos y hacerles frente.
En Costa Rica tenemos profesionales mujeres, valiosas, en puestos fundamentales para el desarrollo del país, lo cual debería ser todo un orgullo nacional. Es el caso de Christiana Figueres (Medio Ambiente), Laura Chinchilla (Ex – presidenta de la Republica de Costa Rica), Henriette Raventós Vorst (Medicina), Elizabeth Odio Benito (Justicia), Camelia Ilie – Cardoza (Educación) Sandra Cauffman (Ciencia), Ileana Rojas (Tecnología), Ineke Geesink (Tecnología), entre muchas otras, que por razones de espacio no nombro, pero que sabemos que gracias a todas ellas y a su aporte y liderazgo en que se empeñan día con día, dan esperanza de que sí hay medios para que Costa Rica salga adelante en estos retos.
No se puede negar que existen barreras de inserción, de selección y de valoración y en cada una de ellas se descubre una angustiosa realidad: el ingreso de mujeres a la fuerza laboral mostró un importante dinamismo en los años noventa, pero hoy parece estancado, generando una brecha de inserción de 30 puntos con relación a los hombres. La barrera de selección confirma cómo la desigualdad se incrementa para las mujeres jóvenes, y se abren más oportunidades para los hombres, aún cuando las mujeres muchas veces tienen ventaja en su preparación académica. Finalmente, debemos también mencionar que la barrera de valoración expone la injusta diferencia salarial entre hombres y mujeres, aún con elementos demostrables de desempeño en favor de las femeninas.
El empoderamiento tiene en su naturaleza la fuerza interna, desde lo individual, pero también desde lo colectivo. Las mujeres deben saberse y sentirse poderosas, autónomas y capaces, porque lo son. De manera contradictoria, a lo largo de la historia, se ha construido una imagen de mujer “menos fuerte”, “menos capaz”, más dependiente, y esto, dolorosamente, permeó a toda la sociedad y especialmente a las propias mujeres. Por tanto, al habilitar espacios, debemos asegurar y confirmar que existen mujeres empoderadas que luchan por ocuparlos, y que tienen la fuerza y la determinación necesaria para hacerlo.
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Brayan Bolaños B
Master Project Management