La primera votación femenina se materializó en la elección parlamentaria de 1955, y veinticuatro años después -en 1979- México tuvo a primera gobernadora Griselda Álvarez, en el occidental y costero estado de Colima

El contexto sociopolítico mexicano se ha caracterizado por la fuerte incidencia del machismo excluyente, no obstante el cual, las mujeres han sido participantes clave en momentos definitorios de la historia nacional, incluidas la guerra independentista, la revolución, y la presente participación electoral.

Mujeres de carácter participaron, en los campos de batalla y como agentes de la causa anticolonialista (1810-1821) encubiertas en ámbitos sociales, algunas de las cuales fueron detenidas y ejecutadas.

La lucha revolucionaria (1910-1920) tuvo, en las Adelitas, un contingente de versátiles combatientes quienes lo mismo empuñaron armas que, en calidad de improvisadas médicas y enfermeras, ayudaron a curar heridos, y como eficientes cocineras mantuvieron alimentados a sus compañeros de batalla.

La denominación se originó en Adela Velarde Pérez, una enfermera integrante de la humanitaria Asociación Mexicana de la Cruz Blanca, y quien, incorporada a la lucha revolucionaria en la División del Norte -la mítica fuerza liderada por Doroteo Arango, el popular y emblemático Pancho Villa (1878-1923)-.

Considerada como la primera Adelita, inspiró el corrido que lleva su nombre -y se ha constituido en himno revolucionario-, cuyo autor combatiente asegura que “si Adelita se fuera con otro/le seguiría la huella sin cesar/si por mar, en un buque de guerra/si por tierra, en un tren militar”.

No obstante los históricos aportes en la construcción de la nación, y habiéndose generado, con admirable esfuerzo, un espacio en el quehacer político del país, las mexicanas -severamente afectadas por la constante violencia de género-, no han llegado a lo que se considera como el objetivo máximo de cualquier carrera política nacional: la presidencia del país.

Esa situación se presenta como muy próxima a cambiar, en un histórico proceso de votación presidencial en cuyo contexto las dos candidaturas que se presentan como favoritas corresponden a mujeres.

Las mexicanas lograron, en 1953, el derecho al voto, cuando el presidente (1952-1958) Adolfo Ruiz Cortines promulgó, el 17 de octubre de ese año, las reformas constitucionales aprobadas por el bicameral Poder Legislativo.

La primera votación femenina se materializó en la elección parlamentaria de 1955, y apenas veinticuatro años después -en 1979- México tuvo a primera gobernadora (1979-1985): la docente y escritora Griselda Álvarez, en el occidental y costero estado de Colima.

Derribada esa barrera política de género, se despejó el camino para el gradual -aunque aún insuficiente- empoderamiento de empoderamiento que presenta, ahora, a nueve de los 33 estados con gobierno de titularidad femenina.

Además de Colima -nuevamente-, se trata de Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Guerrero, Tlaxcala, Quintana Roo.

Mujeres en la ruta hacia la presidencia

En materia de aspiraciones presidenciales, ocho son las mexicanas quienes, hasta ahora, se han candidateado para gobernar al latinoamericano país norteamericano.

Seis fueron derrotadas, tendencia que los dos fuertes aspirantes actuales procuran revertir.

La emblemática defensora de los derechos humanos Rosario Ibarra (1927-2022), rompió el monopolio machista en ese campo.

En un acontecimiento hasta entonces sin precedente en la historia nacional, la líder del izquierdista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), lanzó, en 1982 su candidatura, acción que repitió 1988.

Su ejemplo fue seguido seis años después, cuando, en otro hecho político único: dos mujeres se postularon, en 1994, para el cargo.

Se trató de la dirigente del izquierdista Partido del Trabajo (PT), Cecilia Soto (nacida en 1950) y de Marcela Lombardo (1926-2018), del también izquierdista Partido Popular Socialista (PPS).

Soto y Lombardo participaron en proceso electoral de dramáticas características, en cuyo desarrollo fue asesinado el candidato por el entonces gobernante y centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio (1950-1994) -quien fue reemplazado por Ernesto Zedillo, presidente durante el período 1994-2000-.

Por su parte, Patricia Mercado (nacida en 1957), se presentó, en 2006, apoyada por el centrista Partido alternativa Socialdemócrata y Campesina (Pasc).

Mercado se caracterizó por ofrecer un inclusivo plan de gobierno enfocado en temas de sensibilidad social -igualdad de género, legalización del matrimonio de igual sexo, despenalización del aborto, entre otros puntos-.

La quinta aspirante a la presidencia, Josefina Vásquez (nacida en 1991), quien se convirtió, al mismo tiempo, en 2012, en la primera candidata por un partido de derecha -el entonces gobernante y tradicional Partido Acción Nacional (PAN).

A continuación, la ex primera dama (2006-2012) Margarita Zavala se propuso, en 2018, aspirar al cargo que su esposo, Felipe Calderón, había desempeñado, y lo hizo como candidata independiente.

Sin embargo, Zavala renunció a la postulación, apenas 45 días antes de las elecciones de 2018.

Actual campaña electoral

La presente campaña electoral -iniciada el 1 de marzo- repite la dualidad femenina registrada hace tres décadas, ya que dos de los tres aspirantes al empleo más codiciado en México son mujeres.

Sin embargo, el proceso, este año, presenta algunos cambios, como resultado de las reformas introducidas, en 2014, a la legislación electoral mexicana -ambas modificaciones a hacerse efectivas “hasta la elección de 2024”-.

Según las reformas, a partir de este año, la jornada electoral -que venía cumpliéndose el primer domingo de julio- se lleva a cabo el primer domingo de junio, y la juramentación presidencial para cada sexenio -que tradicionalmente se realizaba el 1 de diciembre-, se hace efectiva el 1 de octubre.

Esto implica que el período gubernamental del presente mandatario (2018-2024), el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador -popularmente conocido como AMLO, sus iniciales- presenta dos meses menos que los mandatos de sus antecesores.

Otra diferencia que caracteriza al actual proceso de elección, radica en que, ahora, las femeninas son las opciones favoritas para la jornada de votación, programada para el 2 de junio.

Los algo más de cien millones de votantes registrados -casi 52 millones de mujeres y unos 48 millones de hombres- tienen ante sí tres ofertas presidenciales: la oficialista Claudia Sheinbaum, y los opositores Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez.

Sheinbaum -una ex jefa de Gobierno (2018-2023) de la Ciudad de México (Cdmx) -la capital nacional-, es postulada por la alianza que integran el gobernante y centroizquierdista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el también centroizquierdista Partido Verde Ecologista de México (Pvem), y el izquierdista Partido del Trabajo (PT).

Cofundadora de Morena, presenta, en las más recientes encuestas de intención de voto, apoyo en el rango promedio de 70 por ciento, ubicándose como la favorita para suceder a su correligionario AMLO.

Por su parte, Gálvez, actualmente senadora, se presenta impulsada por la coalición fuerza y Corazón por México, que constituyeron el ex gobernante y derechista Partido Acción Nacional (PAN), el ex gobernante -durante siete décadas (1930-2000)- y centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI), y el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

El promedio de apoyo a Gálvez, en los sondeos previos a la votación, se ubica en el nivel de 15 por ciento.

Entretanto, Álvarez, actual diputado, es el candidato que presenta el centroizquierdista Movimiento Ciudadano (MC).

El legislador se aprestaba a ser jefe de campaña de presidencial de Samuel García, pero, luego de una crisis interna de esa agrupación, la conducción del movimiento político, optó por Gálvez.

De acuerdo con los números de las encuestas electorales, el emecista participa sin opción de triunfo, ya que su rango promedio de apoyo es inferior a cinco por ciento.

Respecto a lo que se presenta como el empoderamiento político de las mexicanas, y el inminente cambo radical en la presidencia mexicana -una posición de altísima concentración de poder- Sheinbaum ha planteado que la coyuntura nacional es propicia para que una mujer gobierne a la nación.

Ello -que parece encaminado a por ocurrir- pasaría de ser un anhelo, a transformarse en realidad.

En ese sentido, en el mensaje que dio, el 15 de junio de 2023, frente al capitalino Monumento a la Revolución, para anunciar su renuncia a la jefatura del gobierno de la ciudad, y su decisión de buscar la candidatura presidencial por Morena, Sheinbaum se declaró en condiciones de “realizar el sueño de que una mujer dirija al país”.

Foto: Israel Torres