Los casos de violencia sexual contra mujeres en El Salvador se dispararon a causa de la pandemia mundial del nuevo coronavirus que, desde 2020, golpea también al país centroamericano, de acuerdo con estimaciones de la no gubernamental Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).
Apoyada en datos oficiales, Ormusa considera que casi tres mil incidentes tuvieron lugar el año pasado a nivel nacional.
“En El Salvador, cada año, las instituciones públicas -como la Fiscalía General de la República (FGR)- registran miles de denuncias por delitos a la libertad sexual”, dijo la directora ejecutiva de Ormusa, Jeannette Urquilla.
“Para el período de enero a diciembre de 2020, esta institución reportó 2,858 casos, con un promedio de ocho delitos diarios”, precisó Urquilla, citada, el 24 de febrero, por el medio de comunicación local el salvador.com.
La activista expresó, además, “preocupación sobre la alta incidencia de casos de violencia sexual contra la mujer, un problema que en 2020 se vio acrecentado por el confinamiento provocado por la pandemia”.
Al mencionar algunas de las manifestaciones que presenta ese tipo de agresión, Urquilla indicó que, “en estos hechos se incluye el uso de amenazas, presión o intimidación”.
Ello, “independientemente de la relación de la víctima con el agresor”, además de que es posible que los incidentes ocurran “en cualquier ámbito de la vida, incluidos el hogar, el centro de estudios, el lugar de trabajo, entre otros”, precisó.
De acuerdo con la información contenida en el Observatorio de Violencia contra las Mujeres, los delitos sexuales que se registraron a lo largo de 2020 incluyen “violación, violación en menor incapaz, otras agresiones sexuales, agresión sexual en menor e incapaz, estupro”.
La defensora de los derechos de las mujeres destacó, asimismo, el hecho de que la agresión de género es el resultado de la cultura de machismo históricamente imperante en el país.
“Las causas o factores determinantes para que ocurra la violencia sexual pueden resumirse en la cultura de violación arraigada en la sociedad salvadoreña”, dijo.
Ese componente conductual, a su vez, “tiene a la base la misoginia, es decir, el menosprecio, desprecio y hasta odio por la imagen y la vida de las mujeres en cualquier momento de la vida -ya sea en niñas, adolescentes, jóvenes, o mujeres adultas”, continuó explicando.
En tal sentido, la activista planteó, a manera de reflexión, que “la violencia sexual (es) una pandemia con rostros ocultos y muchas deudas del Estado”.
Al citar la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Urquilla dijo que “la violencia sexual es todo acto sexual o el intento de cometerlo”, y agregó que “incluye los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones destinadas a la trata de personas”.
Para eliminar ese tipo de comportamiento implica contra, entre otros elementos clave, con políticas educativas que lo contrarresten, según la visión de la experta quien dirige la organización cuyo lema es: “Forjando un futuro digno y de igualdad para las mujeres”.
“Erradicar la cultura de la violación, requiere de diferentes estrategias, y demanda, particularmente, del compromiso del Estado salvadoreño para generar políticas, planes, y programas que, mediante los sistemas de educación, salud, y justicia, informen, eduquen, detecten, atiendan, investiguen, persigan, y sancionen los delitos contra la libertad sexual”, aseguró.