Están llegando cada vez más mujeres, más embarazadas, más con niños pequeños, la mayoría de origen subsahariano, que huyen por la situación de pobreza y de la violencia física a la que son sometidas en su país

La corriente migratoria que llega a España, en particular al archipiélago de Canarias, principalmente desde países africanos, presenta un aumento en la proporción de mujeres -incluidas numerosas embarazadas- quienes huyen de situaciones de violencia de género.

A diferencia de las falsas afirmaciones de quienes propagan discurso de odio, no se trata de personas quienes buscan naturalizarse españolas sino de víctimas de contextos conflictivos, por ejemplo, guerras internas.

Citadas, el 2 de marzo, por la Cadena de la Sociedad Española de Radiodifusión (Cadena SER), especialistas en la materia, quienes se desempeñan en el español archipiélago de Canarias, ubicado frente a la atlántica costa noroccidental de África, indicaron que, por lo general, los migrantes africanos cumplen un riesgoso trayecto, para llegar a destino.

Esto incluye extensos desplazamientos por tierra, hasta llegar a la costa, para cruzar, por mar, en precarias embarcaciones, hacia las islas.

“Canarias acoge actualmente, a través de su red de centros específicos para mujeres y menores acompañados, a cerca de 200 mujeres migrantes que también se han adentrado en la (marítima) ruta atlántica, en patera o cayuco, y que han llegado a las islas a la búsqueda de una nueva ‘oportunidad para reiniciar su vida’”, informó SER.

Al respecto, Elizabeth Santana, directora general de Migración del gobierno local, señaló que “este número va en aumento, y los recursos son los que son”

La funcionaria citó, asimismo, datos oficiales, para precisar que “están llegando cada vez más mujeres, y más mujeres embarazadas en avanzado estado de gestación, y, también, con niños pequeños”, reveló.

“Las atendemos sanitariamente, y las trasladamos a unos centros adecuados”, aseguró, a continuación.

Santana dijo, además, que las autoridades locales han modificado el procedimiento de registro de la población migrante.

“Hace unos meses, se separaba, a la madre, del niño, hasta que se hacía la comprobación del vínculo familiar”, explicó, además de aclarar, de inmediato, que, “sin embargo, hoy por hoy, eso no se hace, y se mantienen juntos”.

De acuerdo con lo informado por la funcionaria, “la mayoría son de origen subsahariano (países al sur del Desierto del Sahara), con una media de edad de entre 20 y 50 años”.

Dramática situación

Las razones por las cuales las mujeres y las niñas se ven obligadas a huir de sus lugares de origen son, en términos generales, comunes a todos los casos, expresó, además.

“Son víctimas de violencia de género, y huyen no sólo de la pobreza sino también de la violencia física y psicológica a la que son sometidas en su país”, dijo.

Por su parte, la abogada Vania Oliveros, especialista en temas de extranjería, destacó la dramática situación de la población migrante femenina cuya expulsión es causada por contextos nacionales dramáticamente adversos.

En ese sentido, “hay que tener claro que el perfil de la mujer migrante lleva una doble victimización”, comenzó a explicar.

Ello obedece a que “muchas de las mujeres (…) procedentes de África, se ven obligadas a abandonar su país, por cuestiones de género”, puntualizó.

“Estamos hablando de violencia de género, niñas que pueden ser víctimas de violación genital, y, después, hablamos también de casos de explotación sexual”, señaló, en calidad de ejemplo.

Por lo tanto, “es muy importante que, cuando llegan a nuestras costas, tienen que tener asesoramiento jurídico, porque son perfiles vulnerables, y son solicitantes de protección internacional”, explico.

“Las abogadas y abogados de oficio estamos detectando esta circunstancia, que es muy grave”, informó.

La jurista se refirió, asimismo, al extenso y riesgoso trayecto que los migrantes africanos cubren, para llegar al archipiélago constituido por ocho islas.

En cuanto a las migrantes en situación de gestación, subrayó que, “venir en patera o cayuco (embarcaciones pequeñas), poniendo en riesgo su vida, embarazadas, es un riesgo muy alto”.

Al relatar que “el periplo de estas mujeres es muy duro”, Oliveros dijo que “son meses hasta llegar (por tierra) a una costa africana y coger un cayuco”, además de puntualizar que se trata de “meses en los que pasan un periplo de violencia sexual, física”.

Resultado de ese cuadro de situación, “las que no pierden la vida en el camino, las que llegan a nuestro territorio, son atendidas sanitariamente, y pasan a centros de acogida humanitariamente”.

“A partir de ahí, si son perfiles vulnerables, si pueden acogerse a la protección internacional porque son solicitantes de asilo, huyen de estos países y pueden acogerse a los supuestos que recoge la Convención de Ginebra, y así empezar un nuevo proyecto de vida”, indicó.

La abogada hizo, así, referencia a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, adoptada el 28 de julio de 1951, en el marco de la Conferencia de Plenipotenciarios sobre le Estatuto de los Refugiados y de los Apátridas, llevada a cabo en la sudoccidental ciudad suiza de Ginebra, según convocatoria emitida, siete meses antes, por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En el tercero de sus 46 artículos distribuidos en siete capítulos, la convención determina que “los Estados Contratantes aplicarán las disposiciones de esta Convención a los refugiados, sin discriminación”

Oliveros también refutó señalamientos misóginos, recurrentemente formulados por sectores xenofóbicos y racistas, que señalan falsas intenciones como causantes de la movilización de mujeres hacia territorio de España.

“Existen algunos discursos, fomentados por discursos de odio que aseguran que, al venir embarazadas, lo que persiguen es conseguir la nacionalidad española o la residencia”, indicó, para subrayar que tal argumentación “es todo lo más alejado de la realidad”.

La abogada destacó que “el problema es que huyen de países en donde hay conflictos”, además de que “hay muchos casos de mujeres que llegan embarazadas por ser explotadas, en su país, sexualmente, y consiguen una luz, en su vida, al poder huir y conseguir protección en otros países”.

Componente femenino joven

Respecto al componente femenino joven en la corriente migratoria general la defensora española de derechos humanos Concha López destacó, recientemente, la necesidad de priorizar sus derechos, particularmente, por la vía de la implementación de políticas de género.

Los derechos de las niñas y las jóvenes migrantes, tienen que constituir una prioridad para los estados de paso y destino, lo que implica contar con políticas que las protejan de los riesgos a los que están expuestas a causa de su situación de vulnerabilidad, planteó López, en declaraciones que formuló en el marco del Día Internacional del Migrante, que se conmemora, anualmente, el 18 de diciembre.

Esas personas son, junto con sus respectivas familias, una población en desplazamiento particularmente riesgoso, por lo cual, urge garantizar su bienestar, aseguró la activista, cuya labor se enfoca principalmente en las garantías fundamentales de las menores de edad.

Citada en el comunicado que, referido a esa fecha mundial, la oenegé Plan International emitió el 17 de diciembre, la experta planteó, en calidad de exhortación, que “los derechos de las niñas y jóvenes migrantes, refugiadas, y desplazadas, deben ser una prioridad”.

“Con demasiada frecuencia, no se las tiene en cuenta, a pesar de los riesgos desproporcionados a los que se enfrentan, como la violencia sexual y de género”, denunció López, quien se desempeña como directora general de Plan International.

“Es por esto que, desde Plan International, consideramos que las políticas migratorias deben tener un enfoque de género orientado, entre otras cosas, a la protección y el bienestar de las niñas migrantes”, aseguró.

En el comunicado de nueve párrafos, Plan Internacional señaló que “se recuerda que los Derechos Humanos son inalienables, independientemente del estatus migratorio de una persona”.

La oenegé informó, además, que, “hoy en día, 281 millones de personas en todo el mundo viven fuera del país en el que nacieron. Además, una de cada 95 personas es refugiada, desplazada interna o solicitante de asilo”.

En ese sentido, hizo puntual y detallada referencia a Centroamérica específicamente, al Triángulo Norte: El Salvadora, Guatemala, Honduras-, lo mismo que a México.

El Triángulo -una de las regiones más violentas, a nivel mundial- es, en la región centroamericana, el mayor expulsor de migrantes.

Centenares de miles de nacionales de esos tres países -incluidas mujeres, niñas, niños, adolescentes-, cubren, en precarias condiciones, los cuatro mil kilómetros que, en promedio, separan, a esas naciones, de la frontera sur de Estados Unidos -el límite de 3,150 kilómetros que ese país comparte con México-.

La mayor parte del recorrido -caracterizado por riesgos tales como corrupción burocrática, actividad de crimen organizado principalmente, reclutamiento para narcotráfico o secuestro para trata laboral o sexual, y, en el caso de las mujeres, las niñas, y las adolescentes, el riesgo de violación- se desarrolla en territorio mexicano.

Sobre esa situación, en un estudio que dio a conocer el 14 de febrero de 2023, Plan International informó que la agresión de género es una de las razones para emigrar mencionadas por mujeres adolescentes del Triángulo.

La oenegé reveló, al respecto, que “una de cada tres mujeres adolescentes encuestadas en los cuatro países piensa que el género es un factor determinante a la hora de migrar debido a la violencia”.