A pesar de que el femicidio es castigado con prisión, además de constituir -según la más reciente reforma al Código Procesal Penal- un delito imprescriptible, este acto delictivo sigue en aumento

Los femicidios en El Salvador, para los primeros cuatro años, se ubicaron en 22, casi la tercera parte de la cifra global para el año pasado, de acuerdo con los más recientes datos del no gubernamental Observatorio de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).

El número corresponda al período transcurrido del 1 de enero al 22 de mayo de 2023, indicó la agrupación, en el informe que dio a conocer el 29 de mayo.

Dos de los crímenes fueron catalogados, por la oenegé, como “suicidios femicidas”, definición -originada en El Salvador- que se refiere al contexto de violencia de género en el cual el agresor induce a la víctima a autoeliminarse.

Al desagregar las cifras, por mes, los meses con los más altos registros son febrero (siete), abril (seis), enero (cinco), mientras mayo, para veintidós días, presenta un femicidio, según la misma fuente.

Los rangos etarios con la mayor incidencia son, respectivamente, los de 31-35 años (cuatro), así como 26-30 y 36-40 años (tres en cada caso), indicó.

El lugar donde ocurrió el más elevado número de asesinatos es el “interior de su casa” (11), seguido por la “calle” (dos), mientras que escenarios tales como “bar” y “motel” presentan uno en cada caso.

Los departamentos (provincias) con los mayores registros son el occidental y costero Ahuachapán -fronterizo con Guatemala- (cinco), el central San Salvador -donde ubica la capital nacional, de igual nombre- y el oriental y costero La Unión -fronterizo, en el Golfo de Fonseca, con Honduras y Nicaragua- (cuatro cada uno).

En cuanto al suicidio femicida, la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (Leiv) -vigente desde 2010, en al país centroamericano- lo tipifica como delito, y lo castiga con prisión.

El artículo 48 -de los 61 en que consiste esa legislación- se refiere, puntualmente, al “Suicidio Feminicida por Inducción o Ayuda”, y determina que, “quien indujere a una mujer al suicidio o le prestare ayuda para cometerlo (…) será sancionado con prisión de cinco a siete años”. Ello, en el marco de, por lo menos, alguno de tres contextos.

En el primer caso, “que le preceda cualquiera de los tipos o modalidades de violencia contemplados en la presente ley o en cualquier otra ley”.

En el segundo, “que el denunciado se haya aprovechado de cualquier situación de riesgo o condición física o psíquica en que se encontrare la víctima, por haberse ejercido contra ésta, cualquiera de los tipos o modalidades de violencia contemplados en la presente o en cualquier otra ley”.

Como tercera circunstancia, “que el inductor se haya aprovechado de la superioridad generada por las relaciones preexistentes o existentes entre él y la víctima”.

El primer caso judicializado data de 2018, cuando Héctor García, subinspector de la Policía Nacional Civil (PNC) fue requerido por la comisión de esa manifestación de violencia machista.

La Fiscalía General de la República (FGR) informó, en un comunicado que emitió el 27 de febrero de ese año, que ordenó “la captura del subinspector de la Policía Nacional Civil (PNC), Héctor Danilo Leonor García, acusado del delito de suicidio feminicida por inducción o ayuda, establecido en el artículo 48” de la Ley.

“Las investigaciones coordinadas por la Fiscalía, establecen el cometimiento del delito por parte de Leonor García, y se estaría llevando por primera vez ante la justicia a un agresor que violentó la integridad física y psicológica, de una mujer, que optó por el suicidio, ante los constantes maltratos de su esposo”, precisó.

“La Fiscalía cuenta con declaraciones de testigos y abundante prueba, como contenido de videos, conversaciones e imágenes donde denigra como mujer a la ahora occisa; donde se establece la violencia sistemática de la que era objeto, incluso el esposo la indujo al alcoholismo, ciclo de violencia que no pudo superar”, indicó.

En términos generales, el femicidio es castigado con prisión, además de constituir -según la más reciente reforma al Código Procesal Penal- un delito imprescriptible.

La modificación, aprobada el 21 de febrero, por 76 de los 84 integrantes de la Asamblea Legislativa -el unicameral parlamento del territorialmente más pequeño país centroamericano-, dejó sin efecto el límite de 15 años que regía para la judicialización de la más brutal forma de machismo agresor.

La reforma -que fue respaldada por representantes de los ocho partidos con presencia legislativa- conservó las penas de prisión, ubicadas en el rango de 20 a 35 años, además de que mantuvo la definición del femicidio como crimen cometido contra una mujer, sobre la base de motivaciones tales como el odio o el menosprecio a su condición de tal.

El femicidio estaba tipificado como delito, y, mediante el cambio de ahora, se incorporó a los crímenes sin caducidad para procesar a quienes los cometen.

Según la línea de tiempo legislativa, los crímenes -algunos, de lesa humanidad- en esa categoría son, desde 2008, los de guerra, además de desaparición, genocidio, secuestro, terrorismo, tortura, y, desde 2021, los delitos de corrupción, a las que, ahora, se suma el femicidio.

Citada por medios de comunicación, el día en que la reforma fue aprobada, Silvia Juárez, dirigente de Ormusa, cuestionó la eficacia del sistema judicial de El Salvador en materia de castigo a los femicidios, y se declaró escéptica en cuanto a la efectividad de la reforma, en el marco de violencia de género que caracteriza al país.

En tal sentido, denunció que “los delitos de feminicidio, y su impunidad, persisten, en El Salvador, no sólo porque las condenas por muertes violentas de mujeres se concretan en 39 por ciento de los crímenes reportados sino porque el sistema es incapaz de prevenir las muertes”.

“Cuántos hechos han tenido como alertas tempranas, amenazas, lesiones, desacuerdos en la autoridad parental?”, preguntó, a manera de ejemplo.

Se trata de incidentes de agresión machista “que no fueron atendidos de manera diligente”, razón por la cual, “sencillamente, se convirtieron en feminicidios”, planteó, a continuación.

Foto: lil artsy