Tres refugios de ubicación secreta operan en Honduras, administrados por la no gubernamental Asociación Calidad de Vida, salvan la vida a mujeres víctimas de agresión de género.

Al explicar que las instalaciones alojan -en algunos casos, indefinidamente- a víctimas de violencia intrafamiliar, violencia general, trata de personas, entre otros delitos, la directora de la asociación, Ana Cruz, dijo, a la agencia informativa española Efe, que los refugios proporcionan lo que describió como atención integral a las albergadas y sus hijos.

La idea consiste en proteger a mujeres quien se ven obligadas a desplazarse de sus lugares de residencia, a causa de las diferentes manifestaciones de agresión de género, señaló Cruz, en alusión al hecho de que la violencia en general, y las diferentes agresión machista constituyen la realidad de la población femenina en el país centroamericano.

En este sentido, el primer refugio fue abierto en 1996, para mujeres afectadas por agresión intrafamiliar y sexual, el segundo se inauguró en 2015, para desplazadas por la violencia general que golpea endémicamente a Honduras, y el tercero opera desde 2018, para mujeres rescatadas de trata de personas, de acuerdo con lo indicado por la experta.

Cruz explicó, asimismo, que, en el primer caso, las mujeres y sus hijos “pueden estar hasta tres meses en el refugio, tiempo en el cual reciben atención psicológica y se les prepara para un nuevo comienzo”.

En lo que tiene que ver con las víctimas de trata y de violencia general, “no tienen un tope de estancia, ya que dependen de procesos legales para su reubicación”, precisó.

Honduras integra, junto con El Salvador y Guatemala, el Triángulo Norte Centroamericano, una de las regiones más violentas a nivel mundial, principalmente por el accionar de organizaciones de crimen organizado, incluidas las pandillas conocidas como “maras”.

Respecto a la estadía de víctimas en esas instalaciones, Cruz aseguró que, “a las mujeres, no les gusta estar en una casa refugio”, y puntualizó que “cualquiera puede decir que (el refugio) es como un hotel para ellas, pero a ninguna mujer le gusta estar encerrada”.

Al referirse a la protección proporcionada a las mujeres atendidas, la directora de la asociación explicó que el secreto que rige en cuanto a la ubicación de los refugios es estricto, y puntualizó que forma parte de la política de seguridad de la asociación.

Cruz dijo, a Efe, que, en ese contexto, las mujeres son trasladadas a las instalaciones, por la noche, en vehículos con vidrios polarizados, para que no tengan noción de la localización de las casas, en la cuales, desde 1996, se ha atendido a aproximadamente 5,800 mujeres.

La cifra de personas refugiadas desde entonces se amplía a algo más de 17 mil, si se cuenta a los hijos de las víctimas, estimó.

De acuerdo con lo informado en su sitio en Internet, respecto a las diferentes actividades que lleva a cabo, la asociación indica -sin explicarlas- que las áreas de trabajo en las que desarrolla su labor son las de “Prevención de las violencias contra las mujeres”, “Organización de redes de mujeres”, “Protección de la vida de las mujeres a través de servicios integrales”, e “Incidencia para el logro de políticas públicas en favor de las mujeres”.

En cuanto a los servicios que ofrece, la asociación los divide en “Psicológicas”, “Legales”, “Pedagógicos”, y “Sociales”.

En el primer caso, “brindamos asistencia y acompañamiento psicológico a las usuarias, sus hijas e hijos”, además de que, en materia legal, “brindamos asesorías y acompañamientos legales a las usuarias, sus hijas e hijos”.

En el tema pedagógico, “ofrecemos acompañamiento educativo a los niños y a las niñas”, mientras que, en el cuarto punto, “brindamos acompañamiento social y búsqueda de redes de apoyo”.

En declaraciones difundidas el 24 de agosto, igualmente por Efe, la directora del no gubernamental Grupo Sociedad Civil, Jessica Sánchez, indicó que la violación y los golpes contra mujeres y niñas, en Honduras -que figuran entre las principales acciones contra los derechos humanos en el país centroamericano- son actos con los que culminan trayectorias de agresión de género.

Ello, en un contexto nacional en el cual los asesinato contra mujeres ocurren a razón de aproximadamente uno cada 23 horas, precisó Sánchez.

“Muchas mujeres son violadas, acosadas sexualmente, y eso no fue solo un momento, viene de un largo camino de violencia”, denunció la activista hondureña de derechos humanos.

“Por ejemplo, niñas que salen embarazadas a los 12 años, no quiere decir que las abusaron a esa edad sino que vienen aguantando abusos desde que tienen cinco o seis años”, y, “cuando una mujer es golpeada, significa que ya ha sufrido gritos, empujones, y una situación de discriminación”, explicó.

En declaraciones reproducidas un día después, por la agencia, la directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Migdonia Ayestas, dijo que la violencia general contra las mujeres -un rasgo históricamente característico de la cultura machista imperante en Honduras-, se ha agudizado a causa de la afectación, en el país, por la pandemia mundial del nuevo coronavirus.

“La violencia doméstica ha sido por años, uno de los problemas que más ha afectado a las mujeres del país, pero el tiempo de confinamiento causado por la pandemia, ha agudizado la crisis”, aseguró Ayestas.

Ello se debe, principalmente, al aislamiento social -cuarentena-, indicó la experta.

Se trata de una de las medidas que los respectivos gobiernos de la mayoría de países afectados por la crisis sanitaria vienen implementando, como esfuerzo para reducir la propagación del virus.

Sin embargo, sumada a la masiva pérdida de empleos como parte de la afectación económica de la emergencia, la medida significa que las mujeres y niñas quienes son víctimas de violencia de género -o están en riesgo de serlo-, se ven obligadas a convivir 24/7 con sus agresores.

En cuanto a las más brutal manifestación de violencia machista, el Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres, del no gubernamental Centro de Derechos de Mujeres (CDM) indicó que, al 27 de agosto, los femicidios perpetrados en Honduras sumaban 211.

Los meses de mayor incidencia han sido, en lo que va de este año, julio (36), agosto (35), y febrero (30), según la misma fuente.

Al respecto, Cruz indicó que la violencia de género constituye uno de los principales problemas que enfrenta Honduras.

La lucha contra ese flagelo social es un particular reto, en un país donde rige el patriarcado, y donde “la vida de la mujer no vale nada”.

En tal contexto, urge que el Congreso Nacional (parlamento unicameral) apruebe la Ley de Casas Refugio, que fue presentada en 2018, dijo la directora de la asociación, para agregar que también se requiere que, en le marco de esa iniciativa, el gobierno asigne, anualmente, alrededor de cuatro millones de lempiras (unos 160 mil dólares) a la operación anual de cada refugio.