La combinación color-luz y su adecuado uso es esencial para potenciar nuestros espacios, de manera que cada uno esté diseñado a nuestras necesidades y nos transmita las sensaciones que necesitamos en el día a día, llámese alegría, relajación, vitalidad, paz o cualquier otro sentimiento positivo y vital en nuestras vidas.

¿Alguna vez ha entrado a un espacio y nota que tiene un algo especial, pero no sabe qué es? Es probable que esté en presencia de la armonía entre el color y la luz.

El color, por su parte, se ha utilizado a lo largo del tiempo para transmitir diversas sensaciones, modificar las formas, definir volúmenes y dividir o unir habitaciones. A nivel físico, un espacio y sus componentes internos, como la relación figura-fondo y la percepción del ambiente, pueden distorsionarse dependiendo del tratamiento de color que se esté empleando. A nivel psicológico, el color afecta directamente nuestro estado de ánimo y refleja a su vez nuestra personalidad y gustos. Es importante saber que cada color vibra de acuerdo al espacio y uso que se le vaya a dar, por ejemplo, decorar un espacio susceptible a grandes tensiones o estrés con tonos azules puede crear un ambiente de calma y propicio para la concentración. Por el contrario, el uso excesivo del azul en una zona de descanso, como el dormitorio, puede prestarse para sentimientos nostálgicos e incluso depresivos.

Alianz Studio 1Ambientación y cocina por Alianz Studio
Alianz Studio 2 Ambientación con iluminación por Alianz Studio

Combinación de color-luz

La luz está directamente relacionada al color, ya que tiene la capacidad de mostrar los diferentes espectros en que lo percibimos, de manera que habrá espacios que aunque tengan un mismo color, el tipo de luz puede trasmitirnos diversas tonalidades y sensaciones. La luz blanca es ideal para generar espacios brillantes, amplios e iluminados, aptos para lugares llenos de movimiento y actividad, como los comercios, oficinas y centros educativos. La luz amarilla, tanto artificial como la que transmite una vela o el mismo Sol, por el contrario, induce a espacios cálidos y confortables, e incluso románticos, como los spas, centros de prácticas meditativas, restaurantes, hogares y algunos hoteles. Lo ideal es crear un balance entre las tres grandes variantes de cada espacio, que son el espacio interno, las proporciones y el equilibrio de sólidos y vacíos. El espacio interno abarca el techo, las paredes y el suelo, los cuales relacionamos inconscientemente con el paisaje natural, es por ello que se acostumbra a usar la iluminación de techo con pintura blanca, y las paredes y suelos con colores oscuros o claros. El equilibrio de sólidos y vacíos implica un balance entre la cantidad de luz natural que entra a un espacio y los colores que se encuentran en su interior, por lo que si hay un confort lumínico mayor al deseado se recomienda contrastarlo con colores oscuros, o si la cantidad de luz que entra a un espacio es menor a la esperada, se puede ampliar el espacio con el uso de tonos más claros.

La combinación color-luz y su adecuado uso es esencial para potenciar nuestros espacios, de manera que cada uno esté diseñado a nuestras necesidades y nos transmita las sensaciones que necesitamos en el día a día, llámese alegría, relajación, vitalidad, paz o cualquier otro sentimiento positivo y vital en nuestras vidas. 

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