Algunos alzan la voz en contra de catalogar a Elizabeth II como feminista, ya que optó por reformar el mecanismo patriarcal de sucesión para mantener la monarquía, y no por creer en la igualdad de género
Monarquía no es asunto de feminismo, y si bien durante su reinado de siete décadas (1952-2022), dio cierto enfoque de género a la conceptualmente machista línea de sucesión monárquica, la recientemente fallecida Elizabeth II no califica como feminista.
Esto último, dado que el reivindicativo movimiento sociopolítico es contrario al autoritarismo y a la violencia -que son algunas de las características de los regímenes monárquicos-, agregó la académica argentina Mariel Lucero, al exponer, en un artículo de opinión, esta línea de análisis.
“No todas las mujeres son feministas”, planteó Lucero, en el texto difundido, el 29 de setiembre, por el medio de comunicación argentino Diagonales.com.
“En este sentido, la monarquía representa una forma de gobierno que considera que la representación sólo puede realizarse a través del linaje familiar -elitista, construido sobre privilegios y violencia- y que considera a la figura masculina primogénita como la legítima heredera al trono”, agregó.
Elizabeth Alexandra Mary se ciñó la corona del Reino Unido, como Elizabeth II, por la única razón de que su padre, el rey George VI, fallecido en 1952, tuvo solamente dos hijas -Elizabeth (1926-2022) y Margaret (1930-2002)-.
De ese modo, la primogénita de George VI (diciembre de 1936-febrero de 1952), se convirtió en apenas la tercera mujer llegada al trono real del Reino Unido.
En más de 300 años de existencia, el reino ha tenido 13 monarcas, incluidas Anne, cuyo gobierno fue notoriamente breve (1707-1714); Victoria I, con el segundo más extenso (1837-1901); Elizabeth II (1952-2022), la jefa del más duradero.
Ante ese panorama de notoria desigualdad de género, la tercera optó por reformar el histórico y patriarcal mecanismo de sucesión.
De acuerdo con la costumbre, los hermanos han prevalecido sobre las hermanas -aun si una de ellas fuese la primogénita- en la línea sucesoria.
Según la reforma isabelina -denominada Ley de Sucesión a la Corona de 2013 (Succession to the Crown Act 2013), y vigente desde 2015-, esa disposición quedó eliminada, de modo que, mientras persista la monarquía, el acceso a la corona se cumplirá por estricto orden de llegada -sin perjuicio de género-.
Al respecto, Lucero destacó que Elizabeth II “modificó la ley sucesoria (…) permitiendo que el trono pueda ser ocupado por una primogénita mujer”.
No obstante, es necesario tener en cuenta “las características colonialistas propias de un país imperialista, por lo cual resulta imposible considerar que la reina haya ejercido su gobierno con una mirada feminista”, advirtió la articulista, quien es directora del Centro de Estudios en Relaciones Internacionales y Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo (Uncuyo) -que toma su nombre de la andina región centroccidental de Argentina, donde se ubica-.
“Los feminismos implican el compromiso con la ruptura de estructuras jerárquicas y de opresión hacia las mujeres y cuerpos feminizados, la inclusión de la interseccionalidad que contiene en su base el antirracismo, la abolición de privilegios -principal pero no exclusivamente masculinos-, la lucha contra las violencias, entre otros aspectos”, explicó.
Por ello, planteó que, ante la tentación de redimir a Elizabeth II, “como una feminista (…) resulta fundamental separar la ‘paja del trigo’”.